Que en la actualidad estamos en una situación especialmente precaria es algo conocido por todos. Por desgracia son miles los colegas que, a pesar de haberse formado en especialidades muy bien valoradas y necesitadas de recursos como es la nuestra, se encuentran en el paro o bien con contratos más que precarios: se podría decir que son esclavistas.
No son pocos los colegas a los que se les ofertan contratos en horarios o condiciones que rozan ya casi lo vejatorio, francamente. ¿Acaso se puede decir más claro y franco la situación? Alguien que dedica su vida al cuidado de los demás no puede ser tratado como un pañuelo desechable de usar y tirar.
Pero lo último ya es lo que un colega me ha denominado el “contrato picaflor”. No es otro que el que se oferta de forma continuada y de muy escasa duración. A veces hasta tres en la misma semana y en ocasiones hasta más, pero además en distintos centros, muy distantes entre ellos y sin ser al 100%. Vamos, que en ocasiones llegaba casi cuando se debía ir. No deja de ir de centro en centro a salto de mata, vamos… de picaflor….
Lo peor de ello es que no podía completar una asistencia continuada a un paciente. Más bien siente que se dedicaba a despachar y sin vinculación alguna con lo que acontecía, al sentirse de paso…
Y es que resulta muy difícil dar un buen trato cuando el primero que no lo recibes eres tú. La priorización del profesionalismo queda desplazada cuando las necesidades apremian en forma de hipotecas, facturas, incremento del precio de la gasolina y el pago de las reparaciones y mantenimiento de tu vetusto coche que te permite ir al día siguiente al próximo centro para poder seguir siendo un picaflor que no cae de la lista de los “dignificados con las llamadas”.
Todo ello no hace más que embrutecer la asistencia con el paso del tiempo por puro resentimiento, hartazgo y asco personal. Algunos le llaman a esto finamente Burn-out, pero más bien se podría decir en un andaluz castizo de otra forma que el escribir en este medio no me lo permite, pero no me faltan ganas de decir a los cuatro vientos.
Revisando el Diccionario de la Real Academia Española, define al picaflor en su segunda acepción del término como “Frívolo inconstante”. No veo bien aplicar la primera palabra al caso, pero la segunda se adapta como media al muslo…
Dr. Manuel M. Ortega Marlasca.
Vocal de Atención Primaria.
Excmo. Colegio Oficial de Médicos de Cádiz.