Crónica del Viaje a Francia
Crónica: Carmen Caro
Bonjour mesdames et monsieurs, bienvenue à l`aeroport París-Orly.
A esa hora algunos podíamos llevar diciendo buenos días más de 10 horas, sin embargo estábamos expectantes ante el nuevo viaje con el Colegio. Durante 9 días recorreríamos gran parte de Francia con un programa eminentemente cultural elaborado por algunas compañeras que, presumiblemente, gozan de una salud de hierro, lo que nos ha permitido al resto evaluar y valorar nuestros límites físicos. Gracias a Dios, todos sanos.
Llegados a París-Orly se presentaron con gran suerte para todos Araceli (Ara en adelante) nuestra guía, y José nuestro magnífico conductor de autobús. Gracias a ellos hemos viajado por Francia como por el pasillo de nuestra casa, sin tropiezos. Ángel ha sido, como siempre, insustituible.
Giverny, nuestra primera visita, nos permite disfrutar de la explosión de colores que Claude Monet dejó en su casa para el disfrute de todos los que la visitan; su casa y sobre todo sus jardines repletos de dalias, amarantos, capuchinas, nenúfares y un sinfín más de flores y plantas son una de las imágenes más bellas para el recuerdo de este viaje.
Y volvemos a París para recorrer los lugares más emblemáticos de la capital, deteniéndonos en algunos para matar el gusanillo de la foto: museo del Louvre y su pirámide, torre Eiffel, Tullerías, Arco del Triunfo…Y a descansar que mañana hay que seguir.
Nos vamos a Reims para ver y admirar primero la maravillosa y gótica catedral, de Notre Dame, como casi todas las catedrales francesas, donde los reyes de Francia son coronados, y donde la tradición narra que se bautizó Clodoveo, primer rey de los francos. El palacio Tau, en su museo pudimos ver las gárgolas vomitando el hierro y el plomo fundidos por los bombardeos de la 2ª guerra mundial y las joyas de la corona de Francia. Como detalle importante, se presenta una exposición de los proyectos para reconstruir la aguja de la catedral de Notre Dame de París. Los vestigios de sus murallas con la Puerta de Marte (vista a medias con tanta obra como por toda Francia). De vuelta de Laon y Epernay fuimos a visitar la basílica de St. Remi donde se encuentra enterrado el obispo San Remigio quien bautizó a Clodoveo. Esta basílica, como la catedral y la mayoría de las catedrales de Francia han sido reconstruidas por cuenta del estado francés tras quedar altamente destruidas tras la 1ª y, sobre todo, la 2ª Guerra Mundial.
Almorzamos en Laon frente a la catedral, que la a visitamos con el impagable Clement, guía local; el palacio del Obispo y la muralla por donde paseamos hasta el autobús, que nos llevó a Epernay, donde visitamos la cava de Monsieur Mercier y degustamos ampliamente sus champagnes fruto de las 253 hectáreas de viñedos que posee.
Tras cena, descanso y desayuno (en un tiempo récord) salimos para Amiens. Ha cambiado el paisaje, nos encontramos en la región de la Picardía (nombre antiguo de la región, actualmente se la conoce como región o departamento del Somme, río que origina sus canales). Una ciudad con canales, mercadillo, calles engalanadas, bares repletos de público (sin ser aún la hora del aperitivo (serán turistas….). En esta ciudad vivió y murió Julio Verne, pero será en Nantes, donde nació, cuando visitaremos su museo.
La muy hermosa catedral está situada en la parta más alta de la ciudad, y además de sus impresionantes vidrieras posee las reliquias de San Juan Bautista y el laberinto en su suelo, detalles de gran importancia para los peregrinos de la Edad Media y Moderna. Y nos vamos a Normandía. Nos dirigimos a su capital, Rouen, a orillas del Sena, ciudad que representa por un lado la historia, el espíritu patriótico y las tradiciones francesas, y por otro la modernidad, con fábricas, sector financiero, comercios, etc. gracias a su ubicación geográfica. En la plaza Vieux-Marché donde fue quemada Sta. Juana de Arcos visitamos una iglesia moderna erigida en su memoria: “la tumba de los héroes está en el corazón de los vivos”. Tras la comida nos adentramos en el corazón de la ciudad antigua, pasando por debajo del Gros-Horloge, que es un arco/pabellón construido en el S.XVI con un antiguo reloj que representa los días y las fases lunares. Continuamos para visitar el Palacio de Justicia que fue seriamente dañado en la última Gran Guerra y que en su restauración se encontró en sus cimientos una importante construcción judía del S.XII (la Casa Sublime).
