Realmente puede parecer obsesivo e impertinente, por parte de quienes tenemos la responsabilidad de velar porque la buena praxis médica sea asumida por todos, el insistir sobre un tema que cada vez tiene mayor importancia en el día a día del quehacer médico. Me refiero al CONSENTIMIENTO INFORMADO.
A pesar de intentar que todos valoren el interés y la importancia legal y deontológica de este documento, son numerosas las situaciones en que se comprueba que se considera algo de puro trámite. Y nada más alejado de la realidad. El consentimiento informado no solo es un deber del médico para con el paciente, sino que también es un derecho que asiste a ambos. Tal es la importancia de este tema y tantos son los conflictos y las condenas legales que se producen teniendo como protagonista este documento del que, como ya se ha publicado en Medicina Gaditana muy recientemente, la Comisión Central de Deontología ha elaborado un DECÁLOGO, que recomiendo encarecidamente que lean. Si les parece muy largo, léanlo en varias veces; pero, por favor, léanlo e incorporen todas sus premisas a la práctica habitual.
El paciente tiene que ser informado exhaustivamente sobre el procedimiento o la intervención, de manera que comprenda perfectamente lo que se le propone. No es suficiente, ni es ético, por ejemplo, el darle al paciente el impreso para que lo firme sin más y en no pocas ocasiones de forma precipitada o sin rellenar adecuadamente.
En el siguiente enlace tienen el documento de la Comisión Central a que me refiero. Le encarezco su lectura. No se arrepentirán.