Sólo un 20% de médicos recomienda páginas webs sobre salud a sus pacientes y un 31% de los profesionales cree que las redes sociales (RRSS) complican su relación con el paciente y mina su credibilidad. Son algunos de los datos aportados en la mesa sobre Comunicación 2.0 celebrada dentro de la IV Convención de la Profesión Médica, celebrada en Madrid.
Sin embargo, el primer medio por el que los ciudadanos (una de cuyas facetas inseparable es precisamente la de pacientes) buscan información es el móvil. Según los expertos reunidos en la Mesa sobre Comunicación 2.0 de la IV Convención de la Profesión Médica, lo que tuitea un médico tiene mucha credibilidad, de ahí la responsabilidad implícita que conlleva lo que el profesional escriba en RRSS. Ante esta realidad incuestionable e irreversible que convierte Internet y redes sociales en protagonistas de la información y la documentación para quienes desean adquirir pautas y orientaciones sobre su salud, pero sobre todo para guiar al médico y su afán de ayudar por cualquier medio, el Consejo General de Colegios de Médicos ha editado el ‘Manual de estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de redes sociales’.
Este manual, muy recomendable, pone de manifiesto lo que supone el uso de redes sociales como Twitter (2006) y Facebook (2007) en cuanto a la inmediatez, viralidad, huella digital y exposición pública. Y analiza, con ejemplos, lo que es correcto y lo que no lo es, desde la convicción de que “las redes sociales utilizadas adecuadamente constituyen una herramienta que puede ser útil en la divulgación del conocimiento médico a la sociedad, así como a otros profesionales de la salud”.
El Manual de Estilo incluye 8 apartados centrados en el respeto a la confidencialidad y el secreto médico; en evitar el consejo médico directo a pacientes virtuales; mantener una imagen virtual profesional y adecuada; evitar que el uso de las nuevas tecnologías desvíen nuestra atención durante la consulta directa con pacientes; ejercer responsabilidad sobre la información médica difundida en redes sociales; mantener el respeto en la interacción con compañeros o en los comentarios sobre ellos; realizar un buen uso de la publicidad y la marca personal del médico y un último apartado en el que se recogen los apartados del Código de Deontología Médica que aluden a la relación médico-paciente a través de teléfono, correo electrónico o la telemedicina y pueden aplicarse, de manera muy genérica, a las redes sociales.
De la confidencialidad y el secreto médico, una de las cuestiones más importantes en la relación médico-paciente y en el deber deontológico de los profesionales, el Manual recomienda, entre otras cosas, “asegurarse de que el paciente no es reconocible ni identificable no solo a través de las imágenes o datos, sino por asociación respecto a la localización del médico, centro sanitario o especialidad”. Sobre la responsabilidad sobre la información médica difundida en redes sociales, el Manual señala que “debe ser comprensible, veraz, ponderada y prudente”, que esa responsabilidad “no se diluye porque el receptor de la misma sea múltiple, simultáneo o desconocido” y aconseja “estar alerta e interceptar, siempre que sea posible y adecuado, información médica no veraz que pueda alarmar a la población o poner en riesgo su salud”.