José Arturo Visedo Manzanares
RECUERDO HISTÓRICO:
Lucas 2, 6 y 7 :”Mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el mesón”.
San Jerónimo, dedicado a la vida ascética y a estudiar y traducir las Sagradas Escrituras al latín (Vulgata), en el año 404 habló de una cueva, la “cueva del Salvador”, como “el pesebre donde siendo niño (Jesús) hacía puchericos”.
En la “Ascensión de Isaías” , un manuscrito apócrifo entre el S. II aC y el S. II dC. formado por tres libros, las lavanderas hicieron de parteras y lavaron los vestidos de la Virgen después del parto.
En el siglo V un decreto papal fijó el número de los magos, que hasta aquel momento oscilaba entre dos y doce, en tres.
La atribución del oficio de carpintero a José, se impuso en el siglo VI.
El buey y la mula surgieron del “Protoevangelio de Santiago” (año 150), centrado en la infancia de la Virgen María y en el nacimiento de Jesús.
Las Escrituras Hebreas habían sido traducidas al griego y al latín que sólo eran conocidos por gente bien educada. En el siglo IX la Iglesia oriental bizantina permitió el uso de la lengua eslava en la liturgia para que los pueblos eslavos del este de Europa que no entendían griego ni latín aprendieran sobre Dios en su propia lengua; la Iglesia Católica se opuso a los intentos de traducir la Biblia a otras lenguas y en 1054 se separaron el catolicismo romano y la ortodoxia oriental.
En 1199, el papa Inocencio III calificó de “herejes” a quienes osaran traducir la Biblia al francés y discutirla entre ellos y les aplicó estas palabras de Jesús: “No den lo santo a los perros, ni tiren sus perlas delante de los cerdos” (Mateo 7:6).
En 1546, el Concilio de Trento determinó “Que en adelante la Sagrada Escritura […] se imprima de la manera más correcta posible, y a nadie le sea lícito imprimir o hacer imprimir cualesquiera libros sobre materias sagradas sin el nombre del autor, ni venderlos en lo futuro ni tampoco retenerlos consigo, si primero no hubieren sido examinados y aprobados por el obispo diocesano”.
En 1552, como consecuencia de la Reforma Protestante, se prohibió la celebración de la Navidad en Gran Bretaña.
PORTALES DE BELÉN:
S. Francisco de Asís obtuvo, en 1223, permiso del Sumo Pontífice Honorio III para “evocar el recuerdo del Niño nacido en Belén y de todas las penurias que tuvo que soportar desde su infancia…tales como permanecer acostado en un pesebre o dormir sobre heno, entre el buey y la mula…” aunque se trató de un nacimiento viviente.
Durante ese siglo estas evocaciones fueron difundidas por las iglesias y conventos que los frailes franciscanos fueron abriendo por toda Europa, convirtiéndose en las pioneras del “Belén”.
En el S.XIV se consolida la costumbre en la Toscana y Umbría y pronto se convierte en una tradición navideña en toda Italia, con especial arraigo en el sur del país.
El primer nacimiento se construyó en Nápoles a fines del siglo XV y fue fabricado con figuras de barro. Las figuras representaban las distintas escenas del nacimiento de Jesús, la anunciación del Ángel a los pastores, la adoración y las ofrendas al Niño por los lugareños y la escena de los Reyes Magos guiados por una estrella hacia el portal de Belén.
Los primeros misioneros en llegar a América fueron franciscanos y siguieron la tradición de San Francisco de Asís para la evangelización incorporando rasgos y animales o plantas propios, no conocidos en Palestina.
En el siglo XVIII el monarca español Carlos III, que había sido rey de Nápoles y de Sicilia, importó esta costumbre italiana instalando en el Palacio Real el llamado ‘Belén del Príncipe’ que se conserva aún hoy y cuenta con la Virgen, San José, el Niño, el buey y la mula.
La tradición de los belenes se fue extendiendo a las Iglesias y lugares públicos.
En Inglaterra, con la Restauración de la monarquía por Carlos III en 1660 tras la caída de la República establecida por Cromwell, se recuperaron las distintas tradiciones católicas que se habían prohibido, como la Navidad, aunque su celebración no reaparecerá hasta la época victoriana, tiempo en que existió nostalgia por las viejas tradiciones navideñas, desempeñando un papel importante la novela corta escrita por Dickens “Un cuento de Navidad”: Scrooge es un hombre mezquino que desprecia la Navidad. Los Espíritus de las Navidades pasadas, presentes y futuras lo visitan haciéndole reflexionar.
En el S.XIX se afianza el carácter mercantil actual: todo el mundo toma vacaciones, hace sus celebraciones y compra regalos; aparecen las tarjetas y los belenes domésticos.
Desde el S.XX se celebra por cristianos y no cristianos, creyentes o no y nadie ha permanecido ajeno al belenismo. Sin embargo, la falta o poca fe de algunos hace que hoy se quiera fomentar una sociedad sin Jesucristo apoyados en un “respeto hacia otros” y esto explica porqué está desapareciendo la costumbre de colocar el nacimiento en lugares públicos.
Nota: Resultaría abrumador citar a todos los autores cuyas ideas he utilizado aquí . Mi reconocimiento a todos ellos.