Dr. Gaspar García. Voluntario y traumatólogo.
Nuevamente este año el Prof. Dr. Julio Rodríguez de la Rúa Fernández y el que suscribe estas líneas hemos hecho una estancia de dos semanas en el “Hôpital Universitaire Le Bon Samaritain” en N’Djamena, la capital de la República del Chad en África.
Para mi ha sido la tercera vez y para el Prof. De la Rúa, la quinta. Ambos hemos realizado labor asistencial (consulta, pases de sala, intervenciones quirúrgicas, urgencias) y docente, ya que el hospital tiene su pequeña facultad de medicina y escuela de enfermería. Este año, por cierto, sale en noviembre la segunda promoción de médicos.
La experiencia para ambos siempre es maravillosa. Particularmente, me siento querido por el personal de allí y valoran enormemente la labor que hacemos.
Siempre vamos en el mes de mayo y he de decir que el calor en esa época del año es infernal de día y de noche. Es lo que peor llevo.
El hospital al que vamos está hecho por un religioso jesuita, el padre Gerardi, de 81 años de edad y en plena forma. Él es quien dirige todo con la colaboración del Prof. Pierre Farah, catedrático de Cirugía de la Facultad de Medicina de Beirut (Líbano), jubilado y con casi 80 años. Seguramente, me quedaría corto o no expresara bien con palabras la labor que han hecho y siguen haciendo. Es algo realmente increíble.
El hospital está situado en el barrio más pobre de la capital, se llama Walia, y les puedo asegurar que he podido comprobar, de primera mano, a qué huele la miseria.
A la hora de comer, la puerta del hospital se llena de pobres para ver si cae algo , normalmente “sobras de sobras”. A pesar de todo, no se les ve infelices.
¡Qué suerte he tenido de nacer donde he nacido!
A continuación, les expondré qué hacemos un día cualquiera, que no sea domingo (que se descansa, salvo urgencias).
Nos levantamos sobre las seis de la mañana, poco después de salir el sol.
Tras el aseo de rigor, vamos a desayunar, cojo una botella fresca de agua tratada y a trabajar. Primero pasamos visita a los enfermos hospitalizados y luego nos repartimos el trabajo entre el Prof. De la Rúa y yo. Normalmente él se ocupa más de la consulta y yo más del quirófano. Todo el trabajo hay que tenerlo listo antes de las tres de la tarde, ya que la luz es de grupos electrógenos y funciona de 9 a 15h y de 18 a 22h. Si bien es verdad que si hay urgencias quirúrgicas lo encienden el tiempo justo para operar, aparte del tiempo reglamentario.
Luego vamos a comer al comedor. Hay que decir que comemos muy bien , sin lujos claro está (los mangos y los pomelos son exquisitos). Tras el almuerzo, nos acostamos un poco para la siesta, aunque no se puede dormir del calor que hace.
Por la tarde, echamos un vistazo a los pacientes operados del día y charlamos un rato hasta la hora de la cena , sobre las 20. Yo aprovecho para intentar comunicar con mi familia por wifi. A veces hay suerte y otras no. Y tras charlar con los compañeros de cena y ver algo las noticias por la tele, nos vamos a la cama a intentar dormir y mañana será otro día.
Este año con ocasión de que el embajador de España para Camerún, El Chad y República Centroafricana, Marcelino Cabanas, visitó N’Djamena, hemos tenido el honor de ser invitados a cenar con él, personal de la embajada y otros españoles que están trabajando allí. He de decir que la experiencia fue realmente enriquecedora para los dos.
Por último, quiero expresar mi gratitud a todas las personas que hacen posible que pueda hacer este viaje de colaboración sanitaria. Y animo a todos los facultativos, jóvenes o mayores, a tener una experiencia tan maravillosa, por lo menos una vez, como las que he tenido yo.