Anales médicos gaditanos’, ‘El confidente de las ciencias médicas’, ‘Cádiz médico’, ‘Revista médica gaditana’, ‘España oftalmológica’, ‘Prensa médica gaditana’ y, tras un largo intervalo, ‘Revista de Medicina y Biología’ y ‘El niño’. La prensa científico-médica gaditana de principios del siglo XX no fue continua. Durante los años de la epidemia de gripe de 1918 y 1919, por ejemplo, no consta que saliera de las imprentas ninguna publicación. Así lo relataba el profesor de la Facultad de Enfermería de Algeciras Antonio Jesús Marín Paz en el comienzo de la mesa redonda ‘Prensa científico-médica gaditana en los siglos XIX y principios del XX’, celebrada por el Colegio de Médicos este jueves dentro del ciclo ‘Ciencia, Prensa y Lenguaje’ con el apoyo del Ayuntamiento de Cádiz, la Asociación de la Prensa (APC) y la Universidad de Cádiz (UCA) a través de la Cátedra Ateneo de Cádiz y que suponía una nueva contribución de estas entidades e instituciones a la candidatura de la ciudad al X Congreso Internacional de la Lengua para 2025.
“En la prensa médica de aquel arranque de siglo es muy común el asociacionismo médico y dentro de estos contenidos el reconocimiento a la labor médica, entre cuyos médicos más laureados estaría Cayetano del Toro”, explicó Antonio Jesús Marín, quien llamó la atención sobre la heterogeneidad temática de estas publicaciones. Los temas más datados serían la higiene, la salud púbica y las enfermedades infecciosas y, dentro de las bases teóricas médicas, la pediatría -la mitad de la mortalidad era de menores de seis años-, la anatomía, la oftalmología, la psiquiatría y la psicología, la medicina legal, la obstetricia y la ginecología. Y ya entonces se hablaba de la introducción de la investigación en las aulas de Medicina. “En el 24, coincidiendo con el brote de viruela en Cádiz, los médicos opinan sobre la situación social y critican las condiciones sociosanitarias de la ciudad”, destacó Antonio Jesús Marín. Junto a estos contenidos profesionales, los médicos añaden temas literarios relacionados, entre los que se publica una ‘Psicología de Don Quijote’, escrita por Santiago Ramón y Cajal.
Dentro de la prensa médica descolla la personalidad inmensa de Federico Rubio y Gali, que nace el 7 de agosto de 1877 en la calle Larga de El Puerto de Santa María. De padre abogado y que llegó a ser compañero del general Riego, la condición monárquica y liberal paterna calaría en la formación del hijo. Federico Rubio estudia en la Facultad de Cádiz, a la que accede en 1842 con quince años de edad. Aunque su anhelo era ser abogado, pronto comienza a realizar y a dar clases de disección para otros estudiantes y también de esgrima para poder seguir estudiando.
La figura de Rubio y Gali fue perfilada en la mesa redonda por Óscar Girón, cirujano pediátrico del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. Con solo 22 años ya publica un “muy completo” ‘Manual de Clínica Quirúrgica’, acaba la carrera y en Sevilla sufre “su primer batacazo” al presentarse a una plaza por oposición al Hospital Central de la que resulta excluido e inicia actividad privada, en una etapa profesional en la que ya es muy reconocido. Aparecen sus primeras publicaciones de carácter filosófico y se despierta su inquietud política militante, desde las que ocuparía los cargos de diputado provincial, diputado a Cortes y embajador en el Reino Unido. Emprende su formación en París, Nueva York, Filadelfia y Chicago, países en los que se codea con eminencias de la época. “Gracias a estas relaciones va adquiriendo todo un caudal de ideas médico-quirúrgicas que pondrá al servicio de la organización de la enseñanza médica a su regreso, en la que explota su figura, con su mucho mundo, y aplica técnicas absolutamente novedosas. Pone la cirugía española a nivel de la cirugía mundial”, destacó Óscar Girón, quien resalto el valor de una “obra poliédrica”. “Federico Rubio es ante todo un pedagogo y todo lo que aprende fuera lo vuelca aquí en el alumnado”, precisó. Es asimismo un creador de instituciones, entre las que idea el Instituto Rubio, cuyo lema ‘Todo para el enfermo y cuanto más necesitado más atendido’ será una clave de su vocación médica a lo largo de toda su vida. Es, en fin, un inventor de palabras, como hizo mención Óscar Girón, entre las que acuñó el término ‘impatía’ para definir el “sentimiento inherente a las primerísimas manifestaciones de la conciencia de la realidad de la persona”. “La repercusión de la obra de Federico Rubio llega hasta nuestros días”, sentenció.
Previamente a la mesa redonda, intervinieron David de la Cruz, por parte del Ayuntamiento y de la candidatura de Cádiz al X Congreso Internacional de la Lengua, y Diego Calvo, presidente de la APC, que coincidieron en destacar la amplia implicación y compromiso de las instituciones en favor de esta candidatura y que, gracias a actividades como las organizadas por el Colegio de Médicos, “este Congreso esté más cerca de Cádiz”.
El vicesecretario del COMCADIZ, Antonio Ares, que moderó la mesa, significó que “las épocas doradas de la Prensa Española se vivieron en el Cádiz del siglo XIX. Apartados de Botánica, Farmacia, Historia Natural, Fisiología, Cirugía, Medicina Práctica, Higiene Pública y Bibliografía Médica, ilustraban de los avances en la ciencia a una sociedad que pasó de puntillas por la Ilustración y que se sentía ávida de conocimiento y, de lo que es mejor, de su divulgación”.
Antonio Ares incidió en la reverberación que dejó ese momento en la historia de la prensa médica gaditana: “El Real Colegio de Medicina y Cirugía, la Facultad de Ciencias Médicas, la Real Academia de Medicina y Cirugía, la Facultad de Medicina de la Universidad Literaria de Sevilla en Cádiz, se convierten en el Cádiz del siglo XIX en un crisol de sabios que divulgan el conocimiento a través de sus publicaciones. Flores Arenas, Ameller, Ceballos, Barrocal, Arricruz, Lubet, Imperial Iquino, Cayetano del Toro, Federico Rubio y Gali, Laborde, Ramón Ventín, Urtubey, son sólo algunos ejemplos de la ciencia puntera que partió desde nuestra ciudad al resto del país, Europa y América”, resaltó.