Niéguelo todo y llámeme.
No sé cuántas veces lo he dicho ya, pero es que el fenómeno se sigue produciendo. Esta misma mañana he estado asistiendo a un colegiado en la declaración que ha tenido que prestar en un expediente disciplinario que se le ha abierto. Nada más llegar, me encuentro con la declaración que el colegiado ya había prestado, él solo, a presencia de un inspector que lo había interrogado a fondo sin estar asistido de ningún abogado.
No entiendo que no se comprenda que resulta muy difícil corregir a posteriori los errores que se han cometido por puro desconocimiento. ¿Qué trabajo cuesta avisar? Si el colegiado recibe una citación de un inspector, de un Juez, de un instructor o de quien sea, y se trata de que se le llama para que acuda a un sitio al que no está acostumbrado (que es lo más normal porque no es frecuente que se repitan procedimientos con los mismos intérpretes), lo lógico es que llame a su Colegio y pregunte por el abogado.
Y ya no cabe la excusa de que no recuerda el número. Existe una aplicación, que todos los colegiados en el Colegio de Médicos de Cádiz pueden llevar en su móvil, en el que con dos simples clics tiene a la mano el teléfono de atención jurídica para casos urgentes.
Así que no se hable más. Si recibe una llamada para que comparezca a prestar declaración, lo niega todo y me llama.
Y la semana que viene, más.