Miguel Fernández-Melero Enríquez. Asesor Jurídico del COMCADIZ
Los médicos de Familia, que ejercen en Centros de Salud, han de tener mucho cuidado con distintas cuestiones. Uno de los temas que está dando problemas es el que se deriva de las nuevas tecnologías.
Hoy día se pueden hacer auténticas virguerías con los ordenadores, y hay quien se aprovecha de ello y de la buena fe que tienen sus médicos. Evidentemente la mayor parte de los usuarios son personas excelentes, pero entre ellos, de vez en cuando, se cuela alguno que, subrepticiamente, trata de obtener beneficio que de otro modo no conseguiría.
Ya ha habido más de un colegiado que ha sido sorprendido. Por eso, si alguien solicita de su médico que le recete un determinado fármaco alegando que le ha sido prescrito por un especialista, el colegiado debería ponerlo en cuestión no creyéndole sin más.
Hay que tener muy presente que en la Inspección de Farmacia saltan las alarmas cuando un determinado facultativo receta algo fuera de lo normal de su especialidad.
Por eso no es suficiente que el paciente le presente un determinado informe que aparentemente reúne todas las condiciones para ser considerado auténtico. Como decía más arriba, hay verdaderos especialistas en la falsificación, y con las modernas impresoras en color se consiguen maravillas.
Si lo que se le solicita es un fármaco que el colegiado no conoce (porque no es de los que prescribe habitualmente), haría bien en investigar de qué se trata, para qué patologías es el fármaco adecuado y cual es la posología terapéutica. En el caso de que haya la más mínima duda, no estaría de más telefonear al especialista en cuestión y corroborar que efectivamente el informe ha sido expedido por quien parece que lo firma.
Cuidado sobre todo con los fármacos que son anabolizantes, que suelen usarse por clientes habituales de gimnasios, pues hemos tenido casos de médicos que se han encontrado respondiendo ante un juez de instrucción por supuestos delitos contra la salud pública y de falsedad en documento, al haber prescrito medicamentos que supuestamente habían sido indicados por un especialista.
Constituye un problema que el médico de Atención Primaria no cuente con un archivo donde pueda incluir documentos en papel, o un sistema que le permita escanear y archivar en la historia clínica de su paciente el documento en cuestión. No es bastante con que lo copie en su ordenador al pie de la letra pues, cuando llegue el momento, no podrá acreditar que ese fue el documento que le exhibió el usuario.
Y ahí es donde puede empezarle un problema que tardará años (y bastantes noches de insomnio) en encontrar solución.
La semana que viene, más.