José Arturo Visedo Manzanares
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la belleza, en su acepción más amplia, como un conjunto de formas, proporciones y cualidades que nos produce un deleite espiritual o un sentimiento de admiración (un paisaje, un objeto, el ser humano). Pero la belleza es un concepto subjetivo que ni es universal, ni es duradero y tenemos testimonio de esos cambios en obras de pintura o escultura aparecidos a lo largo de los tiempos.
Del paleolítico temprano (Inferior) han aparecido estatuillas con la mujer como modelo que nos la presentan desnuda, con atributos sexuales exagerados, obesas y con el rostro desdibujado (“Venus de Willendorf” data de 25000 años antes de Cristo),
aunque, al no haber textos teóricos que nos lo expliquen, no conocemos si estas imágenes estaban destinadas a provocar placer estético, terror espiritual o hilaridad.
Las que corresponden al paleolítico tardío (superior) son estilizadas
y con rasgos faciales definidos.
En Cogul (Lérida), durante el periodo Mesolítico (10.000 a.C.), se representa a un grupo de mujeres con senos exageradamente grandes; el cuerpo está vestido y muestra formas naturales.
En el periodo Neolítico (7.000 a.C.) la figura humana se hace abstracta y no se encontraron imágenes propias de mujer.
En Egipto (3.500 a.C.) tenemos una explosión de estética corporal. Los cuerpos femeninos son delgados, con cabello largo (aunque a veces llevaban pelucas) y ojos delineados;
pueden aparecer con el busto desnudo. Se adornan con collares, pulseras, tocados para el cabello, flores en las manos y zapatos, dependiendo del estrato social.
El canon de belleza egipcio impone como unidad de medida el puño.
Determinaron la estatura perfecta de las personas en 18 puños: 2 para el rostro, 10 desde los hombros hasta las rodillas y los 6 restantes para las piernas y los pies.
Pero es en la Grecia clásica donde aparece la obsesión por encontrar un canon de belleza ideal para el cuerpo humano. En el período arcaico (SVIII-V a. de C.) se establece que el cuerpo humano, para ser perfecto, debía medir siete veces la cabeza.
Los modelos eran masculinos: efebos y jóvenes atletas que eran quienes mostrarían el desnudo completo, porque la mujer va a aparecer vestida. Los ojos eran grandes, la nariz afilada; boca y orejas ni grandes ni pequeñas; las mejillas y el mentón ovalados daban un perfil característico; el cabello ondulado detrás de la cabeza; los senos pequeños.
A partir del siglo V a.C. el canon de belleza pasa a ser de ocho cabezas y comienzan a representarse desnudos femeninos que eclipsan por completo al masculino
y nace el mito de Afrodita
como diosa de la belleza, el placer y del amor, representada por la afrodita de Praxíteles, el primer desnudo femenino que se mostrará en público y que se habrá de convertir en el canon de belleza femenina. Se cree que la modelo de esta escultura fue Friné. De la vida de Friné nos han llegado varias anécdotas; una de ellas se refiere al momento en que fue denunciada de Impiedad, una especie de herejía muy grave. Su defensa corrió a cargo de Hipérides que no parecía convencer al tribunal. En un último intento desesperado, Hipérides hizo que se despojara de sus vestiduras quedando desnuda ante el tribunal. Pero ved… ¿No lamentaréis condenar a muerte a la propia diosa Afrodita? Friné fue puesta en libertad inmediatamente.
Su equivalente en Roma es Venus, en cuyo cortejo se encontraban las tres diosas inferiores, o de compañía, Cárites (Castitas, Pulchritudo y Voluptas), las Tres Gracias, compitiendo con ella por el don de la belleza y que representan a la virgen, a la esposa y la amante (el orden de las atribuciones se desconoce), es decir tres tipos diferentes de mujer,
en contraposición con la atribución de dones de la mitología griega, para los que Aglaya, Eúfrosine y Talia representan a la belleza, la alegría y la fiesta (también se desconoce el orden), tres aspectos de una misma cualidad. Esta diferencia se debe a que los artistas romanos no buscaban representar la belleza, sino la personalidad humana. Solían llevar el pelo mal recogido porque siempre estaban danzandoy es en la actitud de darse las manos para comenzar a bailar como más las ha representado el arte. Aunque en los principios de la civilización griega iban vestidas con una fina túnica, después siempre aparecieron desnudas.
Nota: Resultaría abrumador citar a todos los autores cuyas ideas he utilizado aquí . Mi reconocimiento a todos ellos.