No nos prepararan para ser padres. Nadie nos cuenta cómo va ser esa experiencia. No debemos dar nada por hecho, mejor preguntemos, sintamos las emociones y compartámoslas. Seamos más generosos. Hagamos piña y no tomemos grandes decisiones en ese momento de cambio. Escuchemos más y juzguemos menos… Son algunos de los muchos mensajes que van apareciendo a lo largo del intenso taller ‘Educar desde la tranquilidad’, que la Dra. Lucía Galán ha impartido en Algeciras y Cádiz, organizado por el Colegio de Médicos, con el patrocinio de Ordesa y Nestlé.
Muy conocida por su blog ‘Lucía mi pediatra’, la Dra. Galán comparte y al mismo tiempo hace que nos veamos reflejados en las distintas etapas que se suceden durante la maternidad y la paternidad, desde el “túnel oscuro” del posparto a la fase de enamoramiento del bebé como reconocibles fases primerizas pero también en el cambio de hábitos sociales que conlleva dentro de esa montaña rusa de emociones que nos arrasa como un tsunami.
La pregunta surge de inmediato: educar desde la tranquilidad… ¿es eso posible hoy? Lucía Galán nos invita en todo momento a pensar qué estamos metiendo en la mochila emocional de nuestros hijos, qué les dejamos, qué mantenemos en el recuerdo ya como adultos de esa educación y cuánta importancia otorgamos a esos recuerdos con el tiempo y que nos deben mover a actuar cada día con nuestros hijos. “Ese legado depende única y exclusivamente de nosotros”, apunta Lucía Galán.
Antes de las emociones, conozcamos la biología, nos sugiere. Tenemos que conocer el modo en que funciona el cerebro de los niños y cómo se va desarrollando con el paso de los años. “Porque sean más pequeños, sus necesidades no son más pequeñas”, nos recuerda Lucía galán, autora de una bibliografía de éxito que componen ‘Lo mejor de nuestra vidas’, ‘Eres una madre maravillosa’ y ‘El viaje de tu vida’, recién publicada.
‘Educar desde la tranquilidad’ da mucho más de sí, tres horas de crescendo emocional que culmina en el borde o en la misma lágrima a través de la experiencia dura y real de una niña, su contacto con la enfermedad y la decisión –o la confirmación- de ser, de mayor, pediatra, la lúcida y precoz convicción de Lucía Galán.