Resulta que el día en que me tertulieo conmigo solo es el día internacional contra la violencia de género. Por casualidad me he enterado de eso esta mañana cuando se me ha sugerido que use el color naranja para complementar con mi corbata el uniforme de abogado que corresponde al día laborable y se me ha explicado que el naranja es el color que simboliza la lucha contra esa aberrante práctica.
Desde el año 2004 está publicada en el Boletín Oficial del Estado la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género, en la que con más de setenta artículos se regula todo lo que concierne a este tema. De Hecho, se trata de una cuestión muy importante sobre la que he oído a algún político de renombre poner de manifiesto que la lucha contra la violencia de género ocupa una posición nuclear entre las prioridades de nuestra sociedad.
A mí todo eso me parece muy bien y creo que todos los mecanismos legales y sociales disponibles han de ponerse conjuntamente al servicio de las víctimas de maltrato para que este problema pueda abordarse con eficacia.
Otro tipo de violencia, que me preocupa igualmente porque es por igual infamante, es aquella que se ejerce contra nuestros médicos.
No hace falta que sea una violencia física. No se precisa que el médico termine con un ojo morado. Un simple insulto ya constituye una vejación que reúne las características que señala el artículo 620 2º del Código Penal en vigor.
El Colegio de Médicos de Cádiz tiene declarada la lucha contra esta lacra. En referencia a los que agreden diría, remedando a Serrat, que entre esos tipos y nosotros hay algo personal. Por eso es preciso señalar una vez más que si cualquier colegiado, en el ejercicio de su profesión, recibe una agresión por parte de cualquiera, no dude en contactar con la Asesoría Jurídica del Colegio, donde nuestra compañera Carmen tiene una larga experiencia en este tipo de cuestiones.
Y la semana que viene, más.
Miguel Fernández-Melero Enríquez
Asesor Jurídico del Colegio