Fuente: EFEsalud
La ortorexia es un trastorno de la conducta alimentaria que se centra en consumir únicamente productos de tipo ecológico hasta convertir la alimentación en un comportamiento obsesivo. A diferencia de la anorexia o la bulimia, no persigue una bajada de peso ni la reducción de la ingesta: su principal objetivo es mejorar la salud a través de la calidad de los productos que se comen.
EFEsalud ha tratado a fondo la ortorexia.
Ha entrevistado a dos expertos: el presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Antonio Villarino; y el director de la clínica especializada en trastornos de la conducta alimentaria Adalmed, Manuel Faraco.
Y también ha logrado el testimonio de dos jóvenes afectadas, Samia Missak y Mónica Tejedor; además, ha conversado con la madre de Samia, Pilar Pasalodos.
Culto a lo sano y saludable
La ortorexia “da culto a lo diferente, a lo sano en la alimentación. Y entonces se desprecia al resto de mortales que comen esa cantidad de productos llenos de aditivos, productos animales en exceso, vegetales poco bien cultivados. Se produce ese culto a lo sano cualitativo”, expone Antonio Villarino.
Este trastorno alimenticio, aún no reconocido por la comunidad internacional, suele darse en personas de entre 22 y 24 años con un nivel adquisitivo medio-alto.
El interés por la nutrición saludable es un objetivo a conseguir, pero llevado al extremo que en este reportajes explicamos, un objetivo de vida sana se llega a convertir en un infierno y en un enorme peligro.
Es una patología difícil de detectar, incluso entre las personas más cercanas al enfermo; suele ser consecuencia de algunas de las mejores actitudes, como optar por un hábito alimenticio sano, pero que en algunas personas pasan la barrera de lo saludable e, incluso, de lo imaginable.
“Realmente empecé restringiendo cierto tipo de alimentos y mi familia realmente lo veía como algo sano, algo natural. Fui al médico, me dijeron que era normal, que las chicas de esta edad suelen hacerlo”, explica Samia.
Su madre aporta como lo vivió: “Hizo un estudio de mercado increíble porque yo no me diera cuenta; iba con ella a hacer la compra y ella sabía donde estaban todos los productos que había que comprar. Elegía y yo decía ¡qué maravilla! si solo me tengo que ocupar de llevar el carrito”.
La alimentación, principal eje en la vida de los ortoréxicos
Esta obsesión convierte la comida en el principal pensamiento de las personas que padecen la enfermedad, quienes llegan a dedicar más de tres horas al día a la planificación de sus dietas o a desplazarse varios kilómetros para conseguir los alimentos menos tratados.
No existe una dieta común a seguir en esta patología, si no que cada uno deja de consumir lo que él mismo considera nocivo para su salud.
Este es uno de los aspectos más problemáticos, ya que aunque de una manera moderada no tiene efecto inmediato en la salud, la supresión de determinados alimentos puede conducir a una malnutrición que termine generando enfermedades, como por ejemplo osteoporosis; en los casos más severos y extremos se puede llegar a morir.
“Todo lo que se consideraba comida basura, lo eliminé radicalmente. Cosas muy grasientas, fritos, todo lo que yo creía que podía engordar demasiado, lo quitaba de mi dieta. Entonces acabé comiendo ensaladas, todo lo que era verde y que requiriera menor cocinado”, recuerda Mónica.
“Lo planificaba una semana antes porque así tenía bastante controlado lo de toda la semana: comprar los alimentos y, que día a día, los tuviese disponibles. Si no, iba a comprarlos, mi dieta no se podía saltar”, relata Samia.
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