Leo en la prensa profesional que, según una encuesta realizada en el País Vasco, el 33% de los facultativos de atención primaria confiesa haber recibido presiones para emitir recetas en contra de su criterio o para dar una incapacidad laboral sin motivo fundado.
La cuestión no me sorprende en absoluto. Lo que sí me alarma es el titular que precede a la noticia, pues dice: “El médico está vendido si un paciente le coacciona para que le dé la baja”.
Comprendo que en tales casos la situación es verdaderamente incómoda. Que a nadie le gusta que le amenacen diciendo que “te vas a enterar”, “no sabes quién soy yo”, “conozco a tu familia” y cosas por el estilo. Sin embargo no hay más remedio que resistir la presión pues, en el caso de que se acceda a la petición injusta del paciente y se facilite una baja o una receta improcedente, el castigo para el facultativo puede ser verdaderamente grave.
Hace unos años defendimos a un médico acusado de un delito de falsedad en documento público porque, aterrado por el miedo que le producía el paciente que sistemáticamente le amenazaba, decidió facilitarle las recetas que le reclamaba. Naturalmente la inspección lo cazó y dio la correspondiente cuenta. Por eso, si no quiere verse dándole explicaciones a un Juez de Instrucción, no puede ceder a la tentación de resolver el asunto claudicando ante la pretensión injusta.
Hoy mismo acaban de notificarme una sentencia dictada por el Juzgado de Instrucción de Cádiz nº 1, que condena a un paciente como autor de un delito leve de amenazas del artículo 171.4 del Código Penal a la pena de 45 días de multa con una cuota diaria de 6 euros, con la prohibición de mantener comunicación por cualquier medio durante seis meses con el médico que le denunció.
La denuncia se produjo porque cuando el paciente reclamó al colegiado que le dispensara los medicamentos Tranxilium y Orfidal, negándose a ello el facultativo, le insultó y, al ser requerida la presencia de un testigo, el paciente le dijo “como me busques un lío te vas a enterar”, lo cual se considera probado.
Por eso no puede decirse que “el médico está vendido”. Cuando se produce una situación de estas es importante que el facultativo que la sufre llame a alguien que pueda ser testigo; que formule la correspondiente denuncia ante la Comisaría de Policía o la Guardia Civil y, a continuación, tome contacto con la Asesoría Jurídica de su Colegio de Médicos.
Del resto nos encargamos nosotros.
Y la semana que viene, más.