Resulta que el consumo excesivo de alcohol está asociado al riesgo de que aparezcan enfermedades no transmisibles, como enfermedades hepáticas, cardíacas y distintos tipos de cáncer, así como trastornos de salud mental y del comportamiento, como la depresión y la ansiedad.
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, es decir, una droga que hace más lenta la actividad cerebral. Puede cambiar el estado de ánimo, el comportamiento y el auto control. Puede causar problemas con la memoria y pensar con claridad. También puede afectar a la coordinación y al control físico. Daña el hígado pudiendo derivar en una cirrosis. Su abuso puede generar trastornos mentales, como pérdida de memoria, deterioro de aprendizaje, inflamación de los nervios e incluso el llamado síndrome de Korsakoff.
Por otra parte, al alcohol se hace expresa referencia en el artículo 379.2 del Código Penal, al sancionar a quien condujere un vehículo bajo la influencia de bebidas alcohólicas, como un delito contra la seguridad vial.
Cabría pensar en la posibilidad de que se promueva la modificación del artículo 368 del Código Penal y que se castigue también, de modo expreso, a quien promueva, favorezca o facilite el consumo excesivo de alcohol
Veo que en España está proliferando lo que se ha venido en llamar turismo de borrachera, que se caracteriza por atraer a jóvenes con ganas de fiesta a precios muy bajos de forma que, actualmente, parece que se está ofertando un autobús de ida y vuelta a Cádiz a 25 euros por cabeza en menos de 24 horas, tinto de verano “para todos” , una botella más de regalo para grupos de 10 personas –“vodka, wiski, gin o ron a elegir”- y un sorteo donde prometen rifar alcohol o un jamón, con la excusa de disfrutar del carnaval.
Al parecer, todos los partidos que conforman el Ayuntamiento gaditano se han puesto de acuerdo para firmar una declaración institucional en la que muestran su rotundo rechazo a la organización de viajes a su carnaval, en los que el principal incentivo sea el consumo de alcohol y la práctica del botellón. Pretenden poner en marcha una zona de ocio juvenil para el botellón, porque, según dicen, es muy complicado limitarlo.
Creo que estaremos de acuerdo en que el consumo excesivo de alcohol es un peligro no solo para quien lo consume sino también para la salud pública, al mismo nivel que lo pueden estar las drogas tóxicas, los estupefacientes y las sustancias psicotrópicas. No se trataría de implantar una ley seca, que podría dar lugar a una gran industria clandestina, pero algo habría que hacer ante un problema que se está haciendo cada vez más grande, como lo es el consumo de sustancias psicotrópicas.
Por ello quizás cabría pensar en la posibilidad de que se promueva la modificación del artículo 368 del Código Penal y que se castigue también, de modo expreso, a quien promueva, favorezca o facilite el consumo excesivo de alcohol, como impunemente están haciendo las empresas que están promoviendo el turismo de borrachera a bajo precio entre los jóvenes.