José Arturo Visedo Manzanares
RECUERDO HISTÓRICO: De Calendarios y otras consideraciones.
- Sobre Años y Meses:
En el año 753 antes de Cristo, Rómulo, fundador de Roma, estableció el “calendario” romano: conjunto de normas para hacer coincidir las actividades del año civil con el año astronómico.
El año constaba de diez meses lunares (29 días y 14 horas solares; tiempo que tarda la luna en girar alrededor de la tierra) y comenzaban con la aparición de la luna nueva. El primer mes era marzo, dedicado a Marte, padre de Rómulo; después abril, dedicado a la Primavera (por el “abrir” de las flores); mayo estaba dedicado a los mayores; junio a los jóvenes (Juno); quintilis era el quinto; sextilis el sexto; septiembre el séptimo, octubre el octavo, noviembre el noveno y diciembre el décimo. A continuación venía un tiempo sin duración ni nombre fijos. La duración total del año era de 304 días.
A la muerte de Rómulo, Roma no encuentra sucesor y decide unirse a la vecina Etruria y adoptar a sus reyes, siendo el rey etrusco Numa Pompilio el segundo rey de Roma (tras Rómulo), quien decidió
añadir tras diciembre a januarius, dedicado a Juno y februarius dedicado a Februatio (festival de la purificación). El año tenía ahora 355 días.
En el año 153 a.C. los meses lunares de 29 días pasan a ser solares de 30 días (tiempo que tarda la Tierra en girar alrededor del sol) y, como el año natural finaliza en diciembre que es cuando el sol está más alejado del ecuador terrestre, se decide que el primer mes sea enero, pero no se cambia el nombre del resto de los meses, de modo que el mes séptimo, septiembre, pasa a ser el noveno.
Con todo, seguía existiendo un desfase entre el año político o “calendario” y el astronómico (tiempo que tarda el sol en pasar dos veces por un mismo punto fijo) de tal modo que las celebraciones civiles regidas por el “calendario” se iban desplazando a momentos astronómicos inadecuados, lo que
se intentó corregir añadiendo un mes de 20 días, “intercalar”, cada dos años.
Pese a ello, en tiempos de Julio César (59 a. C.) existía un desfase acumulado de tres meses (90 días), por lo que fue imprescindible una nueva reforma del “calendario” y se establece el año de 365,24 días, con meses de 30 y 31 días (solares), excepto Febrero que quedó con 29.
Ese año tuvo 455 días para corregir el desfase mencionado y se llamó “el año de la confusión”.
El calendario juliano entra en vigor el año 46 a. C. y al mes llamado quintilis se cambió el nombre por el de julio en honor de Julio César.
Más tarde en el año 8 d.C. fue preciso hacer algunas correcciones y Augusto aprovecha para cambiar el nombre al mes llamado sextilis por el suyo de Augusto y también quiso que tuviese 31 días, lo que se hizo en detrimento de febrero que quedó con 28.
Pero el año no tiene 365,24 días sino 365,25 por lo que hay una diferencia de 11 minutos anuales y en 1582 la diferencia era de 10 días (acumulados desde el 46 a. C.).
La corrección se hace en la noche del cuatro de octubre que es cuando se establece el calendario gregoriano (Gregorio XIII).
Sucede que Santa Teresa falleció ese cuatro de octubre (Juliano) pero, como consecuencia de la entrada en vigor del nuevo calendario y la corrección del desfase, fue enterrada “al día siguiente”, quince de octubre (Gregoriano).
Otros calendarios son el Hebreo, Hispánico, Egipcio; en la actualidad existen 40 que nada tienen que ver entre sí.
Los años se numeraban referidos al de la fundación de Roma: año 10 “ab urbe condita” (año 10 desde la fundación). No existía el 0 entre griegos ni romanos.
En el año 244 “a.u.c.” Lucrecia, dama de la aristocracia romana, fue violada por el hijo del rey Tarquino el Soberbio.
Ella, tras pedir venganza, se suicidó. Esto dio lugar a la expulsión del rey y su familia (509 a. C.) y ya no hubo más reyes en Roma, comenzando el tiempo de la República que era gobernada por cónsules.
