Dr. Antonio Fernández Arias
Ese día me levanté sobre la misma hora de siempre, mientras me preparaba el café, encendía la radio para escuchar lo de siempre… noticias… comentarios de actualidad… se generaba así un familiar ruido de fondo, mientras la cotidianidad de la situación me llevaba a realizar las mismas maniobras de todas las mañanas.
Entre ese run run de opiniones y comentarios, de vez en cuando, alguna perla referente a mi bendita profesión se dejaba caer. Que si faltan médicos allí, que si las listas de espera de allá, que si algún director de no sé dónde dice que en Andalucía los médicos cobramos mejor que los futbolistas… Anda, pensé mientras me tomaba la primera pastilla del día (con cincuenta años la vuelta al jamón ya está dada)… ya tardábamos en hablar de Andalucía. Y cómo no, ese pensamiento se quedó clavado un momento en mis elucubraciones matutinas, y como explica la terapia cognitivo-conductual, empezó a modificar la manera en la que me siento… Claro… los médicos andaluces estamos de p… madre, claro… pues ¿Cómo estarán entonces los de otras comunidades que cobran cerca de 1.000 euros más que nosotros?… deben tener el fonendo bañado en oro y diamantes. No te j…. además debemos cobrar bien por la pechá que nos damos todos los días… a cinco minutos por paciente… como empecemos a cobrar a destajo nos forramos… digo… que cobramos bien dice el tío… pues hoy se nos ha puesto mala una compañera y… espera… anda mira que bien… En el whatshap del trabajo dice Miguel que a Pepe y Tere los movilizó el 061 porque todas las unidades estaban ocupadas y los mandaron en medio de una autovía a atender un tráfico… digo, Tere calzada con unas manoletinas y con una falda, que bien… pero vamos no me extraña, todo el dinero se lo gasta la Junta en el sueldo de los médicos y claro no hay para más uvi móviles, el TÍO SE QUEDÓ A GUSTO, QUE COBRAMOS BIEN DICE… ANDA… ENCIMA A LA VUELTA FRENAZO DE LA AMBULANCIA Y LOS DOS COMPAÑEROS DE BAJA…YA FALTAN TRES… BUENA MAÑANA NOS ESPERA… QUE VENGA EL SEÑORITO A ECHARNOS UNA MANO…TOTAL CON LO QUE COBRE QUE SE COMPRE UN ROLEX… ¡¡¡¡¡¡DIIIIIIGO!!!!!… ¡¡¡¡¡VAYA TELA DE EMPRESA!!!!!, ¡¡¡¡¡VAYA TELA DE PROFESIÓN!!!!!….¡¡¡¡¡VAYA TELA DE…..
Papá… ¿Me has preparado el desayuno para el recreo? Me rescata de aquel infierno una vocecita adormilada que me ancla de nuevo a la cotidianidad. Sí cariño ahí lo tienes.
Saliendo de la casa hacia el coche parece que ya entramos en la rutina… pero claro… mi manera de pensar ha estado haciendo de las suyas y ha sembrado en mi carácter de ese día un sentimiento muy claro…. VOY AL TRABAJO MÁS CABREADO QUE UNA MONA.
Dejo el coche, voy a entrar por la puerta… DON ANTONIO, mire usted hombre que esta noche se me ha puesto el ojo rojo y me duele…
Cierto Alberto, cierto… habrá que ponerle tratamiento… ahora… cuando… le… toque… Alberto.
No… si no tengo número…
Cójalo usted Alberto…
Hay mucha cola Don Antonio….
Ya…Alberto… pero no es plan de atenderle en el quicio de la puerta hombre…
No… pero si lo que tengo es aquí mismo… espeta bajándose el párpado inferior con un dedo y acercándome su cara como a tres centímetros de la mía en medio de la puerta y con toda la cola mirándonos fijamente. Tras unos segundos eternos le digo pausadamente…
¿Qué coloradito tiene el ojo no Alberto?… Coja usted cita que le recete por….el….ordenador….Alberto.
Vale Don Antonio… y le cuento lo de las almorranas….
Sí… Alberto…que no creo que sea el momento de explorarle… sinceramente.
Bien… Antonio… respira profundo… media escalera subida… y ya has resuelto la conjuntivitis de Alberto, el parte de baja de Fermín, y le has dicho a Manuela que el informe ya está hecho.
ANTONIO… ANTONIO… que como Tere, Pepe e Inma están de baja que te toca los avisos…
Vale.
Antonio….
Dime.
Que ya tienes.
Vaaaleee.
Son dos…
Vaaaaaaleeeeeee.
Antonio… toma…
¿El qué?
El reparto de los pacientes de Pepe, Inma y Tere.
¡¡¡YA VALE, POR DIOS!!!
