Antonio Reyes Montoya abre todas las puertas del flamenco en su rico entendimiento del cante. Si nos franquea la entrada de la tradición nos conduce a la vez por los pasillos de la renovación. Y al renovarlo lo revaloriza.
En el Concierto de Otoño que cada año organiza el Colegio de Médicos y un año más bajo el apoyo de March JLT hizo de guía privilegiado para el público. Con maestría y originalidad relató una historia de flamenco junto a su compañía en una rica variedad de palos y presentaciones en escena. Tangos y fandangos donde su voz reina pero también los solos de guitarra que supieron a mucho más que a interludios con el acompañamiento del violín, que aporta su cuerda áspera al quejío sin palabras.
El trino único de Manolo Caracol fue convocado en el fin de fiesta y no es casual la equiparación de un artista y otro. Ahí queda la recreación que de Lola Flores y el gitano universal hicieran de ‘La niña de fuego’, que fundió, encendió y prendió entre los asistentes, puestos en pie para reclamar que no terminara.