A partir de este momento los años comienzan a numerarse de modos diferentes:
1.-referidos a la fecha de expulsión de los reyes etruscos y comienzo de la República: año 10 post reges exactos (10 años después de la expulsión de los reyes) que corresponde al 244 ab urbe condita (509 a. C).
2.-referidos a los años de gobierno de un determinado Cónsul: año tercero del gobierno de J. César.
- Los Días:
Solo existían tres días con nombre propio: calendas (primero), nonas (noveno) e idus (quince); “cuídate de los idus de marzo” le advirtieron a César, mas cuando César se dirigía al Senado ironizó sobre que habían llegado los idus y seguía sin ocurrirle nada: “han llegado pero no se han ido” le contestó el vidente; ese mismo día fue asesinado.
El resto de los días hacían referencia a ellos: a tres días de calendas o dos desde los idus.
- Las Semanas.
La semana de siete días se establece con Constantino por influencia cristiana.
NATIVIDAD
Por estos cambios y correcciones, porque el calendario hebreo no se ha regido por el romano / juliano,
(es lunisolar, el día comienza con el ocaso y no con la medianoche y el año en septiembre),
porque en la antigüedad no se celebraba el nacimiento de las personas y durante el Paleocristiano no interesaba la vida de Cristo sino su mensaje, su pasión y muerte, es por lo que en el S.XX G. Ricciotti, cristólogo notable, afirma: no sabemos ni el día, ni el año del nacimiento de Cristo, ni el día, ni el año de su muerte, ni como se desarrolló su vida, ni cuanto duró.
Las referencias a la vida de Jesús las encontramos entre documentos de:
- Cristianos: Los Evangelios, de los que el de S. Mateo y el de S. Lucas hacen referencia al nacimiento e infancia de Jesús.
- No Cristianos: Los escritos de Flavio Josefo, los decretos de Caudio y los de Trajano y Adriano, naturales de Itálica.
Del Evangelio de S. Mateo se deduce poco sobre la fecha del nacimiento de Jesús, pues trata principalmente de su genealogía: Jesús nació en Belén de Judá, de la Virgen María y vivieron en Nazaret. A continuación refiere la visita de los Magos de Oriente.
S. Lucas aporta datos históricos, pero la traducción del hebreo al griego ha inducido a errores en varias ocasiones, como cuando hace referencia al censo de Quirino, gobernador de Siria, traducido como “fue este censo el primero del gobernador de Siria Quirino”. Veamos: Pompeyo derrota al reino judío en el 63 a. C. / 691 AUC. A cambio de la estabilización militar de la zona, Roma nombra rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea, a Herodes el Grande (no judío) en el 37 a. C. / 717 AUC, concediéndole autonomía pero bajo dominio romano. A la muerte de Herodes, en el año 4 d. C. / 757 AUC, Roma dividió el reino en cuatro partes quedando en el año 6 d.C. / 759 AUC, Judea, como provincia romana formando parte de Siria.
Quirino fue gobernador de Siria del 6 al 12 d.C. momento en que Augusto promulgó un edicto para llevar a cabo el censo (hubo varios) de todas las personas (hecho recogido por Flavio Josefo).
De modo que si el censo se lleva a cabo en tiempos de Quirino, Herodes habría muerto varios años antes de nacer Jesús.
De aquí que una traducción reciente interprete el texto como: “fue éste censo primero (anterior) que el del gobernador de Siria Quirino” lo que, ahora sí, fecharía el censo en vida de Herodes el Grande.
Debían inscribirse según la estirpe; José pertenecía a la casa de David, de la estirpe de Judá, procedían de Nazaret de Galilea a 90 Km al norte de Jerusalén y le correspondía registrarse en Belén,
a diez Km al sur de Jerusalén.
Según los evangelios Apócrifos se refugiaron en una cueva que hacía de establo, donde hallaron un buey y un asno.
Continuando con S. Lucas: en el momento de la concepción de Juan el bautista, su padre Zacarías ejercía el sacerdocio delante de Dios en el turno de su grupo, el de Abdías.
Había 24 grupos de sacerdotes que ejercían por semanas completas cada 6 meses, dos veces al año.
