Dra. Remedios Rico
Publicado en BlogAP25
Reflexionando sobre nuestra profesión, he decidido que, al menos, durante un tiempo voy a intentar ser positiva. No sé si lo conseguiré.
Un enfoque pesimista y negativo de mi trabajo termina pasándome factura y el coste lo afronto yo. Cuando miro hacia adelante y pienso en el tiempo que aún me queda para jubilarme tengo una sensación agridulce.
Me gusta lo que hago, me gusta mi profesión, quiero a mis pacientes pero estoy cansada de librar batallas y la jubilación aparece como el fin de mis tribulaciones.
Pero…¿ quiero dejar de trabajar? No. Lo que quiero es dejar de trabajar mal y a destajo. Quiero venir a mi consulta con la misma ilusión que lo hacía hace años. Quiero recuperar el salario perdido, las pagas extras íntegras, el importe de las DPOs en proporción a lo obtenido no a lo que mi empresa decida darme a pesar de haber hecho todo lo pactado.
Quiero seguir siendo lo que soy. Soy médico.
Quiero respetar a mis pacientes y que éstos me sigan respetando a mí.
Quiero trabajar en un ambiente seguro donde la amenaza de la agresión verbal o física no se convierta en normalidad.
Y he decidido que si quiero que las cosas cambien debo actuar en consecuencia. Una actitud inmovilista y de queja permanente no sirve.
En mi mano está, por lo menos, el mostrar una sonrisa a cada paciente como si fuera el primero de la interminable lista, el escuchar con atención, el ofrecer una palabra de consuelo, el dar y negar aquello que es o no justo, el seguir formándome continuamente para dar lo mejor de mí y con ello sé que mi profesionalidad está a salvo.
Los recortes, las penosas condiciones de trabajo de algunos compañeros, la saturación de nuestras consultas, la insatisfacción por el trato recibido por la Administración, la sensación de abandono y de hastío sólo se contrarrestan con una profesionalidad exquisita y un afrontamiento personal de vocación, liderazgo y de pequeñas batallas ganadas día a día.
Quiero seguir siendo lo que soy, lo que elegí en su día y a lo que llevo dedicándome muchos años y por lo que mis padres se esforzaron para que yo consiguiera.
No voy a permitir que la situación agónica de la Atención Primaria reste ni un ápice del respeto que le debo al paciente y a mí misma.