Diego Martínez Parra
El pasado día 25 de noviembre el Colegio de Médicos organizó una visita turística a
Sevilla, que incluía un recorrido por las cubiertas de la Catedral, así como una visita a la Iglesia del Salvador y al Hospital de la Caridad. Fuimos en dos grupos, con diferentes horarios para realizar las visitas, aunque coincidimos todos para almorzar.
Al llegar a Sevilla, y tras una breve parada para desayunar, comenzamos nuestro recorrido, acompañados por Manuel, nuestro guía, ameno, simpático y “muy sevillano”. Como la entrada a la Catedral estaba concertada para las 11,15 horas, tuvimos tiempo para visitar el Patio de Banderas, ya en el entorno de los Reales Alcázares. A la hora prevista entramos en la catedral hispalense, que por cierto se llama “Santa María de la Sede”, dato que muchos desconocíamos. Tras un breve recorrido por la Catedral, visitando el Coro, el Altar Mayor con su impresionante Retablo, en donde tuvimos la suerte de coincidir con el alegre ensayo de los Seises, que estaban preparando su baile tradicional para el día de la Inmaculada, y por último el Monumento-Sepulcro de Cristóbal Colón, comenzamos la tan esperada visita a las cubiertas de la Catedral. Entramos por una pequeña puerta que nos conducía a unas escaleras estrechas, a veces poco iluminadas, que nos llevaban subiendo en espiral a la primera de las terrazas o azoteas.
A partir de ese momento, visualizando bóvedas y techos curvos, y entre gárgolas, arbotantes y contrafuertes, admiramos las cúpulas de las capillas. Caminamos por los tres niveles de azoteas y al llegar a la parte más alta, pisando por encima de las bóvedas, nos topamos con la Giralda, desde una perspectiva muy diferente a la que estamos acostumbrados. Durante toda la visita las panorámicas eran espectaculares, en la lejanía el Puente del Centenario o la Plaza de España y a nuestros pies la Avenida de la Constitución, la plaza de la Virgen de los Reyes o el Archivo de Indias. Al volver de nuevo al interior de la Catedral, la recorrimos a través del triforio, por un estrecho balcón que nos permitía admirar las vidrieras que teníamos enfrente y tener una visión panorámica de la nave central. Ya en la planta baja, acabamos la visita cruzando el Patio de los Naranjos y nos dirigimos hacia el restaurante que estaba en la Plaza del Cabildo, aún impresionados por una visita tan diferente y espectacular de la catedral gótica de Sevilla.
Ya juntos los dos grupos, disfrutamos de un almuerzo excelente, para mi gusto algo copioso para la tarde que nos esperaba, lo habitual cuando se viaja acompañado por nuestros amigos Marta y Ángel, de Viajes el Corte Inglés.
Iglesia del Salvador
Por la tarde, nuestro grupo reanudó la visita con un agradable paseo hacia la Plaza del Salvador, para visitar su Iglesia barroca. Tras detenernos en su preciosa fachada y antes de entrar al interior, visitamos entrando por la calle Córdoba, lo que queda de la antigua mezquita, el patio de abluciones y parte de la torre del antiguo alminar. En el interior de la iglesia, nos enseñaron sus espectaculares retablos barrocos y sus imágenes. En ese momento, Manuel, nuestro guía, explotó su “vena capillita” ante las imágenes del Cristo
del Amor de Juan de Mesa y Jesús de la Pasión de Martínez Montañés.
Hospital de la Caridad
Algo aturdidos por tanto barroco sevillano, nos dirigimos hacia el barrio del Arenal, para realizar nuestra última visita programada al Hospital de la Caridad para visitar su Iglesia. El guía nos habló de Miguel de Mañara, impulsor y promotor del Hospital y de su Iglesia, sedes de la Hermandad benéfica de la Santa Caridad. Nos detuvimos ante la fachada de la Iglesia, de estilo barroco sevillano, y en el interior del templo admiramos su retablo mayor barroco con relieves de Valdés Leal y esculturas de Pedro Roldán. La Iglesia es una explosión pictórica con obras de Valdés Leal (sus dos cuadros sobre la muerte impresionan) y Murillo. Nos explicaron que algunas de las obras de Murillo fueron robadas por un general francés durante la Guerra de la Independencia y se exponen reproducciones. Los cuadros originales expuestos están referidos a temas relacionados con obras de caridad y milagros. Nos despedimos de la Iglesia con un hasta luego, pues todos estábamos pensando que el Centenario de Murillo acababa de comenzar y no tardaríamos en volver. La visita y toda su organización fueron impecables y muy profesionales como siempre.