2 de mayo, Día Mundial del Asma 2017
El asma es una de las enfermedades crónicas más frecuentes a nivel mundial. Afecta a más de 300 millones de personas de todas las edades y es un importante problema de salud pública. Repercute notablemente en el rendimiento escolar y laboral de las personas que lo sufren. El riesgo de padecerlo es mayor en la infancia y en la senectud. A nivel mundial ocupa el décimo lugar en términos de duración y grado de discapacidad.
En España afecta al 10% de la población infantil y a más de 5% de la población adulta. La mayor parte de los casos tiene un origen alérgico y alrededor del 50% están sin diagnosticar correctamente. El asma consume el 2% de los recursos sanitarios públicos y más del 60% de los pacientes asmáticos no tienen un buen control de su enfermedad. Estudios recientes indican que los costes directos e indirectos del asma no controlada son más de diez veces superiores a los del asma bajo control. Alrededor del 5% de los pacientes presentan un asma refractario a los tratamientos disponibles.
Desde hace 20 años cada primer martes del mes de mayo se celebra el Día Mundial del Asma. La GINA (Global Iniciative for Asthma) lo propuso como iniciativa para concienciar a la población de la carga que supone dicha enfermedad a las personas que la padecen y de la posibilidades de tenerla bajo control, llevando una vida saludable y sin limitaciones.
Posiblemente el asma sea la enfermedad crónica que en la edad infantil provoca más pérdida importante de calidad de vida. Un control inadecuado mermar el desarrollo de las actividades básicas de la vida diaria en edades tempranas.
Uno de los objetivos que se plantean los especialistas es “reducir las hospitalizaciones al 50% en cinco años”. Para ello se pretende:
- Desarrollar una buena cooperación de los pacientes con los médicos.
- Identificar y reducir la exposición a los factores de riesgo.
- Valorar, tratar y monitorizar el asma.
- Saber manejarse ante una crisis asmática.
Un buen control de la enfermedad supone:
- No tener síntomas de asma con tos por las mañanas o al hacer ejercicio físico.
- Poder dormir bien sin despertarse.
- No necesitar medicación de alivio o rescate.
- No tener ningún ataque de asma.
- Poder hacer todas las actividades deportivas y de tiempo libre que se deseen.
Para conseguir un buen control de la enfermedad el paciente debe establecer una complicidad con autorresponsabilidad con su médico. Ello implicará:
- Tener un tratamiento personalizado por escrito del asma.
- Tomar la medicación prescrita por el médico
- Conocer y evitar los factores que pueden desencadenar crisis de asma
- Aprender a reconocer los síntomas de una crisis asmática
- Conocer lo que se debe hacer ante una crisis asmática.
Los contaminantes ambientales no sólo agravan la enfermedad sino que también sensibilizan al aparato respiratorio haciéndolo más susceptible a padecerla. El ozono, el humo del tabaco, el humo de combustión de los vehículos diésel, los alérgenos biológicos (pólenes, ácaros) y sustancias irritantes provocan crisis asmáticas y aumentan la incidencia de la enfermedad.
Para la SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), es fundamental que los pacientes asmáticos conozcan bien su enfermedad y sigan al máximo la adherencia al tratamiento. Para ello han tenido la iniciativa de crear las Aulas Respira, donde se les enseña a convivir con el asma, evitar la aparición de crisis, la aplicación adecuada de los tratamientos y su fidelización.
BIBLIOGRAFIA
www.theglobalasthmareport The Global Asthma Report 2014.
https://www.cdc.gov/asthma/pdfs/asthma_outdoor_air_pollution_es.pdf