José Arturo Visedo Manzanares
A comienzos de 1900 España estaba sumida en el subdesarrollo y la bancarrota.
En Septiembre de 1923 Primo de Rivera, Marqués de Estella, dió un golpe de Estado mediante el que se suspendía la Constitución y se promovía un Directorio que, inicialmente, estuvo respaldado por amplios sectores de la población. Si fue una decisión poco acertada, la vuelta a la situación Constitucional anterior al golpe tampoco lo fue. En enero de 1930 (fin de la Dictadura de Primo de Rivera) la simpatía por la República se comenzaba a sentir desde cualquier nivel social.
Los partidos, ilegalizados durante el Directorio, no se sentían contentos y, en agosto de 1930, se reunieron en S. Sebastian los representantes de algunos de ellos (Alcalá Zamora, Maura, Azaña, Largo Caballero e Indalecio Prieto) llegando a acuerdos que no quedaron escritos. A la reunión se la llamó Pacto de S. Sebastian y sus integrantes se autodeclararon Gobierno Revolucionario.
El 12 de abril de 1931 hubo elecciones municipales a las que se dio carácter de Plebiscito. En las grandes ciudades ganaron los partidos Republicanos pero en los distritos rurales lo hicieron los monárquicos (cinco mil concejales republicanos contra veintidos mil monárquicos). El Gobierno quedó paralizado sin saber qué decisión tomar, mientras que la calle se agitaba por una ola de júbilo descontrolado. El Gobierno Revolucionario proclamó la República sin esperar los dos años que faltaban hasta las Generales pidiendo la salida del Rey.
El monarca salió pero sin abdicar dejando el poder en manos del Presidente del Gobierno, Almirante Aznar, quien propuso una transmisión ordenada de poderes que fue rechazada por el Gobierno Revolucionario, el cual se presentó en el Ministerio de Gobernación (actual Ministerio de Interior) y se nombraron, entre ellos, Presidente del Gobierno Provisional de la República (Alcalá Zamora) y Ministros: Maura de Gobernación, Largo Caballero de Trabajo, Prieto de Hacienda y Azaña fue nombrado Mtro. del Ejército.
Al producirse el cambio de régimen, el Vaticano dio instrucciones para que se aceptasen los nuevos poderes. La actitud de los eclesiásticos fue, en general, prudente y los obispos publicaron pastorales acatando la República.
No se había cumplido un mes de la pacífica y festiva proclamación de la Segunda República cuando los días 10 y 11 de mayo fueron saqueados y quemados, en Madrid, alrededor de 100 edificios religiosos.
Los agitadores, que eran pocos, estuvieron rodeados por una grán masa de espectadores que asistía y aplaudía. Los bomberos no acudieron. Ardieron obras de arte pictórica de artistas como Zurbarán, Van Dyck y Claudio Coello, de imaginería, libros, bibliotecas, laboratorios y edificios monumentales. El 11 de mayo, por la noche, el Gobierno tuvo que declarar el Estado de Guerra en la 1ª Región Militar.
Los motines se extendieron por Málaga (fueron incendiadas 22 Iglesias desapareciendo obras del imaginero Pedro de Mena, de Fernando Ortiz y del escultor José de Mora), Cádiz, Córdoba, Murcia, Valencia y Alicante; en Sevilla y Granada también hubo que declarar el Estado de Guerra.
Se convocaron Elecciones a Cortes Constituyentes con el fin de elaborar una nueva constitución y el 28 de junio se celebraron las votaciones. Los vencedores fueron los socialistas (115 diputados); los Radicales de Lerroux quedaron detrás (90); el centro fué insignificante (50) y la derecha del abogado salmantino Gil Robles también (15). Se abstuvieron hasta un 35% de censados.
Las Cortes Constituyentes se inauguraron el 14 de julio.
El 13 de octubre se discutía en el Parlamento el artículo 26 de la nueva Constitución que trataba sobre la secularización de los cementerios, la expulsión de los jesuítas, la prohibición del crucifijo en las escuelas y la prohibición de ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas. Fue defendido por Azaña y condujo, tras su aprobación, a que dimitieran del Gobierno Alcalá Zamora y Maura y se retiraran del Parlamento 32 diputados defensores del clero.
El 15 de octubre Azaña fue designado Presidente del Gobierno Provisional en sustitución de A. Zamora y el 21 de octubre proclamó el Estado de excepción en virtud de la Ley de Defensa de la República que concedía al gobierno “plenos poderes” para suspender libertades, sin intervención judicial y actuar contra los que cometieran “actos de agresión contra la República”. Al ser una ley que contradecía los derechos fundamentales manifestaron su oposición Unamuno y O. y Gaset.
Como Ministro de la Guerra, cargo con el que continuó, inició la reforma del Ejército y también consiguió que los militares se revolviesen de modo automático.
El 20 de noviembre, las Cortes Constituyentes, condenaron a Alfonso XIII y a otros militares y políticos.
El 9 de diciembre de 1931 se aprobó la Costitución que, como estamos viendo,
nacía creando diferencias entre partidos católicos y anticlericales.
Al día siguiente se nombró a A. Zamora Primer Presidente de la II República española y al siguiente acató la Constitución de cuya redacción se había separado por la cuestión del art. 26.
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Las Obras y sus pintores:
Manifestación por la II República: A.Estruch, pintor de Hª catalana y temas religiosos.
Alcalá Zamora: Carlos Ruano LLopis, cartelista taurino y retratista.
Manuel Azaña: J. Mª López Mezquita, discípulo de Cecilio Pla; luminista y retratista.
Nota: Resultaría abrumador citar a todos los autores cuyas ideas he utilizado aquí . Mi reconocimiento a todos ellos. Mención especial a Luis Romero cuyo libro “Cara y Cruz de la II República” me ha servido de guión.