En nuestra profesión como en la vida todo es cuestión de expectativas. Nuestras alegrías, decepciones y frustraciones dependerán mucho de la distancia que exista entre lo que esperábamos que sucediera y lo que realmente sucedió.
Por ejemplo, ¿qué ocurre cuando esperas con ansia todo el año el último capítulo de tu serie favorita y resulta que el final es horroroso? ¿Qué piensas cuando te presentan a un compañero de trabajo con fama de ser muy estricto y de escasa simpatía, y tras unos meses es la persona que más te ha aportado profesionalmente?.
Podemos ver que el resultado final puede distar mucho de lo inicialmente esperado. La expectativa con la que afrontamos las nuevas oportunidades, personas que conocemos o cosas que compramos condicionará muchísimo lo que sucederá y cómo sucederá.
Pues cuando eres residente de Medicina Familiar y Comunitaria ocurre del mismo modo: las expectativas iniciales condicionarán el resultado final. Y no siempre es lo esperado.
Actividad asistencial
Expectativa. Esperas una integración paulatina en la actividad asistencial, de manera supervisada, para adquirir las competencias propias de la especialidad y aplicar aquello en lo que te forman. Motivadora inicialmente la idea.
Resultado. Inicias tu labor asistencial en pleno período estival en unas Urgencias hospitalarias colapsadas, con la promesa de estar supervisado continuamente. Aprendiendo a sobrevivir. Frustración. “Burn-out” demasiado pronto. Todo es complicado.
En el centro de salud es sustancialmente diferente, en los primeros seis meses. Un buen período formativo, en el que te integras en tu centro y con sus profesionales. Comienzas a conocer la especialidad y estás supervisado por tu tutor o tutora. Un problema: No vuelves a pisar el centro prácticamente hasta dos años y medios después, cuando comienzas el último año como médico residente (bueno, lo pisas, pero sólo para hacer “tardes de urgencias”, y sólo). Ello hace que inicies, otro verano, atendiendo una Atención Primaria cada vez más abandonada, cubriendo un cupo que apenas conoces, además del acúmulo de cupo de aquellos que no están y no tienen residente que cubra la consulta. “¡Qué suerte que tengáis residentes en vuestro centro! ¡Así tenéis siempre gente con la que cubrir!” Triste pero cierto.
Formación
Expectativa. Piensas que hay un plan formativo estrictamente diseñado y acorde a tus necesidades que te permitirá adquirir todas las competencias que tu especialidad precisa. Ves la oportunidad de crecer como profesional en el que el techo te lo pones tú. Crees que habrá una extensa oferta formativa durante toda la especialidad.
Resultado. En las rotaciones hospitalarias y centro de salud, adquieres más o menos conocimientos en función de múltiples variables, como son el carácter proactivo del residente (punto fundamental), la organización del Servicio en el que rotas (en su mayoría bien organizado) y la época del año.
Dicho esto, desde la propia Unidad Docente destaca casi ninguna propuesta en los dos últimos años de residente y la ausencia durante los cuatro años formativos de un abordaje sobre las patologías más prevalentes en Atención Primaria, como por ejemplo, hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia cardíaca, etc. Todo aquello en lo que quieras formarte tienes que hacerse por uno mismo (mediante pago previo, colaboración con laboratorios, etc.), es decir, no hay diferencias significativas entre encontrarte en un período formativo y no estarlo.
Nada programado específicamente para realizar publicaciones, congresos, másteres y expertos, a pesar del potencial que tiene la especialidad en la esfera de la investigación. Cierto que hay que ser proactivo, y el que escribe estas líneas lo es, pero todo depende de tu sacrificio y entrega (sin facilitarse horas de formación). Lo único organizado para que investigues es el obligatorio proyecto fin de residencia cuyo resultado no influye en la evaluación final.
Salidas laborales
Expectativa. Es necesario tener una especialidad si quieres progresar en el futuro. Si quieres presentarte a oposiciones, si quieres ser mejor valorado, si quieres crecer. Es una buena oportunidad para formarte y son cuatro años en los que tienes estabilidad laboral. Luego seguro que tienes la opción de un buen contrato, de calidad en todos sus aspectos, como médico especialista.
Resultado. Ser residente es ser médico “low cost” desde el inicio. Médico que hace más de 250 horas/mes (último año de formación) es muy útil para cubrir todas las eventualidades que sucedan en el centro, de su tutor/a o no, pediatría o urgencias, o incluso otro centro. Por supuesto a bajo precio.
¿Qué ocurre cuando por fin logras ser especialista? Pues sigues siendo “low cost” pero distinto. Me explico. Finalizas, eres MÉDICO ESPECIALISTA EN MEDICINA FAMILIAR Y COMUNITARIA (lo pongo en mayúsculas a conciencia) y la “mejor” opción que te ofrece el Sistema Andaluz de Salud es un contrato de seis meses en no sabes dónde ni el horario que vas a tener. Lo único que te aseguran es que serán intensas jornadas en algún/algunos centro/s del Distrito Sanitario durante todo el Verano (puestos de difícil cobertura, por supuesto) y otros diferentes a partir de Septiembre. Contratos de Dispositivo de Apoyo, no de Atención Primaria, hasta Diciembre. Luego en Enero, a saber.
Se vende a “bombo y platillo” como una de las mejores posibilidades laborales en años para los que terminamos la especialidad (“hace años era impensable este contrato” “aprovechad, da igual las condiciones, pero es que son seis meses de contrato”, dicen algunos) en una época en la que la escasez de facultativos es alarmante (creo que quedan en nuestra provincia varias decenas de puestos de MFyC por cubrir). Hospitales y centros privados, concertados, agencias sanitarias llaman a tu puerta también. Disparidad de oportunidades. Muchas de ellas de calidad, con estabilidad laboral, con mejora de la conciliación familiar y posibilidades de progresión. Convendría capítulo aparte.
¿Cuál podría ser la solución? Quizás no podamos cambiar el sistema a corto plazo, pero sí podemos modificar nuestras expectativas y la gestión de sus resultados. Nuestra especialidad es la más hermosa y completa, y la más complicada de desarrollar, ofreciendo multitud de oportunidades. Sólo tenemos que buscarlas. Yo las encontré.
Dr. Luis Muñoz Olmo
Médico Especialista en MFyC.
Cádiz.