No descubro nada nuevo si digo que tradicionalmente se producen muchas fiestas en días de Navidad. Lo que sí es nuevo es que este año esas fiestas están siendo objeto de advertencia por todos los medios de comunicación. La forma de desarrollarse hace que constituyan un medio extraordinario para que se difunda la pandemia que nos viene amargando la vida desde hace un montón de meses.
Veo con pena el desconcierto de los sanitarios, que se están dejando el pellejo tratando de salvar vidas, y observan con perplejidad cómo muchos no hacen caso a las múltiples informaciones y advertencias producidas acerca del uso de mascarilla, de la distancia de seguridad y del lavado de manos.
Y resulta lamentable ver imágenes de gente celebrando alegremente el botellón, bailando y cantando sin mascarilla y a corta distancia, a pesar de saber que esa es la mejor manera de contagiarse y propagar el virus, creando una auténtica emergencia de salud pública.
Con esa actitud se está poniendo en importante riesgo la salud pública, pues esa alegre muchachada que celebra sus fiestas sin complejos, luego se van a sus casas y toman contacto con otras personas (que pueden ser de riesgo), con lo que no es difícil que contagien a quienes, ajenos a la fiesta, tienen que convivir con ellos, y que pueden terminar en un ataúd.
Al efecto, la Ley de Salud Pública de Andalucía, que es la Ley 16/2011, de 23 de diciembre, publicada en el BOJA de 23 de diciembre de 2011, establece lo siguiente:
Artículo 18. Obligaciones de la ciudadanía en materia de salud pública.
La población en Andalucía, en materia de salud pública, deberá:
a) Utilizar adecuadamente la información recibida de las autoridades competentes relativa a la salud pública, respondiendo, en su caso, por los daños y perjuicios que se ocasionen por su indebida utilización.
b) Respetar y cumplir las medidas establecidas por la autoridad sanitaria para la prevención de riesgos, la protección de la salud o la lucha contra las amenazas a la salud pública.
c) No causar, voluntariamente o por negligencia grave, un peligro para la salud de otras personas.
d) Hacer un uso responsable de las prestaciones y servicios públicos.
e) Poner en conocimiento de las autoridades sanitarias cualquier evento o situación que pueda constituir una emergencia de salud pública.
f) Cooperar con las autoridades sanitarias en la protección de la salud, la prevención de las enfermedades y las estrategias de promoción de la salud y la calidad de vida.
Así pues, no hay que cortarse si se trata de respetar las medidas establecidas por la autoridad sanitaria para la prevención de riesgos, por lo que deberíamos todos poner en conocimiento de la autoridad cualquier evento o situación, de la que tengamos noticia, y que pueda constituir una emergencia de salud pública.
Y la semana que viene, más.