Miguel Fernández-Melero Enríquez, Jefe de la Asesoría Jurídica.
Todos los días nos llegan informaciones por muy distintos cauces, de forma que estamos continuamente aprendiendo. Una de las cuestiones que desde siempre ha preocupado a la Asesoría Jurídica del Colegio han sido los posibles errores médicos, que dan lugar a reclamaciones, sean de tipo penal, civil o administrativo, que de una forma u otra terminan recalando en nuestra mesa.
Los errores médicos pueden ocurrir en el momento del diagnóstico, pueden ser terapéuticos, preventivos o de otro tipo. Entre ellos están las equivocaciones en transfusiones, eventos adversos de medicamentos, cirugía en sitio equivocado, lesiones quirúrgicas, suicidios prevenibles, infecciones intra o extrahospitalarias, quemaduras, úlceras de presión, confusión de identidad, etc. Cada una de estas cuestiones, en uno u otro momento han dado origen a procedimientos judiciales, de los que hemos debido ocuparnos.
Ha habido momentos de verdadero agobio con este tema, pero últimamente parece que las cosas se están tranquilizado, y ya no se producen tantas reclamaciones como hace algún tiempo por razón de errores médicos. Quizás algo tenga que ver con ello la huelga de personal judicial, que está dejando bastantes casos por tramitar.
Pero otra cuestión que parece que va a servir para proteger la integridad de los médicos, de manera muy importante, es lo que ha venido conociéndose como Inteligencia Artificial, la cual ya está formando parte de nuestra realidad y ha venido para quedarse. Nos dicen que se trata de un sistema por el que mediante mecanismos lógico-matemáticos, se programan órdenes a las máquinas, con el objetivo de que estas satisfagan las necesidades de las personas.
Son múltiples los campos en los que puede desarrollarse la inteligencia artificial, tales como los asistentes de voz, las casas inteligentes, el GPS y los sistemas de geolocalización en el coche, el comercio electrónico, la agricultura y, específicamente, en lo que a nosotros afecta, es aplicable a la sanidad, pues la inteligencia artificial se utiliza para construir sofisticadas máquinas capaces de detectar enfermedades e identificar células cancerosas; puede ayudar a analizar enfermedades crónicas con datos de laboratorio y otros datos médicos para garantizar un diagnóstico precoz, o utilizar la combinación de datos históricos e inteligencia médica para el descubrimiento de nuevos fármacos.
Por eso la inteligencia artificial puede ayudar a que disminuyan aún más los errores médicos. Pero, de una forma u otra, estamos convencidos de que la inteligencia artificial, por mucho que se desarrolle, no va a ser capaz de sustituir la labor de nuestros impagables médicos.
En todo caso, estaremos de acuerdo en que se acercan tiempos absolutamente fascinantes.