José Arturo Visedo Manzanares
En enero de 1937, Picasso, recibió el encargo de pintar un mural para el Pabellón español de la Feria Internacional de París que se iba a inaugurar en ese mismo año, dedicada “a las artes y a las técnicas aplicadas a la vida moderna”, en el que se denunciase al mundo que los militares sublevados estaban destruyendo el patrimonio artístico, bombardeando Madrid día tras día desde varios meses antes. Tardó un tiempo en ponerse manos al obra; una obra que nunca explicó pero que se entiende al conocer la postura del artista sobre la guerra civil, tal como haremos a continuación.
En el momento del encargo se encontraba realizando dos planchas al aguafuerte que dató como “8 enero 1937” y “9 enero 1937”, tituladas “Songe et mensonge de Franco” (Sueño y mentira de Franco) en que, mediante viñetas, critica la insurrección militar; las últimas cuatro están fechadas el “7 junio 37” y en ellas, ¡cómo no!, nos habla de él mismo, en este caso refiriendo su situación sentimental protagonizada por mujeres; veámoslas:
Dora Maar, la fotógrafa, pintora y escultora surrealista, que a partir de 1937 se convirtió en su nueva amante, y que será definida por el pintor como“la mujer que llora”, siendo esa la actitud con que la representará habitualmente.
Olga Koklova, la única mujer con quien contrajo matrimonio, de quien estaba en trámites de divorcio. Aparece atravesada por un chuzo o lanza llevando consigo dos pequeñas criaturas que simbolizan la obra que quiere arrebatarle, dejándolo a él herido junto a un charco de sangre que brota de su cabeza .
Mª T. Walter, es la madre que protege amorosa a un pequeño ángel coronado de estrellas, Maya, nacida un año antes, en 1936, de su unión con el pintor. Aparece atravesada por una lanza en señal de que esa relación ha concluido.
La cuarta viñeta de las mencionadas representa a una mujer que huye de un edificio en llamas con su hijo muerto; simboliza al gobierno de la República huyendo desde Madrid a Valencia, lo que ocurrió al comenzar los bombardeos de la Legión Cóndor sobre la capital; el niño muerto representa a sus hijos, los hijos de la República, “les enfants de la patrie”, que estaban muriendo como consecuencia de dichos bombardeos.
Resumiendo: Picasso rechaza la insurrección militar y critica al gobierno de la República por huir de la capital abandonando a la población civil; en cuanto a él, se encuentra en trámites de divorcio de su esposa y ha sido padre de Maya con Mª Teresa Walter a la que ha dejado para estar con Dora Maar.
El 18 de abril de 1937, no ha sido bombardeada Guernica, dibuja los primeros bocetos del mural que tiene encargado; los rotula como “18A37”. Aparece una habitación con forma de ortoedro en la que un artista, junto a un enorme ventanal, pinta a una modelo desnuda sobre un canapé (escribe: le modèle; le canapé).
Está inspirado en “Goya, en su estudio, ante el caballete” que se conserva en la Real Academia de San Fernando de Madrid.
Con este boceto pretende representar al Patrimonio que está en peligro, contenido: artista, modelo y obra y continente: museo, del que el enorme ventanal nos sugiere el lugar por donde sacar el contenido para ponerlo a salvo.
En el numerado “(XI)” de igual fecha “18.A.37”, repite el asunto añadiendo una luna, lo que nos hace pensar que el techo ha saltado por los aires y en el suelo un flexo con un potente haz de luz, como guiño al título de la Feria de París que como hemos dicho estuvo dedicada a “las artes y las técnicas aplicadas a la vida moderna”.
Al día siguiente, “19.A.37.”, plantea la idea de la destrucción del Patrimonio pero de modo distinto, disponiendo los símbolos de las Bellas Artes Clásicas, por aquí y por allá, como si se tratase de los proyectiles de una explosión (el Patrimonio saltando en mil pedazos):
- en el borde superior, una oreja como la alegoría de la música;
- en el centro, un caballete en referencia a la pintura;
- en el borde izquierdo un muñeco de guiñol, de los de guante, simboliza el teatro;
- abajo, la cabeza de Mª Teresa (la que esculpió en “cabeza de mujer”, una de las dos obras escultóricas que cedió para el Pabellón) representa la escultura;
- y en la esquina inferior derecha una mujer embarazada con el pecho descubierto y el cuerpo a modo de campanario que nos sugiere la arquitectura. Se trata de la Pinacoteca del Prado, preñada de las obras de arte que se colocarán, para ser puestas a salvo, en la cuna con forma de luna en alusión a “la luna de Valencia”(las torres de Serrano a donde fueron trasladadas).
Además dibuja de frente, sagital y en escorzo, el lienzo tal como será visto en el pabellón, acompañado de las dos esculturas mencionadas, “cabeza de mujer” y “mujer con vaso”, que cederá para la exposición.
A los milicianos que defienden el Patrimonio con riesgo de sus vidas los representa como puños en alto, sujetando una hoz y un martillo. Desaparecerán en el mural definitivo, en el que un pájaro sustituirá como símbolo de la música a la oreja, una pata de madera astillada al caballete, un edificio en llamas en lugar de la torre-campanario y una cabeza en el suelo a la de Mª Teresa, porque ella aparecerá finalmente, con su característico perfil, sujetando un candil tal como se puede ver en “mujer con vaso”. En el definitivo también veremos al resto de mujeres que protagonizaron las viñetas de los aguafuerte “Sueño y mentira de Franco” que ya hemos comentado: Dora Maar en actitud reverencial con una rodilla en tierra; previamente aparecía llorando, aunque finalmente le borrará las lágrimas. Olga, quemada en lugar de alanceada y la República con su hijo muerto. Picasso será el toro que nos mira emulando a Velázquez en “las meninas”.
Es decir: Picasso rechaza la insurrección militar y la destrucción del Patrimonio en donde la yegua preñada además de herida es la Pinacoteca del Prado bombardeada y critica del gobierno de la República su huída de la capital abandonando a la población civil; en este contexto él se encuentra en trámites de divorcio de su esposa y ha sido padre de Maya con Mª Teresa Walter que fue su inspiración hasta este momento en que tiene a Dora Maar por amante.
Todo muy sencillo, tal y como corresponde a una persona que no tiene porqué distinguirse ni como filósofo ni como profundo pensador. Es decir: Nada nuevo.