Antonio Benjumea Acosta
La Fundación MAYO REY tiene su central en Burgos y su lugar de colaboración en un pequeño hospital, fundado por ellos, en el poblado de Rei Bouba, en la provincia del NORTE de Camerún, cuya capital es Garua. Esta provincia linda con el Chad por el este, muy cerca de donde estábamos, y con Nigeria por el oeste. Su extensión es equiparable a la de Andalucía y cuenta con unos 300.000 habitantes. Rei Bouba se encuentra a unas cinco horas en coche desde la capital.
En Camerún la sanidad es totalmente privada. Aclaro esto porque no existe servicio estatal de Salud, en un país cuya renta per capita es de 1.670 euros, lo que, sumado a un muy desigual reparto de la riqueza, hace prácticamente imposible a gran parte de la población el acceso a casi cualquier tipo de asistencia sanitaria. Esta zona es, dentro de Camerún, una de las más pobres.
Además de los hospitales privados, los cuales en su mayor parte se encuentran los grandes núcleos urbanos, existen hospitales fundados y mantenidos bien por la Iglesia, o bien por distintas organizaciones (Fundaciones, ONG, etcétera). Son en gran parte estos centros los que prestan asistencia a parte de la población más rural y con menos recursos. Nosotros colaboramos en el Hospital Fundación Mayo Rei antes mencionado.
La campaña de Mayo-Junio constaba de 12 días de trabajo y la conformamos cinco traumatólogos, tres enfermeras y dos anestesistas, todos españoles y la colaboración de un médico general, nativo contratado por el centro, y tres enfermeras nativas con los que nos comunicábamos al igual que con los pacientes o bien en francés, o bien traduciendo el dialecto Founfoulde al francés en la consulta por medio de una de las enfermeras que nos acompañaba siempre.
La jornada comenzaba a las 8.00 tras el desayuno y se prolongaba hasta que terminásemos, generalmente a las 20.00 o algo más tarde algunos días. La actividad asistencial consistía en intervenciones quirúrgicas, consultas de traumatología y pase de planta de hospitalización. Las patologías más abundantes se relacionaban con secuelas de fracturas y lesiones traumáticas como pseudoartrosis de humero, fémur o tibia, consolidaciones viciosas y luxaciones inveteradas, sobre todo codo y muñeca. Además, eran frecuentes las pseudoartrosis sépticas y osteomielitis crónicas, donde en varios casos hubo que recurrir a amputaciones de miembros inferiores. De las condiciones de trabajo decir que eran óptimas atendiendo a las circunstancias de la zona en que estábamos.
Esta Fundación lleva desde 2011 haciendo campañas de diferentes especialidades (cirugía, ginecología, estomatología, traumatología, etc.) en plazos de 15 días con viaje incluido y que no son más largas debido, entre otras cosas, a la media de más de 30º de temperatura, tanto de día como de noche, a la que no estamos nadie acostumbrados.
Personalmente, me vine con la satisfacción de una labor realizada con cariño y entrega a pacientes sin ningún tipo de recursos, de conocer a un equipo formidable de profesionales donde nunca llegó el desánimo, y sobre todo, de asimilar realmente lo que son estas regiones del mundo y la ayudan que necesitan.
Equipo sanitario y de mantenimiento.
Gracias a la fundación Mayo Rey y a su director Dr. Emilio Sastre, pediatra y fundador, por haberme admitido en esta expedición para formar parte de este equipo.
- B. A. Junio 23