Al estar celebrándose las Jornadas Europeas sobre Patrimonio Histórico la ciudad estaba tomada por una cantidad ingente de personas, así, en la plaza de la catedral había corros de grupos musicales, guiñoles, grupos de baile, raperos y muy animada. La fachada de la catedral es un manual de historia del arte, representado desde el románico hasta el gótico flamígero, y restaurada en diversos momentos históricos (claro ejemplo la “torre de la mantequilla”), tras los saqueos de la revolución francesa y los bombardeos de las guerras mundiales. En ella se encuentra la tumba de Ricardo Corazón de León. Seguimos por calles con casas entramadas con bares, cafeterías, librerías, galerías de arte… hasta la iglesia gótica de St-Macalau en cuyo transepto está el Árbol de Jesé, representación de la genealogía de Jesús. También visitamos un antiguo cementerio de la epidemia de Peste que en el siglo XIV asoló la ciudad, hoy reconvertida en Escuela de Bellas Artes. Nos despedimos de Rouen y de Pierre Corneille al pasar junto al Teatro de la Ópera y nos dirigimos a la costa normanda camino de Le Havre donde pernoctaremos. Antes de llegar pasamos por Dinard, ciudad costera con sus magníficas villas donde Hitchcock rodó la película Los Pájaros.
Le Havre, destruida en la segunda Gran Guerra, fue reconstruida en poco tiempo con edificios modernos; eminentemente industrial, a la salida, en dirección sur, tiene un puente muy parecido al gaditano de La Pepa sobre el estuario del Sena. Nos dirigimos a los acantilados de la costa normanda. Ciudades como Etretat, Honfleur, Trouville y Deauville son enclaves turísticos de primer orden en Francia en la Costa de Alabastro. Etretat, con sus acantilados fuente de inspiración no sólo de pintores, y Honfleur es una bella y turística ciudad con un puerto muy importante durante la Guerra de los 100 años, visitamos la iglesia de Santa Catalina donde se venera también la Virgen de Gracia (al fondo a la derecha antes de salir); tuvimos la suerte que cuando la visitamos al acabar la misa el organista siguió tocando. Almorzamos en el restaurante de un hotel rural, rodeados de manzanos, origen del Calvados, bebida típica de la zona.
Treuville y Deauville son ciudades con turismo de alto nivel, sus paseos, casas, calles, puertos deportivos, casino así lo presentan. Las ostras y los mariscos en general vendiéndose en el paseo cercano a la playa tenían una pinta espectacular, lástima que ya habíamos comido.
Volvemos a Le Havre, paseo, cena y mañana a las playas del Desembarco.
Arromanches en una pequeña localidad costera situada en el centro neurálgico donde se produjo el desembarco y la batalla de Normandía. Iniciamos el recorrido en la zona alta de las playas con una película de imágenes reales de los 100 días de la batalla de Normandía, desde allí pudimos ver en la zona más al norte las playas de Juno y Sword. Más al oeste, ya en Colleville, visitamos el Memorial al soldado desconocido (guardamos “un minuto de silencio en memoria de todos aquellos, civiles y militares, que cayeron en la contienda”) y el cementerio americano de Saint Laurent a cuyo pie se encuentra la playa de Omaha. Creo no equivocarme si digo que este día fue muy especial para todos.
Seguimos en la región de Calvados y nos vamos a Bayeaux, para almorzar y visitar en el museo próximo a la catedral el famoso Tapiz de Bayeaux, famosos lienzo bordado en lana y lino del S.XI de casi 70 metros de longitud, que narra la conquista de Normandía por Guillermo el Conquistador. Su maravillosa catedral y su casco histórico han sido merecedores de ser filmados para la serie Juego de Tronos. Otro detalle es que en la catedral hay una exposición en paneles de la Historia de la Cristiandad desde el imperio romano con el nacimiento de Jesucristo hasta nuestros días, con fechas, concilios, reformas, papas, guerras, personajes históricos y todos los acontecimientos mundiales. Verdaderamente sorprendente.
