Dr. Conrado Montesinos Fernández
Especialista en Psiquiatría Infantojuvenil. Psiquiatra General.
El Real Decreto 639/2014, de 25 de julio de 2014, que regula la Troncalidad del nuevo sistema MIR, ha proporcionado un avance sustancial a la psiquiatría infantil como especialidad autónoma e independiente de la psiquiatría general, circunstancia que ya existe en todos los países de la UE, salvo Rumanía y Lituania. España estaba completamente desfasada en este área de las especialidades médicas.
Durante mucho años, grupos minoritarios de psiquiatras intentaron reivindicar la especialidad pero sin ningún éxito. Finalmente en 2007 se constituyó una Plataforma con tal objetivo, compuesta por familias de niños con problemas de salud mental así como por el asesoramiento de un pequeño grupo de psiquiatras, al cual tuve el honor de pertenecer.
Nuestro país tenía el triste honor de ser de los pocos, junto a los mencionados anteriormente, donde no existía la opción de especializarse en psiquiatría infantojuvenil. Quien quisiera acceder a esta especialidad tenía que emigrar a cualquier país europeo y hacer los cinco años pertinentes en los que consiste la especialización en casi todos los países de Occidente. Desagraciadamente, a la vuelta a nuestro país esta especialidad no era homologada, ni como psiquiatra infantojuvenil ni como psiquiatra general.
La lucha inicial y principal vino de la continua reivindicación de este grupo de personas ante las diversas autoridades nacionales y autonómicas, asumiendo que la pelea sería muy difícil por diversas consideraciones, entre las que estaba la oposición de determinados grupos profesionales. En el logro de la meta tuvo especial trascendencia el empeño y el trabajo denodado en pos de este objetivo por parte de un grupo de doce madres de pacientes con problemas en salud mental, alguna de las cuales reside en nuestra capital, siendo además el motor principal de dicha Plataforma y la persona que más ha contactado con todo tipo de autoridades. Fueron ellas, estas madres, con sus innumerables reuniones con los diversos Ministros del ramo, tanto del PSOE como del PP desde 2007, las que consiguieron convencer a las autoridades pertinentes de la necesidad de la creación de la especialidad. Después de siete durísimos y solitarios años (el apoyo recibido, en general, fue escaso y la desconfianza percibida por parte de los diversos estamentos profesionales, muy acusada) se consiguió el objetivo, ya materializado a través del Decreto mencionado.
La especialidad de psiquiatría infantojuvenil era necesaria, independientemente de existir en todos los países de Occidente (desde Dinamarca, Alemania, Finlandia, Portugal o Austria hasta Chile o Argentina), del hecho de que según la OMS el 80% de las enfermedades mentales se generan antes de los 15 años, así como de que la exploración psicopatológica del niño o del adolescente o el tratamiento tienen pocos puntos en común con la del adulto. La enfermedad mental, el trastorno psicopatológico está en los pacientes de esta franja cronológica, en plena ebullición, pudiéndose afirmar que todavía no existe como tal, o sea, no está estructurada. Por tanto, la capacidad de observación del profesional es fundamental, ya que los datos que nos aporta el diálogo, la entrevista clínica habitual, en muchos casos no es importante ni posible. En el adolescente, por otra parte, es necesario desarrollar una empatía y una complicidad que no es tan fundamental en el adulto. Cualquier sensación que podamos dar de falta de lealtad hacia él o de exclusión en el triangulo que conformamos con los padres puede ser fatal. Los síntomas psiquiátricos en el niño o el adolescente tienen poco que ver con los del adulto. Poseer esta capacidad de entender el trabajo con pacientes tan peculiares exige varios años de formación.
En todos los países europeos la especialidad consta de cinco años de formación. Dos años suelen ser comunes con la especialidad de adultos y tres, específicos. Es imposible en una rotación de seis meses, como ocurre en el actual programa de formación MIR de nuestro país -excelente por otra parte en la formación de psiquiatras generales- abarcar toda esta formación.
El programa de formación suele constar de 9 meses de rotación en una Unidad de Agudos de niños y adolescentes; 6 meses en una Unidad de Neuropediatría; 3 meses en una Unidad de Toxicomanías; 6 meses en una Unidad de Adolescentes; 12 meses en una Unidad de primera y segunda infancia, habiendo opciones a rotaciones en Hospital de día, etc., además de seminarios donde se prepara fundamentalmente en psicoterapia para los trastornos de estas edades. La alta exigencia en la preparación en psicoterapia reside en que en las consultas de niños y adolescentes el psiquiatra hace mucho menos uso de la farmacología que en las del adulto.
La creación de la Especialidad de Psiquiatría Infantojuvenil beneficiará la asistencia médica a niños y adolescentes con problemas, así como el desarrollo de una auténtica medicina preventiva en salud mental, fundamental si nos atenemos a las cifras y estudios de la OMS: 20% de niños y adolescentes sufren o sufrirán algún problema, así como al hecho mencionado ya de que el 70% de las enfermedades mentales del adulto se generan antes de los 15 años.
Los primeros residentes ingresarán en 2017, según considera el Ministerio, pues es preciso previamente constituir la Comisión Nacional de la especialidad, así como el programa formativo y las diversas Unidades de Psiquiatría Infantojuvenil. En suma, una gran noticia para las familias, para la Sanidad española y para todos los que ejercemos esta difícil especialidad junto a la psiquiatría general. El decreto dispone, por otra parte, que los innumerables profesionales que durante muchos años han ejercido este área de la salud mental no deben tener problemas para seguir ejerciendo como tales. Bienvenidos pues todos a esta nueva realidad de la medicina y de la psiquiatría de nuestro país.
Nota final: Me gustaría recordar especialmente a la eminente psiquiatra infantil, Drª María Jesús Mar Domingo, Jefa del Departamento de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón, gran profesional y una gran persona y compañera de quien esto suscribe, así como al Dr. José Luis Pedreira, Jefe de la Unidad de Psiquiatría Infantojuvenil del Hospital Infantil Universitario del Niño Jesús de Madrid, y al Dr. Javier San Sebastián, Jefe de la Unidad de Psiquiatría Infantojuvenil del Hospital Ramón y Cajal (todos ellos luchadores de esta causa desde hace más de 25 años), los cuales, apoyados por la mencionada Plataforma de Familiares de pacientes en edad infantojuvenil (www.plataformafamilias.org), estuvieron reivindicando la creación de la especialidad ante las autoridades de los Ministerios de Sanidad y de Educación. Para tal meta, tanto el grupo de madres como los diversos psiquiatras componentes de la Plataforma tuvimos innumerables reuniones con los responsables del Ministerio y con los medios de comunicación, para difundir la problemática, con el coste en algunos casos económico y de tiempo que nos representó tal actividad.