Antonio Ares Camerino
“De repente un cielo aterrador, por su negrura, abrió sus puertas sin compasión alguna, como si desde lo más alto nunca se quisiera regresar a la placidez de los frescos amaneceres del Mediterráneo, ni a las tardes tibias del Levante. Las aguas rebeldes y turbias reclamaron su derecho de posesión sobre una tierra adormecida. En cuestión de horas todo se convirtió en barro líquido y espeso a la vez. Nada material quedó en pie. Muchas vidas se fueron esfumando al tremor de la riada. Nadie hubiera podido imaginar, ni en sus peores pesadillas, que tanto desastre estaba ocurriendo ante unos ojos incrédulos. La desesperación se fue adueñando de todos los sentimientos, una gran mancha de dolor se hizo firme al caer la noche. Los porqué, los cómo, los si se hubiera, los quién tuvo… Todas las preguntas habidas y por haber quedaron sin respuesta”.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, en el año 2006, decidió proclamar el 20 de diciembre de cada año como Día Internacional de la Solidaridad Humana, a través de su resolución 60/209 de fecha 22 de diciembre de 2005. Lemas como ‘Progreso y prosperidad basados en la solidaridad global’, ‘La solidaridad como base del desarrollo’ o ‘La Alianza Mundial para el fomento de la prosperidad humana’, han marcado las consignas y los retos en los últimos años.
La solidaridad se identifica en la Declaración del Milenio como uno de los valores fundamentales para las relaciones internacionales en el siglo XXI, y para que quienes sufren o tienen menos que se benefician de la ayuda de los más acomodados. En consecuencia, en el contexto de la globalización y el desafío de la creciente desigualdad, el fortalecimiento de la solidaridad internacional es indispensable.
En el ranking de Solidaridad a nivel mundial, encabezado por Noruega, España se sitúa en el puesto decimoquinto entre las sociedades más solidarias, considerando una gran variedad de factores que incluyen la filantropía, la igualdad y el apoyo a las familias y a los más necesitados. En cuanto al tiempo que le dedicamos a las labores solidarias, Estados Unidos de América lidera la lista en el número de horas dedicadas a labores altruistas destinadas a la comunidad, seguidos de Nueva Zelanda.
El 86% de los españoles opinan que proveer ayuda financiera a los países en desarrollo es un acto virtuoso, una cifra por encima de la media de la Unión Europea (UE), que se sitúa en el 71%. España es el país de la UE con más personas jóvenes inscritas en el Consejo Europeo de Solidaridad, iniciativa de la Comisión Europea que pretende fomentar la Solidaridad en las Sociedades Europeas.
A pocas horas de la aterradora Dana, que ha sembrado de muerte y destrucción el Levante español, se demostró con creces que somos un país solidario y altruista. De norte a sur, de este a oeste, en metálico y en especies, desde bomberos profesionales a jóvenes estudiantes, desde el ejército a las fuerzas de seguridad del Estado, todos dispuestos a salvar algo de la ilusión perdida. Asociaciones vecinales, cofradías, colegios profesionales, clubes deportivos, entidades culturales, toda la sociedad civil española se ha volcado en prestar su ayuda desinteresada ante la debacle que tardará años en mitigar sus efectos. Alimentos, ropas, enseres, libros, material escolar, electrodomésticos, cualquier cosa de utilidad y que fuera necesaria ha sido el objeto de esta ayuda nunca antes vista. Hemos podido ver colas interminables de personas que desde horas muy tempranas, a las claras del día acudían con palas, escobas y rastrillos en ristre para limpiar el desastre.
Todo lo material que se ha podido reponer se ha repuesto. La deuda, ante tanta solidaridad, ha sido las más de doscientas muertes irreparables y el destino de cientos de miles de personas que intentarán rehacer sus vidas.
¡Ojalá los políticos y las administraciones hubiesen estado a la altura de esta ciudadanía solidaria y entregada con el prójimo!
“Mi lucha por la existencia consiste
En que a la hora del desayuno sea más importante
El aroma del café que las catástrofes
Que leo en el periódico”
MANUEL VICENT
¡¡¡VISCA LA COMUNIDAD VALENCIANA!!!