Cada vez que empieza un año, tengo la misma sensación que se tiene cuando se abre una puerta en un lugar desconocido. No sabes lo que te vas a encontrar y te anima la experiencia de poder localizar un bien preciado, algo que habías perdido, una persona añorada o un tesoro de los que tanto nos ilusionaba en nuestra época infantil con los cuentos que nos llegaban. Todavía me quedan remanentes de ilusión y de elementos ilusionantes.
Es cada vez más crudo y difícil poder ilusionarte con tu día a día, pero no nos queda más remedio hasta el día que nos jubilemos o “alguien” se encargue de quitarnos de en medio a nuestro pesar. La única forma de no ser presa del pesimismo y del burn-out es este: tener esa experiencia de acceder a algo positivo y novedoso.
Todos sabemos que el futuro está cuando menos gris, pero si al mismo le añadimos más tonalidad oscura, escaso favor nos hacemos y se lo hacemos a los demás.
¿Y qué ves de positivo a este panorama?… ya sé que es algo que a más de uno os asaltará a la mente a modo de cuestión reactiva, pero o continuamos con elementos positivos en el día a día o nos vamos todos para el… desánimo total…
Dr. Manuel M. Ortega Marlasca.
Vocal de Atención Primaria.
Excmo. Colegio Oficial de Médicos de Cádiz