Algunas veces mis médicos me riñen cariñosamente, y con toda razón. Pero otras veces soy yo quien les riñe a ellos, con el mismo cariño, pues están ejerciendo una profesión de riesgo en la que las reclamaciones están esperando detrás de cada esquina, y no hay que confiarse adoptando las correspondientes precauciones.
Esta cuestión no se les presenta a quienes ejercen la profesión utilizando recetas electrónicas, o usando las recetas que se realizan por el Colegio de Médicos. Pero uno de los problemas que se les presentan a bastantes médicos que ejercen privadamente está en que es el paciente quien lleva su propio talonario de recetas.
En ese caso el médico acostumbra a rellenar el nombre del medicamento que receta al paciente, pone su sello en tinta y firma encima. Como quiera que han de hacer cientos de firmas cada día, el garabato suele ser muy fácil de imitar. Habitualmente dejan en blanco el nombre del paciente, pues se supone que quien porta el talonario de recetas es su dueño, y por tanto el único que puede poner su propio nombre.
Algunas veces el médico deja su sello sobre la mesa cuando se levanta para reconocer a un paciente en habitación anexa, y el familiar que lo acompaña se queda esperando. El sello en cuestión queda en ese momento a la mano de personas extrañas que pueden hacer alguna diablura, como sellar un papel en blanco. ¿Saben que un sello se puede solicitar en cualquier papelería o por medio de Internet y que su precio es inferior a los 40 euros?
En tal caso, si el dueño del talonario dispone no solo de las recetas sino también del sello falso del médico, y la firma es un garabato fácil de imitar, puede hacer lo que quiera. ¿Y sabe a cuánto se cotizan las recetas de anabolizantes? Hay un auténtico mercado negro de ese material.
El problema es que cuando se detecta la existencia de esas recetas falsas, el primero que tiene que responder delante del juez es el médico en cuestión. Por tanto, les ruego que guarden con cuidado su sello y que procuren que su firma no sea de las de fácil imitación.
Y la semana que viene, más.