José Arturo Visedo Manzanares
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la belleza, en su acepción más amplia, como un conjunto de formas, proporciones y cualidades que nos producen un deleite espiritual o un sentimiento de admiración (un paisaje, un objeto, el ser humano). Pero esos deleite espiritual o sentimiento de admiración son conceptos subjetivos que, ni son universales, ni duraderos, tal como podemos comprobar observando los cambios aparecidos en las obras de pintura o escultura a través de los tiempos.
Renacimiento: siglos XV y XVI.
El Renacimiento tiene un canon de belleza semejante al del mundo clásico: los renacentistas, en su afán por mostrar la perfección corporal, gustaban de mostrar la desnudez de los cuerpos.
Renace Venus como joven tímida y virginal, de piel blanca, mejillas sonrosadas, cabello rubio y largo, frente despejada, ojos grandes y claros, hombros estrechos como la cintura; caderas y estómagos redondeados, cuello largo y delgado, manos delgadas y pequeñas en señal de elegancia y delicadeza, dedos largos y finos; los pies delgados y proporcionados; senos pequeños, firmes y torneados.
Barroco: Siglo XVII y principios del XVIII.
Frente al optimismo idealista Neoclásico, el hombre del Barroco es pesimista: la vida es una sucesión de mentiras que conducen a la muerte: “In ictu oculi” (que significa que en un abrir y cerrar de ojos…estás muerto).
La palabra barroco nace con intención despectiva en el S.XVIII; proviene de la palabra “barrueco”, una perla irregular, y se usa para expresar el concepto de falso.
Es el momento del uso de perfumes, peinados, carmines, lunares, corsés, encajes, ropas suntuosas, zapatos de tacón, espejos, joyas, coquetería y ampulosidad en suma.
Retrato de mujer, h. 1628, por Michiel Jansz | Retrato de hombre joven, 1614, por Rubens |
El cuerpo femenino, contrario al canon clásico ó renacentista, es ampuloso y artificial: más gorditas que en el Renacimiento, piel blanca, hombros estrechos, anchas caderas, estrechas cinturas, brazos redondeados y carnosos, pechos más prominentes.
No todas son obesas: Diego Velázquez se dejará llevar por la influencia de los italianos y nos dejará la elegante Venus del espejo.
Rococó: segunda mitad del S. XVIII.
En este periodo la figura femenina destaca como delicada y ligera, pero siempre sensual.
Neoclasicismo: Surgió en el siglo XVIII coincidiendo con el descubrimiento de Pompeya (1748).
Las damas barrocas son sustituidas por mujeres menos sensuales. La representación está dotada de un modelado suave y un acabado pulido y homogéneo que cae en la frialdad.
Los cuerpos se muestran estáticos y alejados de cualquier connotación erótica, evocando las proporciones de las Afroditas griegas
La Pintura Romántica: surge a finales del siglo XVIII.
Se vuelven a abandonar los temas de la antigüedad clásica para abordar otros inspirados en la historia nacional, en la edad media o en las culturas orientales.
La representación femenina roza las fronteras de la lascivia; cuerpos lánguidos, desvalidos, de talles ceñidos y de minúsculas cinturas.
Realismo: mediados del S.XIX.
Los realistas plasman la realidad objetiva; representan el mundo del momento de una manera verídica e imparcial, centrándose en asuntos sociales tales como el trabajo realizado por niños y mujeres en condiciones inhumanas. Jean François Millet (1814-1875) fue el primero en representar al campesino como protagonista. Su prototipo es el de mujer robusta.
Impresionismo : segunda mitad S. XIX.
Se caracteriza por el intento de plasmar la luz. Dentro de este movimiento se dan los desnudos femeninos gratuitos.
Siglo XX :
Los artistas las modelan a su gusto, por lo que cada mujer representada será distinta a todas las demás.
En la actualidad, las nuevas tecnologías son las que proporcionan los nuevos patrones de belleza: esbelta, altura superior a la media, apariencia deportiva sin incurrir en lo atlético, piel tersa y bronceada, ojos grandes, nariz pequeña, boca grande y labios gruesos, medidas publicitarias (90-60-90), senos firmes, simétricos y sólidos, vientre liso, pelo largo, piernas largas y torneadas,
es decir… Laras Croft!