Cada vez más, los profesionales sanitarios usan las nuevas tecnologías y redes sociales para comunicarse con sus pacientes o para compartir ciertos casos con otros compañeros. Este apartado de Comunicación pretende ser una ayuda para el buen uso de estas nuevas herramientas. Una de las principales fuentes a donde acudir es el libro de la OMC “Ética y Redes Sociales. Manual de estilo para médicos y estudiantes de Medicina”, del cual, recomiendo su lectura. Esta serie artículos se irán publicando en el apartado de Asesorías-Comunicación-Médicos 2.0 del periódico.
Eva Mª Repetto Montero. Asesora de Comunicación del COMCADIZ
Estamos viviendo una época en la que los derechos de imagen y a la propia intimidad están viéndose cada vez más condicionados debido, fundamentalmente, al auge de las redes sociales. Existe tal necesidad de transmitir a todo el mundo lo que estamos haciendo, dónde estamos hoy, con quién hemos comido, etc., que perdemos en cierto modo nuestra intimidad y la de los que nos rodean. Ya que, en la foto de con quién comimos ayer también aparece “fulanito” al cual ya le estamos quitando el derecho que tiene a su intimidad.
El hecho de tener un móvil de última generación, con la capacidad de hacer fotos y vídeos de gran calidad, y de poder enviarlas en el mismo instante a cualquier sitio, hace que cada vez sea más difícil mantener esa privacidad que antes teníamos.
En nuestro caso, como médicos, lo primero es tener claro la diferencia que existe entre secreto profesional y confidencialidad.
El secreto profesional es la obligación legal que tiene el médico de mantener en secreto la información que han recibido de sus pacientes. Al contrario de lo que ocurre con tipos de deberes de confidencialidad, el secreto profesional se mantiene incluso en un juicio. En cambio, la confidencialidad es “lo que se hace o dice en confianza, esto es: con seguridad recíproca entre dos o más personas”; es un principio ético.
Teniendo claro estos conceptos, tenemos que saber qué podemos y qué no podemos hacer con los datos de nuestros pacientes en internet. Pongo unos ejemplos que pueden servir de ayuda:
Con el permiso (siempre por escrito) del paciente, se puede compartir alguna imagen de, por ejemplo, una radiografía, que muestre un caso clínico que sea de interés para otros profesionales. Sí, se puede compartir esa radiografía, pero antes debemos borrar todos los datos personales que aparezcan en esta, pues se romperían las normas básicas de Deontología médica.
Un grupo de WhatsApp formado entre varios profesionales puede ser de gran ayuda para pedir consejo entre los integrantes, sobre algún caso concreto. O para aportar ideas u opiniones sobre éstos. Pero, como hemos comentado, siempre respetando la confidencialidad de los pacientes que tratemos, no usar sus datos personales u cualquier otra información que revele de quién tratamos.
A tener en cuenta a la hora de publicar fotografías de pacientes:
– La información debe ser anónima. (retirar cualquier dato identificativo de la foto o radiografía antes de compartirla)
– La publicación nunca puede tener como objetivo la crítica o el simple morbo.
– Cuando se pida una segunda opinión, contar siempre con el permiso del paciente.
En definitiva, las redes sociales pueden servir de gran ayuda y ser un servicio más para usar a la hora de compartir información sobre casos clínicos relevantes, para pedir una segunda opinión, como método didáctico o como elemento enriquecedor de intercambio, pero siempre manteniendo de manera primordial los mismos principios que en la medicina tradicional.
Podéis ampliar información sobre la confidencialidad y el secreto profesional en este enlace.
Igualmente, no dejéis de leer “Ética y Redes Sociales. Manual de estilo para médicos y estudiantes de Medicina” de la OMC”.