Antonio Ares Camerino
“Las cajeras del supermercado le notaban algo cambiado. Le conocían desde hacía tiempo porque batía todos los récords a la hora de la compra. En pocos minutos llenaba el carro, nadie lo hacía más rápido, y pasaba por caja en un santiamén. Hacía unas semanas que cada vez que hacía la compra se podía llevar más de dos horas mirando y escudriñando las etiquetas de los productos que compraba. A todos los envasados los pasaba por una aplicación de su móvil y esperaba pacientemente la respuesta. Ahora acudía a la compra con una lista escueta con muchas anotaciones. A las zonas de carnicería y charcutería parecía que se le había prohibido acudir. Sólo se detenía largo y tendido en la zona de frutas y verduras. Lo que antes eran carros colmatados, ahora se habían convertido en escuálidas cestas que cabían en una pequeña bolsa reciclada. Una de las dependientas se atrevió a preguntarle. – ¿Le ocurre algo? Él respondió – Mi médico me ha dicho que tengo el colesterol por las nubes”.
Cada año mueren en el mundo 17,9 millones de personas a causa de las enfermedades cardiovasculares (ECV), procesos patológicos que incluyen las enfermedades cardíacas y la cerebrovasculares. Hoy en día las ECV siguen siendo la primera causa de mortalidad en todo el mundo. Se calcula que para el año 2030 la cifra de mortalidad pueda superar los 23 millones de personas. El estilo de vida (dieta poco saludable, la falta de ejercicio físico, el estrés y el consumo de tóxicos), la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes y las dislipemias, influyen en gran medida en el riesgo cardiovascular. El control de dichos factores de riesgo hace que las posibilidades de desarrollar una ECV se reduzcan considerablemente.
Aproximadamente el 39% de la población adulta tiene el colesterol total elevado, lo que se estima que puede producir, de manera directa, más de 4 millones de defunciones por ser la causa de la ECV. La hipercolesterolemia familiar (HCF) es una alteración genética encontrada en personas de todas las razas y etnias, y que afecta a 1 de cada 300 personas.
Cada 19 de septiembre es el Día Mundial del Colesterol, una efeméride dedicada a concienciar sobre los riesgos que implica tener los valores altos. Se recomienda que cada persona acuda a su médico para realizarse un simple análisis de sangre para determinar sus niveles y evaluar su riesgo de enfermedad cardiovascular. Recientemente, un estudio, publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology prevé que la carga mundial de enfermedades cardiovasculares aumente en las próximas décadas, impulsada principalmente por el envejecimiento de la población mundial.
La HCF es una enfermedad genética silenciosa que determina los niveles plasmáticos de colesterol LDL (low density lipoprotein) desde el momento del nacimiento, multiplicando por veinte el riesgo cardiovascular en la edad adulta, y viene determinada por los niveles en sangre de la lipoproteína (a). Las lipoproteínas son sustancias que transportan el colesterol en sangre. Hay dos tipos principales: las lipoproteínas de alta densidad, también conocidas como colesterol HDL, y las lipoproteínas de baja intensidad, que se conocen como colesterol LDL. Como explica la Dra. Mª Rosa Fernández Olmo, presidenta de la Asociación de Cardiología Preventiva de la SEC: “La lipoproteína (a) es un LDL al que se le añade una proteína, la apo (a), que le da unas características especiales, entre ellas que se herede y que intervenga en procesos proinflamatorios y protrombóticos, así como incrementar de forma precoz el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio o accidente cerebral vascular isquémico”.
En España, se estima que aproximadamente una de cada cinco personas presenta niveles elevados de lipoproteína (a), lo que se asocia con un mayor riesgo cardiovascular. Los niveles de Lp (a) varían entre individuos y pueden ser influenciados por factores como la edad, el sexo y la presencia de otros factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, la lipoproteína (a) no responde a las estrategias típicas de reducción del colesterol LDL, como la dieta, el ejercicio físico o la medicación para reducir los lípidos.
Cada vez existe más evidencia que a proteína C-reactiva >2 mg/l (PCR), como marcador sensible de inflamación, y la elevación de la lipoproteína (a) > 50 mg/dl, son biomarcadores predictores de enfermedad cardiovascular futura (ECV).
En la Guía ESC/EAS 2025 Actualización en dislipemias: Avances clínicos, terapéuticos y sus implicaciones clínicas, se concluye que con respecto al tratamiento de este tipo de hiperlipemia familiar solo sirven las terapias combinadas, obteniéndose los mejores resultados con la combinación de estatinas, ácido bependóico, ezetimiba y PCSK 9.
Cuanto antes sepamos nuestros niveles de colesterol y de sus fracciones, y sobre todo si tenemos la alteración genética, antes podremos prevenir sus consecuencias, las enfermedades cardiovasculares.
BIBLIOGRAFÍA
https://fundaciondelcorazon.com/actualidad/semana-del-corazon/2025.html