José Arturo Visedo Manzanares
Derribada Isabel II en septiembre de 1868, como consecuencia de una sublevación militar, buscar un rey para España se convirtió en un grave problema interno.
Finalmente, a instancias del general Prim (Tarragona 1814 – Madrid 1870 tras atentado), Presidente del Consejo de Ministros, contrario a la continuidad de cualquier rama de los borbones, lo encontraron en la persona de Amadeo de Saboya, duque de Aosta, hijo del rey de Italia, progresista y bautizado católico,.
Fue elegido el 2 de enero de 1871 por el Parlamento, lo que para los “monárquicos de siempre” era una grave afrenta. Contó con el rechazo de carlistas y republicanos, de la aristocracia borbónica, de la Iglesia y del pueblo. Por esto y por no sentir ningun arraigo con esta nación, a su juicio ingobernable, renunció de forma irrevocable el lunes 10 de febrero de 1873 a la Corona.
A las tres de la tarde del día siguiente, 11 de febrero de 1873, el Congreso y el Senado tras leer el escrito de renuncia se constituyeron en Asamblea Nacional, asumieron todos los poderes del Estado y proclamaron la Primera República Española, dándose las siguientes paradojas:
- Se confirieron un poder que no les había otorgado el pueblo.
- El artículo 47 de la Constitución prohibía deliberar juntos a ambos cuerpos legislativos.
- Se trataba de una sesión ordinaria que no se había convocado para tales fines.
- El mismo Consejo de Ministros que entró monárquico salió republicano.
En la calle la idea de la república iba unida a la de revolución y reparto de tierras; en Montilla, los jornaleros, incendiaron el registro de la propiedad y asaltaron la notaría creyendo que la destrucción de papeles eliminaría los derechos de los propietarios y les daría a ellos el acceso a la tierra.
El entendimiento entre los partidos, para procurar una gobernabilidad estable, fue nulo ocasionando una elevada inestabilidad política que en menos de un año vió cómo se sucedieron cuatro presidentes, de eminentes dotes oratorias pero de mediocridad política manifiesta, que no supieron qué hacer con el poder que se les vino encima: Estanislao Figueras duró cuatro meses, Francisco Pí y Margal uno, Nicolás Salmerón un mes y medio y Emilio Castelar cuatro.
Durante el período constituyente, mientras los republicanos “unitarios” y los “federales transigentes” discutían sobre si España debía ser una República Unitaria o Federal, los llamados “federales intransigentes” instauraron la República Federal en junio de 1873 sin esperar a que se aprobara la Constitución, cosa que tampoco sucedió después, rompiendo la unidad nacional en favor de 17 cantones independientes.
Esta sublevación fue un hecho en Barcelona, Murcia, Valencia y en todas las provincias andaluzas, excepto Huelva. Aparecieron, incluso, cantones locales como en el caso de Motril que llegó a imprimir papel moneda y las repúblicas independientes de Granada y Jaén se declararon la guerra por un asunto de fronteras.
La respuesta del presidente Nicolás Salmerón (Almería, 1838 – Pau, Francia, 1908),
federalista transigente, fue militar, siendo sofocado el movimiento cantonal en Córdoba, Sevilla, Jerez de la Frontera y Cádiz por Manuel Pavía (Cádiz 1827 – Madrid 1895), Capitán General de Andalucía y Extremadura por aquél entonces.
El 7 de septiembre, Emilio Castelar y Ripoll (Cádiz,1832 – Murcia,1899), defensor de una república unitaria, fue nombrado jefe del Estado por las Cortes antes de suspender sus sesiones.
El 2 de enero de 1874, al reiniciarse las sesiones, se enfrentó a una moción de censura que perdió en favor de los republicanos federales, viéndose obligado a dimitir. El 3 de enero, cuando se estaba procediendo a la votación de un nuevo presidente del Poder Ejecutivo en sustitución de Castelar, Manuel Pavía, ahora capitán general de Castilla la Nueva desde septiembre, cuya jurisdicción incluía Madrid, mandó que la Guardia Civil entrase en el edificio del Congreso disparando al aire con el objetivo de impedir que Castelar fuera desalojado del gobierno.
Pavía, que no había entrado y mucho menos a caballo, contempló desde el exterior cómo salían los diputados.
Sin embargo, Castelar, no aceptó seguir en el poder por medios antidemocráticos y Pavía rechazó la posibilidad de convertirse en dictador, por lo que junto con los partidos contrarios a la república federal decidieron poner al frente del gobierno nacional al general Francisco Serrano. Así se inició la segunda etapa de la República que se suele denominar «República Unitaria» o «Dictadura de Serrano» y el 29 de diciembre de 1874 se restauró la monarquía borbónica con el pronunciamiento (levantamiento militar) del general Martínez Campos.
Obras y autores:
- Eusebio Valldeperas : Barcelona, 1827 – Madrid, 1900; discípulo de Federico Madrazo, pintor romántico de temas históricos.
- Vicente Palmaroli González : Madrid, 1834 – Madrid, 1896; pintor de motivos cotidianos, evolucionó a pintura de “casacas”.
- José Nin y Tudó : Tarragona,1840 – Madrid, 1908; copista del Prado, pintor de retratos y escenas mortuorias.
- Federico Madrazo : Roma, 1815 – Madrid, 1894; retratista de estilo romántico.
El término romántico, surge en Francia en el siglo XVIII buscando pintar sentimientos en oposición al neoclasicismo y su culto a la Antigüedad clásica. La idea de que los seres humanos no están por encima de la Naturaleza entra en contradicción con el ideal de la Antigüedad clásica en que el hombre era dueño de todas las cosas y de su propio destino. Este pensamiento llevó a los artistas románticos a representar lo sublime, ruinas, naufragios, masacres y locura. El romanticismo en pintura se extiende desde 1770 hasta 1870.
Adendum: Tomás Padró Pedret: Barcelona 1840 – Barcelona 1877; pintor, ilustrador y caricaturista satírico político y social; condiscípulo de Fortuny y alumno, en Madrid, de Madrazo.
Nota: Resultaría abrumador citar a todos los autores cuyas ideas he utilizado aquí . Mi reconocimiento a todos ellos.