Alfonso Carmona
Fuente: ABC
¿Qué hemos hecho para merecer esto? Frase típica y tópica que casi todos hemos pronunciado alguna vez.
La respuesta a la pregunta depende del ámbito y de la circunstancia a la que se refiera, pero si se hace en relación a la situación actual que viven los profesionales médicos, la respuesta sólo puede ser una: NADA.
Si, lo que lees, estamos como estamos porque no hacemos NADA.
No hay colectivo en el mundo que haya progresado y mejorado en su consideración si no es como consecuencia del agrupamiento de sus miembros y el esfuerzo conjunto, a través de sus representantes, para caminar unidos en pos de objetivos comunes.
En el caso de la “clase” médica (¡qué término más horrible!) no es que no mejoremos, sino que muchos llevan décadas esforzándose en “proletarizar” al médico, y todos podemos dar fe de que lo están consiguiendo.
Esta “proletarización”, entendida en el peor significado posible, se traduce en malas condiciones de trabajo, contratos basura, jornadas parciales, control de la prescripción, exclusión de la gestión, bajos salarios, temporalidad, etc., y comenzó hace décadas en la sanidad pública. Los médicos, muchos de ellos, se refugiaron en la sanidad privada para mantener estatus, independencia y situación económica. Pero hete aquí que a la sanidad privada llegaron las compañías aseguradoras y los grandes grupos hospitalarios, que de nuevo llegan a acuerdos si contar con los médicos, por lo que la situación, lejos de mejorar o mantenerse, comienza a deteriorarse y se vislumbra un futuro no demasiado alejado de lo que hoy ofrece el sector público.
Ya no hay donde esconderse.
Ante este panorama, ¿qué hacemos los médicos? NADA, o mejor dicho, algo que sí demostramos saber hacer como nadie, CRITICAR. Criticamos a las empresas, a las compañías aseguradoras, al entorno, a la incapacidad de los demás para arreglar nuestros problemas, a nuestro colegio profesional, en definitiva, a todo lo que se mueve. ¿Será esto suficiente para cambiar las cosas? Ten la seguridad de que no.
¿Y qué podemos hacer? UNIRNOS.
Individualmente considerados, en el sentido de disponer de capacidad para modificar la realidad dada, no somos nada. Pero unidos, ¡ay, si nos uniéramos! ¡Cómo podrían cambiar las cosas!
El colectivo médico, como casi todos, está conformado por una heterogénea diversidad de intereses, personalidades e ideologías. Será difícil que un gran número coincidamos en idénticas organizaciones culturales, políticas o sociales. Pero hay una entidad que sí nos une: el Colegio Profesional. Ahí sí que estamos todos. En vez de aprovechar esta enorme ventaja competitiva respecto a otros colectivos, cuántas veces decimos o escuchamos que el Colegio no sirve de nada o que nada nos aporta, como si este fuera un ente ajeno a nosotros y no formado por la suma de todas nuestras individualidades.
¿Tan difícil es que colectivos de profesionales con problemas comunes utilicen a su Colegio como nexo de unión, de aglutinar voluntades, de plantear alternativas y soluciones razonables, para conseguir que nuestros interlocutores necesarios nos visualicen como un todo dispuesto a aportar, pero no a permitir que nos pisoteen?
¿Tan difícil es que tomes del brazo a tu compañero, que tiene problemas idénticos a los tuyos, y juntos vengáis al Colegio, que es vuestra casa, a contárnoslos y a coordinar entre todos instrumentos que permitan soluciones viables y satisfactorias para todos? O si no se puede venir físicamente, el Colegio dispone ya de multitud de canales digitales de comunicación.
Ah…, que no lo haces porque no sirve para nada. Llevas razón, de uno en uno no sirve de nada.
Pero piensa sólo un minuto qué ocurriría si fuéramos capaces de unirnos, de agruparnos, de hacer valer nuestra formación y dedicación, no en el sentido del proletario que va a la lucha, sino en el sentido de un colectivo que antes, ahora y en el futuro dedica muchos esfuerzos a su formación, asume una extraordinaria responsabilidad, gestiona presupuestos astronómicos y exige, por tanto, un reconocimiento social, profesional y económico acorde a la labor que desarrolla. No se trata de ser una clase privilegiada, sino de disponer de una consideración justa y equilibrada a la labor que realizamos.
Podemos dejar que siga pasando el tiempo mirando en el horizonte el momento de la jubilación, o podemos unirnos y trabajar juntos por la dignificación de la profesión: tú decides. Sólo quiero que sepas que tu Colegio te está esperando, que estamos preparados, y que nuestra responsabilidad comienza cuando los colegiados nos entregan la única arma que necesitamos: su unión alrededor del Colegio.
Termino como titulé: ¿qué merecemos los médicos? Piénsalo y DECIDE.
Alfonso Carmona. Observatorio de Sanidad del Colegio de Médicos de Sevilla