El de Zacarías era el octavo turno y si contamos desde primero de año a Zacarías le correspondía oficiar en la última semana de Febrero, que sería cuando Gabriel le anuncia el embarazo de Santa Isabel; Juan, nacería nueve meses después, en noviembre y Jesús seis meses más tarde que Juan, mayo, que coincide con el relato de San
Lucas: los pastores cuidaban los rebaños al aire libre y el cielo estaba lleno de estrellas.
Además no es probable que el censo fuera en diciembre por el intenso frío que hace en Jerusalén en esa época del año.
Ocurre que cada grupo de sacerdotes servía en el Templo dos veces al año; el segundo turno le correspondería al grupo de Abdías a finales de agosto; si hubiera sido éste el turno durante el anuncio del embarazo, Juan habría nacido en mayo y Jesús en noviembre.
Pero el orden de los turnos podría venir determinado por sorteo por lo que los cálculos podrían no coincidir con los mencionados.
Según Clemente de Alejandría en el año 200 algunos teólogos egipcios asignaron como fecha el 20 de mayo del 28 año del gobierno de Octavio-Augusto (753 ab urbe condita); pero hay que hacer una consideración: ¿a partir del gobierno como emperador, o a partir del gobierno en solitario tras vencer a Marco Antonio y desaparecer el Segundo Triumvirato formado con Marco Antonio y Lépido seis años antes? (29 a. C. / 748 a.U.C.).
La estrella, recogida por S. Mateo y por el libro Apócrifo del Rey Jacobo: tan grande y brillante que
dejaba invisibles a las demás se considera como una triple conjunción de Júpiter con Marte y Saturno que ocurrió el año 6 a.C.
En el 221 Septimio Severo encarga a Sexto Julio Africano organizar una biblioteca y recogiendo datos históricos griegos, romanos y bíblicos escribió “La Crónica” con afán historiador popularizando la fecha del 25 de diciembre.
En el Concilio de Nicea (325) se decide que la fecha de la Pascua de Resurrección sea el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio de primavera y todas las celebraciones litúrgicas móviles se establecen respecto de la Pascua.
El Papa Julio I pidió en el 350 que se celebrase el 25 de diciembre porque los romanos celebraban, el 25 de diciembre, el día del Sol Invicto para que, al convertirse, no tuvieran que abandonar sus fiestas y para que no coincidiese con la fecha de la Pascua que se había establecido en Primavera en el Concilio de Nicea.
En el 354 el Papa Liberio decretó que se celebrase el 25 de diciembre.
En el año 386, por influencia de S Juan Crisóstomo y S. Gregorio Nacianceno, aparece en el calendario litúrgico la primera referencia: a VIII días de las calendas de enero (calendario juliano) nació Cristo en Belén de Judea (que corresponde al 25 de diciembre según el calendario gregoriano).
En el S.V d. C. el Papa Juan I encargó a un monje escita, Dionisio el Exiguo (460-524) que calculase la fecha del nacimiento de Jesús para establecer el comienzo de la Era Cristiana en sustitución de la Diocleciana en que se encontraban; no se sabe cómo calculó el 25-XII del 753 ad urbe condita, tomando el año 754 desde la fundación de Roma como año 1 d. C.
No todas las denominaciones cristianas coinciden en la fecha: en la tradición oriental (iglesias bizantinas griega, rusa, búlgara, albanesa, húngara) se celebra el 6 de enero, dado que en el 379 se habla por primera vez de un banquete de celebración ese día en Constantinopla. Los cristianos coptos y las iglesias indígenas africanas (etíopes) agrupan todas las celebraciones el 19 de Enero día de la presentación de Jesús en el Templo.
CONCLUSIÓN:
Es posible que Jesús naciese en mayo, pero pudo haberlo hecho en noviembre o en otro momento. Es posible que naciese en el año 28 desde que Octavio Augusto fue nombrado emperador, pero pudo haberlo hecho seis años antes. Por ello tenemos que coincidir con G. Ricciotti en que “no sabemos ni el día ni el año del nacimiento de Cristo” y con los paleocristianos en cuanto a que no es importante el momento del nacimiento de Cristo, sino su mensaje, pasión y muerte.
Sea como fuere, hoy en día, es éste un buen momento para desearles a todos ¡Feliz Navidad!
Nota: Resultaría abrumador citar a todos los autores cuyas
ideas he utilizado aquí. Mi reconocimiento a todos ellos.