Un apoyo vital e imprescindible, una gran ayuda, un gran alivio y una descarga de preocupaciones. Así definen Francisco Javier Beltrán Ávila y José María Lara Medina lo que supone para ellos el apoyo que vienen recibiendo desde la Fundación para la Protección Social de la OMC (FPSOMC). Gracias a la solidaridad de los colegiados médicos socios protectores, el sostén de la Fundación les ha acompañado en su trayectoria formativa, en las que ambos han obtenido resultados de excelencia. Sus expedientes académicos, los mejores respectivamente a nivel nacional, les han valido ser ganadores del Premio Jesús Galán 2019.
- ¿En qué medida habéis sentido este apoyo en vuestros estudios?
Javier Beltrán: Para mí, este apoyo ha sido una gran ayuda. Desde que el Colegio Médico de Cádiz se puso en contacto conmigo para informarme sobre las ayudas de la FPSOMC, mi familia y yo sentimos un gran alivio y la descarga de parte de la preocupación que suponía poder continuar con mis estudios pese a la ausencia del apoyo de mi padre. Así que no puedo dejar de sentirme más que agradecido.
José María Lara: Yo calificaría el apoyo financiero y social de la Fundación como vital e imprescindible, no solo en la carrera universitaria sino también en bachillerato. Gracias a sus aportaciones pude elegir la opción educativa que consideraba más adecuada. Echando la vista atrás, diría que sin esa ayuda habría sido difícil poder estudiar en un colegio concertado.
- ¿Cómo vivisteis los años de carrera?, ¿qué pensasteis al poder decir: “Ya soy lo que aspiraba a ser”?
JB: Los años universitarios han sido una época que siempre recordaré con mucho cariño. Han sido años muy enriquecedores, no solo a nivel académico, también en lo personal. Terminar la carrera produjo en mí muchas emociones, que a día de hoy sigo manteniendo. Aún cuesta asimilar que aquellos años universitarios ya acabaron. Pero por otro lado ahora tengo en mi mano luchar por aquello que me parece justo. Día a día trato de convertirme en el profesional que me gustaría que me atendiese si alguna vez alguien cercano a mí, o incluso yo mismo, enfermara; e intento aportar en la lucha por un sistema sanitario público por y para todos/as.
JML: Los años en la universidad fueron complicados en algunos momentos, aunque tuve la suerte de poder estudiar en casa, por lo que estuve arropado por mi familia durante toda la carrera. Creo que hice un gran esfuerzo académico durante la época universitaria para obtener buenas calificaciones. Siempre he sido muy exigente conmigo mismo y la carrera no fue una excepción. Cuando acabas la carrera y echas la vista atrás te das cuenta de que el esfuerzo ha merecido la pena. Yo creo que no hay mayor satisfacción del trabajo bien hecho.
- ¿Consideráis vuestro recorrido académico como una historia de superación?
JB: En absoluto. Creo que las historias de superación nos hacen flaco favor, romantizando el sufrimiento. Personalmente, he tenido momentos muy duros a partir del fallecimiento de mi padre, en los que he barajado la opción incluso de abandonar mi carrera. El apoyo y motivación que he recibido de mi familia, amigos/as, compañeros/as y profesores/as ha sido determinante, así como el resto de mis circunstancias y las ayudas que mi familia ha recibido.
JML: Bueno, creo que me he encontrado con ciertas adversidades a lo largo de mi trayectoria académica, como muchas personas. No obstante, siempre he intentado priorizar los estudios sobre cualquier otro aspecto de mi vida personal, social o familiar para conseguir unos buenos resultados académicos. Creo que es fundamental aislar cualquier problema que puedas tener para evitar que influya negativamente en tu rendimiento. Estoy muy orgulloso de lo que he conseguido hasta ahora aunque sé que aún me queda bastante camino por recorrer y creo que mi vida estudiantil es un ejemplo de que con esfuerzo propio y con la ayuda de los que te rodean, los objetivos se cumplen.
- Sois hijos de médicos. ¿Qué enseñanzas retenéis de ellos y en qué medida os han llevado a convertiros en el profesional que sois y en vuestra forma de entender vuestra profesión?
JB: Sin lugar a dudas, toda la parte humana que él depositaba en el ejercicio de su profesión. Él era el especialista de especialistas, el Médico de Familia, el médico de sus pacientes. Cuánto amor le profesaban sus pacientes, en vida y tras su muerte, me han motivado a tratar de entender a quien atiendo. Ojalá algún día llegue a hacerlo la mitad de bien de lo que lo hacía él.
JML: Mi madre me ha transmitido muchos valores vinculados a la profesión de médico; como la dedicación, la pasión en el trabajo, la empatía con los demás, la valentía, la generosidad, la constancia. Esos y otros valores me permiten ser la persona que soy actualmente, luchar por mis objetivos y tratar de superarme cada día.
- ¿Cómo animaríais a los colegiados que no son socios protectores de la Fundación para que se convenzan de lo valiosa que sería su aportación?
JB: Sin olvidar la importancia de luchar principalmente por aquellas prestaciones públicas para cualquier persona, considero que la colaboración entre nosotros/as es fundamental, y ojalá que ejemplos como el mío o el de José María ayuden a que más compañeros/as tomen conciencia de que nosotros/as también somos vulnerables, y en cualquier momento podemos encontrar dificultades que, gracias a los demás, podemos ayudar a solventar.
JML: Les diría que pueden ayudar a muchas personas a lograr sus sueños de dedicarse a lo que le gusta y también brindar a la sociedad la oportunidad de tener grandes médicos, profesores, ingenieros… Hay personas con un gran talento que solo pueden estudiar con ayudas económicas. Gracias al apoyo de la Fundación muchas personas consiguen una educación de calidad que les permite desarrollarse personal y profesionalmente. Les plantearía la siguiente cuestión: ¿Por qué no darle la oportunidad a alguien para demostrar su valor?