15 de Junio, Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez
Antonio Ares Camerino
- “El número de víctimas mortales que el coronavirus ha dejado, en las aproximadamente 5.457 Residencia de Ancianos españolas (públicas, concertadas o privadas) con Covid-19 o situaciones similares, se sitúa en 19.393, según datos proporcionadas por las Comunidades Autónomas y que obran en poder del Gobierno”.
- “La mayoría de las defunciones se han producido en Madrid, Cataluña, Castilla-León y Castilla-La Mancha”.
- “Los fallecidos en Residencias de Mayores equivaldrían a un 71% del total certificado oficialmente por el Ministerio de Sanidad”.
- “La Fiscalía General del Estado mantiene 191 diligencias civiles y otras 191 diligencias penales en relación con la gestión de la crisis del coronavirus en las Residencias de Mayores”.
- “Existen documentos oficiales que no permitían ingresar en hospitales a personas mayores de residencias por Covid-19”
Estas son sólo un pequeño ejemplo de las atenciones y de la calidad asistencial que prestamos a nuestros mayores.
La población mundial de las personas mayores de 60 años será de alrededor de 1.200 millones en el año 2025. En 2050 pasará a ser del 20% de la población del planeta. Según datos de Naciones Unidas se estima que entre el 4% y el 6% de las personas mayores de todo el mundo han sufrido alguna forma de abuso y maltrato.
En el año 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la Resolución EA/RES/66/127, declaró el 15 de junio como “Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez”. El mismo toma como referencia el Plan Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento de 2002.
El maltrato de las personas mayores es un problema socio sanitario mundial que afecta a la salud y los derechos humanos de millones de personas mayores de todo el mundo. La pandemia de la Covid-19 ha venido a confirmar que las personas mayores son las más vulnerables y que los sistemas socio sanitarios diseñados para dar cobertura a sus necesidades han fracasado en el diseño, en la gestión y en la financiación.
Según los expertos el maltrato a los mayores es una realidad silenciosa y subestimada. Sólo se notifican algunas decenas de casos, cuando son ya tan flagrantes que saltan a los medios de comunicación. La Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) hace hincapié en que el silencio de las víctimas puede estar motivado por sentimientos contradictorios, ya que en la mayoría de las ocasiones el maltrato se produce en un entorno de cercanía y confianza. El miedo a las represalias, el aislamiento social, el deterioro cognitivo y la discapacidad que le impide, en muchas ocasiones, realizar actividades básicas de la vida diaria, son los causantes de este mutismo.
Las formas de maltrato van desde lo económico a lo físico, pasando por lo psicológico y emocional. La negligencia y el abandono forman parte del maltrato por omisión. Los maltratadores suelen ser personas cercanas, familiares o cuidadores, a veces por falta de corazón o de fuerzas, descargan su ira y frustración sobre los más vulnerables y silenciosos.
Ahora más que nunca no podemos olvidar que nuestros mayores supusieron la tabla de salvación de esa crisis económica con la que se estrenó el siglo XXI. En esta crisis de la Covid- 19 no hemos tenido el valor de salvarlos. El maltrato ha sido del propio Sistema, hacia los más sabios y sabias vulnerables. Las formas de maltrato tienen muchas aristas, y todas son iguales de cruentas.
Esta Sociedad, que adora la novedad, la tecnología y la juventud, ha dado la espalda a las personas mayores. La belleza exterior y el postureo han ganado la partida a la sabiduría reposada y a las arrugas dignas. Los músculos de exhibición y los tatuajes sin sentido comen terreno a la flacidez y la ternura de los sentimientos madurados durante décadas.
Todo lo explosivo es efímero. Lo único que dura es aquello que con el paso del tiempo resiste las inclemencias de los avatares cotidianos y perecederos.