Miguel Fernández-Melero Enríquez
Retomo hoy una sección de MEDICINA GADITANA que había quedado un poco lánguida durante algún tiempo debido a ciertos despistes del tertuliano, que se había dedicado a otros menesteres y al que se le pasan las semanas a velocidad de vértigo.
“Como decíamos ayer” –lo entrecomillo para que no me acusen de plago, como a otros, ya que así comenzó Fray Luis de León en el siglo XVI la primera de sus clases después de largo tiempo ausente-, los médicos deben tener mucho cuidado con sus recetas.
Y lo repito hoy, porque a pesar del tiempo transcurrido desde que utilizando esta misma tribuna lo dije la última vez, sigue presentándose como un serio problema. Según se nos informa, son muchos los colegiados que rellenan recetas, sobre todo de Muface, cumplimentando únicamente el nombre y apellidos del médico prescriptor, el número de colegiado, sello y firma.
Comprendo perfectamente la presión asistencial que sufren los colegiados y que es un esfuerzo tremendo tener que rellenar la receta completa. Pero no hacerlo constituye un peligro cierto y supone correr un riesgo que puede terminar en un disgusto muy serio.
La Ley es clara al respecto: solo hay que abrir Google y repasar la Ley 29/2006 de garantías y uso racional de medicamentos y productos sanitarios, donde se establece quiénes son los que pueden realizar recetas médicas, tanto públicas como privadas, y el Real Decreto 1718/2010, en el que se especifica el formato y datos comunes de las recetas médicas.
Por su parte también sería importante echar un vistazo a las Normas Éticas sobre prescripción de Recetas Médicas, elaboradas por la Comisión Central de Deontología, Derecho Médico y Visado, aprobadas por la Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España en su sesión celebrada los días 30 y 31 de octubre de 1992, y que siguen plenamente en vigor.
Y, por favor, la firma háganla con un poquito de complejidad, como si fuera la de un cheque y no un simple garabato fácilmente falsificable. La cosa es seria. Podría presentarles a algún compañero que ya tenido por ello importantes problemas en los tribunales.
Y la semana que viene, más.