El tema que da título a este artículo es de continua actualidad en ética y deontología, asociado generalmente a la fase terminal del paciente en aras de la llamada muerte digna. Durante mucho tiempo ha sido debatida en algunos ambientes la necesidad de hacer una sedación, de disminuir la conciencia en determinados casos y ha generado cierta controversia, sobre todo en quienes no tienen experiencia o no se dedican a atender a enfermos en situaciones terminales avanzadas.
En los últimos veinte años las cosas han cambiado muchísimo pero todavía se sigue cuestionando mucho algo que es incuestionable. El motivo fundamental es que todavía hay quien lo confunde con la eutanasia. La diferencia fundamental es que LA SEDACIÓN ES ALGO PERFECTAMENTE LEGÍTIMO. En la sedación se busca conseguir la dosis mínima del fármaco para disminuir la conciencia sin idea de acortar la vida. Sin embargo, en la eutanasia se busca intencionadamente la muerte inmediata. Es verdad que estamos en un límite muy estrecho, pero lo que diferencia a una actitud de la otra es la intencionalidad. El Código Deontológico acepta el tratamiento para conseguir la mejoría del paciente siempre que sea posible y, cuando ya no lo sea, permite utilizar las medidas necesarias para conseguir su bienestar, aun cuando de ello pudiera derivarse un acortamiento de la vida, contando con el consentimiento del paciente. De aquí se deduce una cosa y es que se incorpora la sedación con una propiedad de doble efecto y es que en ocasiones ha de utilizarse una dosis tan elevada que en algún momento puede conducir a un acortamiento de la vida del paciente. Eso es el doble efecto. Mi intención no es acortar la vida, sino evitarle el dolor. Si ya están agotados todos los recursos disponibles y el enfermo está de acuerdo, es totalmente legítimo.
La sedación en la agonía se ha de considerar hoy como un tratamiento adecuado para aquellos enfermos que van a morir en pocos días, que temen su muerte, que son presa de sufrimientos y no han respondido al tratamiento adecuado. Por tanto, la primera consecuencia es que no se pretende el final. Y esto es importante.
Esto ha de tenerse muy en cuenta porque hay médicos que manifiestan una objeción de conciencia hacia estas actuaciones. Las Comisiones Deontológicas, que tienen una función asesora de los médicos, tienen la obligación importante de clarificar estas cuestiones acerca de sobre qué se puede objetar y sobre qué no. ¿Cómo se puede aducir OC a usar morfina? Es un tratamiento que se tiene que hacer y que hay que hacer, y no se puede decir que por razones de conciencia no se hace.
Los expertos y quienes están especializados en Medicina Paliativa tienen realizadas estadísticas sobre los síntomas que generalmente conducen a tener que sedar al enfermo. Son fundamentalmente la disnea, la confusión, el delirio, convulsiones, hemorragia, dolor. Respecto al dolor, en contra de lo que mucha gente cree, unas manos expertas lo pueden controlar bastante bien con los recursos disponibles sin que se disminuya la conciencia del individuo, lo cual sucede en casos muy puntuales, que son los que requieren dosis más altas.
En el Código de Ética y Deontología está recogido este artículo:
“La sedación en la agonía es científica y eficazmente correcta, solo cuando se presenten síntomas refractarios a los recursos terapéuticos disponibles y existe el consentimiento del paciente implícito, explícito o delegado”.
Por tanto, ha de haberse hablado con el paciente a lo largo del tiempo, se le ha de haber explicado el tratamiento, sus indicaciones y sus contraindicaciones y, por supuesto, ha de haber síntomas refractarios, no síntomas difíciles.
A veces es la ansiedad de la familia la que induce a que se haga algo para que el enfermo no viva su propia muerte, a lo cual tiene derecho. Pero la familia jamás puede decir lo que hay que hacer. Hay decisiones que a veces se toman automáticamente, pero siempre son decisiones delicadas en las que no siempre todo el mundo está de acuerdo. Es importante recordar siempre que para sedar al enfermo, este ha de tener síntomas refractarios.
También es muy importante tener en cuenta que el hecho de estar sedado el enfermo no significa que no haya que seguir cuidándolo hasta el final. Los cuidados básicos son absolutamente imprescindibles.
Sobre la sedación, la Comisión Central de Deontología (CCD) elaboró una Declaración, que aprobó la Asamblea General en febrero de 2009. Esta Declaración se llevó a la Asociación Médica Mundial en octubre de 2011 en Uruguay, la cual procedió también a su aprobación.
DOCUMENTOS RELACIONADOS
Declaración de la CCD ‘Ética de la sedación en la agonía’ (febrero 2009)