Bueno, ya parece que llego a la consulta entre buenos días y regates. Isabel ¿Cómo está la Agenda?
Hasta arriba responde la sufrida Residente.
Bueno, por lo menos nos cortarán las urgencias a las una, que me acabo de enterar que estamos de avisos…
Ya tenemos cuatro urgencias Antonio…
Esto promete… entre mi gafe habitual y la mala leche que traigo a ver cómo acabamos.
Empezamos… a ver… por favor… el primero….
Oiga yo estoy de Urgencia… Perdone pero yo tengo cogido el primer número desde hace días, a ver si para que te vean primero no hay que coger cita… Pues yo también estoy de Urgencias, quién va primero entonces… Oiga perdone, tengo cita a las once pero me viene mal con la cita del dentista a ver si me puede pasar antes… ¿Las Urgencias van al final o las va pasando? Es que yo aquí veo un descontrol… Oiga mire usted, mi padre lleva aquí un rato con la tensión alta y mi padre no está para esperar mucho, ahí le digo… Buenas, Manuel Rodríguez ¿Estoy en la lista? Es que lo he cogido por teléfono… Don Antonio le recuerdo que tengo tarjeta de cuidador…. Pero vamos a ver ¿Por cuál número va?…
Y así fue pasando la jornada, entre medicamentos desabastecidos en las farmacias, más avisos de avisos, urgencias (o más bien gente con prisa) y todo aquello que nos hace felices a los médicos en nuestro trabajo.
Cuando ya llevábamos cerca de una hora de retraso, entran en la consulta Pedro y Rosario.
Antonio, venimos por los resultados de Pedro, la analítica y el TAC de la cabeza que nos pedisteis.
Isabel, más espabilada que su tutor, ya estaba manos a la obra incluso antes de que Rosario abriera la boca. Una vez vistos los resultados y a tenor de la exploración y los tests cognitivos del otro día, sabiendo de antemano la Historia Clínica de Pedro, no teníamos duda que Pedro estaba presentando los primeros síntomas de una Demencia Multiinfarto. Eso explicaba el cambio de comportamiento de Pedro con Rosario y sus hijas, volviéndose inexplicablemente huraño.
Bueno Antonio, ¿Qué le pasa a Pedro?
Poco a poco, como en otras ocasiones en las que un médico tiene que dar malas noticias, utilizando tanto las estrategias aprendidas en los libros como las aprendidas en el transcurso de la vida, fuimos explicando la situación a Rosario. Y poco a poco notamos en la cara de Rosario que iba no solo comprendiendo lo que le estábamos diciendo, sino la transcendencia que acarreaba, lo que suponía tal diagnóstico, el futuro que les podía aguardar.
Durante unos pocos segundos interminables, Rosario dejó de mirarnos y se quedó mirando el vacío. Vacío que realmente estaba lleno. Lleno de recuerdos. De alegrías y penas, de enfados y perdones, de pañales y chupetes, de esfuerzo, de fotos en blanco y negro, de almuerzos, cenas, complicidades y siestas.
Rosario se volvió hacia Pedro y se fundieron en un abrazo que expresaba mejor que ninguna palabra lo que quería decir. Pedro la miraba sin entender bien el porqué y ella con las manos en su cara le susurra entre lágrimas… no te preocupes mi vida, esto lo vamos a superar juntos. ¿Juntos? Preguntaba Pedro, delatando con su mirada que el olvido empezaba a llenar el contenido de toda una vida.
En ese momento tanto Isabel como yo nos miramos y nos descubrimos con los ojos empañados y un nudo en la garganta. Todo cobraba sentido en aquella humilde consulta de Medicina de Familia. Mi sentimiento de enfado se desvaneció de inmediato. A pesar de todas las trabas y dificultades para realizar nuestro trabajo, el sentido último del mismo se manifestaba delante nuestra como un bálsamo.
Bendita esta profesión nuestra que nos muestra a diario lo más importante, intentar discurrir por la vida aprendiendo de quien más te puede enseñar y que siempre he creído que son nuestros pacientes. La fortaleza de Rosario y su determinación fue un regalo y una lección que no creo que se nos olvide en mucho tiempo. El olvido que comienza a atenazar a Pedro no va a conseguir que Rosario se olvide de lo que Pedro ha significado y significa para ella.
Y a nosotros, no se nos debe olvidar que todo lo que conlleva el Sistema Sanitario al que pertenecemos está conformado para que se den momentos como el que os comparto y que seguro os habréis sentido identificados. Ese momento, no se nos olvide, es el de la simple y a su vez mágica interacción de un paciente con su médico en una consulta. Es la parte central de este Sistema Sanitario y todo debiera de girar para que se desarrolle correctamente, aunque a algún director de no sé dónde se le haya olvidado.