Los cortometrajes ‘Papas fritas’, de Daniel Díaz Vasallo, y ‘V.I.D.A.’, de Fernando López-Patiño, se alzaron con los premios del I Certamen de Cortometrajes ‘Medicina y Final de la Vida’, cuya ceremonia de entrega se celebró en el Salón de Actos del Colegio de Médicos.
Durante la ceremonia de entrega de la escultura, diploma y laurel correspondientes a este certamen organizado por el Grupo de Trabajo Medicina y Final de la Vida, Daniel Vasallo explicó que su corto ‘Papas Fritas’, ganador en la categoría jóvenes de entre 18 y 30 años, “no habla de muerte, sino de vida, esperanza y recuerdo desde el elemento más cotidiano, como es el hacer unas papas fritas. Este corto demuestra que una persona nunca llega a irse mientras nosotros la recordemos”. Lo dedico a mi abuela y a todas las personas que estuvieron junto a ella”.
Fernando Patiño, premiado por el mejor corto en la categoría de mayores de 30 años, indicó que ‘V.I.D.A.’ es muy especial para nosotros porque trata sobre el cáncer y todos los que participamos en este corto tenemos esta enfermedad como un estigma sufrido -en mi caso fue mi madre quien falleció en 2011- y teníamos ganas de contarlo pero desde un prisma de esperanza. Queremos que se valore lo que es la vida, el hoy, el presente, que es un regalo. Quiero agradecer este corto porque sin ellos no habría sido posible a entidades que nos han ayudado, que nos han facilitado los medios como Fundación Caja Rural del Sur, Asociación Española contra el Cáncer, Asociación BCM Barco de emociones para mujeres con Cáncer, ANDEX, Gimnasios VIDING, CanalYou Tv, Novotel y Fiancee, todos ellos nos han facilitado medios para poder grabar”. Christian, que protagoniza ‘V.I.D.A.’, relató con viva emoción cómo “todos los que estamos inmersos en este proyecto nos coge de cerca, tanto que esta es mi historia. Discúlpenme el vocabulario pero después de este último mes de mierda que llevo con radioterapia y quimioterapia, para mí esto es VIDA. No me quería olvidar de la gente que ha estado apoyándonos y trabajando con nosotros, Ilde Sánchez, MariVale Bocanegra, Antonio Ortiz, David Cobo, Mayka Sánchez, con una labor maravillosa la que ha hecho, Ana Espadero, que es la protagonista. Quiero dedicar este cortometraje a todos los pacientes de cáncer que se fueron, que están y los que vendrán, y a todas esas familias que sufren, porque detrás de cada paciente hay una familia…”.
Asimismo, los cortos a concurso ‘La ruta’, de Juan Antonio Márquez, y ‘Cuando no se puede hacer más… hay un mundo por hacer’, de María Recuerda, recibieron sendas menciones especiales por parte del jurado.
María Recuerda, médico intensivista del Hospital Universitario de Jerez, narró que “la creación del cortometraje fue precisamente durante una guardia; cuando leí que se trataba de los cuidados al final de la vida pensé que la UCI tenía mucho que aportar en este sentido porque en numerosas ocasiones, el final de la vida se produce aquí. El primer objetivo para llevar a cabo este cortometraje es que actualmente estamos muy centrados en las medidas que nos faltan por hacer en la UCI, pero no nos damos cuenta de todas las cosas que sí hacemos… y son muchas. El fin es dar un pequeño reconocimiento al personal sanitario de la UCI de Jerez, ¿por qué? Porque trabajan muy bien. Cuidan al paciente de una forma especial, adaptándose a las necesidades individuales del paciente y también de la familia. Cuando llega el horario de visitas entran en la habitación, con el objetivo, nada más y nada menos, de acompañar, de resolver dudas que puedan surgir, dar ánimos, o simplemente, estar”.
“Desde mi punto de vista el cuidado de la enfermería es el que más sustenta y el más necesario. Por otro lado, la facilidad con la que los TCAE llevan a cabo trabajos que para el paciente puede ser situaciones bastante incómodas, es digno de admirar. Su cercanía y su naturalidad. Al equipo de celadores que están dispuestos a hacer “todo lo que haga falta” aportando alegría y desenfado, cumple también una gran función. Al equipo de empleadas, que además de realizar estupendamente sus funciones, siempre tienen un momento para dedicarle al paciente.
Al equipo de médicos, que está unido y trabajan en el mismo sentido, se forman continuamente y dan su mejor versión. Tratan de crear, en la medida de lo posible, una relación horizontal, bidireccional y cercana con el paciente y la familia.
El segundo objetivo fue tratar de conseguir una sala de espera para los familiares de los pacientes de UCI. Antes del Covid la teníamos, y como en muchos otros hospitales, desaparecieron con la pandemia. Pero la pandemia ya ha acabado y dos años después no la tenemos. ¿Una sala de espera qué es? es un lugar, sencillo, donde poder asimilar toda la información que los familiares reciben en uno de los peores momentos de su vida. Un lugar donde poder tener recogimiento, poder pensar y donde recibir el sustento de otros familiares o amigos. En esas sillas que aparecen en el cortometraje, he visto a señoras de 85 años esperar toda la noche por estar el marido ingresado. También a familiares pasar 20 noches en el parking del hospital porque cuando tienes a un hijo de 23 años ingresado con una meningitis muy grave, es tu instinto animal el que hace que tengas que estar físicamente cerca de tu hijo”.
“En un momento donde la humanización de los cuidados sanitarios son objetivo primordial para los gerentes, sería un buen comienzo empezar por cuidar al más vulnerable”.
Dedicó el corto a Antonio Jareño, “porque sembró la semilla de lo que somos ahora”, a Paco Carrizosa “por mantenerlo” y “a mi gran amigo David Porrino, productor del cortometraje, con quien siempre podemos contar, tanto en las buenas, como en las malas, porque sin él, nuestras vidas no serían igual. Se lo dedico a mi marido, que le quiero mucho, a mi familia, y a mi amigo Ángel Estella que es un ejemplo continuo de Humanidad”.
Este certamen, convocado sobre el tema de la atención al final de la vida, ha contado con la colaboración del Servicio de Extensión Universitaria del Vicerrectorado de Cultura de la Universidad de Cádiz (UCA).
Puedes ver los cortometrajes aquí.
Sobre el Grupo de Trabajo ‘Medicina y Final de la Vida’
‘Medicina y Final de la Vida’, cuyo carácter y enfoque es pionero en España, pretende promover un mayor y mejor conocimiento de la medicina paliativa y ampliar su campo de actuación mediante un enfoque integral de la persona en sus facetas física y biológica, psicoemocional, espiritual y social y familiar.
Este Grupo de Trabajo abre un espacio divulgativo de información y formación a profesionales, a los estudiantes y a la sociedad en general sobre todos aquellos aspectos relacionados con el final de vida.
La formación, la información, la divulgación y la orientación son las principales líneas sobre las que el Grupo ‘Medicina y Final de la Vida’ desarrolla sus actividades, dirigidas a profesionales de la salud, pacientes y asociaciones de pacientes, familiares, universidad, entidades y organizaciones de voluntariado o sociedades científicas.