Nos vamos a Saint-Malo, para ello salimos, aunque temporalmente, de Normandía. Esta ciudad marítima con importantes astilleros y muy cosmopolita, tiene su casco histórico completamente amurallado. Por la mañana partimos hacia la abadía de Mont-Saint Michael. Este islote rocoso, en cuya cima se encuentra la abadía benedictina, sufre (o disfruta) de unas mareas espectaculares, en nuestro día de visita estaba tan baja que las excursiones de turistas a pie por dicha bahía se veían como pequeñísimos puntos alejados. Se recomienda hacer la subida de forma paulatina, lo que permite ver las magníficas panorámicas e ir asumiendo la magnificencia de la construcción.
Visitamos Dinan, preciosa ciudad amurallada con castillo y que con el paso del tiempo se ha ido ampliando y soterrando su rio en varios tramos, uno de ellos puede verse desde una de las terrazas del Jardin Inglés. Ana de Bretaña regaló al pueblo de Dinan en 1507 una campana (era el whatsApp de la época) que se encuentra en la Torre del Reloj.
De vuelta a Saint-Malo recorrimos la muralla que rodea la ciudad medieval, a la altura del Bastión de Hollande, construido en el S.XVII para la guerra contra los Países Bajos, comprobamos como la Historia avanza y las conquistas de los nuevos tiempos se imponen: hay una piscina con trampolín en el mar, delante del islote donde tiene su tumba René de Chateaubriand.
Estamos finalizando el viaje y los sentimientos están encontrados, nos gustaría seguir viajando pero también deseamos volver a casa, ver a nuestros hijos, nietos, amigos, familiares en general; a ver si llegamos sin perder las maletas.
Salimos para Rennes, capital de Bretaña, Catherine, nuestra guía local nos espera a las puertas de la catedral de San Pedro que casi sucumbió al fuego de 1720, como gran parte de la ciudad y el 80% de las casas entramadas tan típicas de la región. El centro neurálgico de la ciudad fue la Place des Lices, hoy Mercado y Oficina de Turismo, en la actualidad el centro es el casco histórico con casas entramadas protegidas y la plaza del Ayuntamiento con el Parlamento de Bretaña y la Ópera. Esta ciudad es un punto económico muy importante de Francia, empresas como Citroen y Orange tienen aquí sus fábricas y sedes. Otro lugar de relevancia es el parque público Thabor con un jardín a la inglesa y otro a la francesa. Muy cerca, en la vinoteca Confidences des Vignobles tuvimos la ocasión de probar el maridaje de algunos deliciosos vinos franceses con quesos. Por la tarde tuvimos un ratito de compras.
Nuestro guía local Michael que nos acompañó por Bretaña los dos últimos días nos instruyó, y de qué manera, sobre la prehistoria, la historia, el arte megalítico y no megalítico de toda Bretaña, verdaderamente impresionante los conocimientos y la pedagogía con que lo desarrolló a lo largo de todas las visitas que realizamos en Carnac, Auray, Saint- Anne dÁuray, Vannes (donde murió San Vicente Ferrer) y todos los pueblos por donde pasamos y visitamos de la costa de Morbihan, el Finisterre bretón.
Y última parada Nantes, capital de Loira Atlántico. El casco histórico está alrededor del castillo de los duques de Bretaña y la ciudad es el conjunto conformado por una serie de islas situadas en la confluencia de los ríos Erdre y Loira, que se inundaban con las crecidas, hasta que en el siglo XX se soterraron muchos tramos del rio construyéndose sobre ellos boulevares y jardines. Tuvo una gran industria portuaria y como “monumentos” de esa época quedan en la margen izquierda del rio, frente al Museo de Julio Verne, dos enormes grúas portuarias. A lo largo de los siglos ha sido ocupada por romanos, vikingos, ingleses, alemanes……por tanto todo su patrimonio está reconstruido sobre los edificios de siglos, las murallas, la catedral de San Pedro y San Pablo, el castillo de los Duques de Bretaña con su museo interior con maquetas de lo que fue la ciudad y su comercio (incluida las galletas LU). Por último, en la margen derecha del Loira está el Museo de Julio Verne y en el parque de su entrada se encuentra el Capitán Nemo oteando el horizonte, mientras un niño Verne mira pensativo, quizás, el futuro. Como todos nosotros.