Miguel Fernández-Melero Enríquez
Asesor Jurídico del Colegio
Aunque se lleven muchos años en el ejercicio de la profesión, de vez en cuando ocurre algo que resulta por completo novedoso y que pone de manifiesto los variados peligros que corren los médicos en el ejercicio de sus funciones.
Sabemos que a la mayor parte de los colegiados no les hace nada de gracia cuando tienen que concurrir ante un tribunal, del orden que sea. Si lo hacen es a la fuerza, y porque en la cédula de citación que reciben se les señala la existencia del delito de obstrucción a la justicia, del que pueden terminar siendo acusados quienes no concurran al llamamiento judicial. Salvando las distancias, algo parecido nos pasa a los demás cuando tenemos que ir al médico.
Así pues, si el juez llama a quien sea (excepto al Rey, los miembros del Gobierno y otros pocos más a los que por su cargo señala la ley), todos tenemos la obligación de concurrir al llamamiento judicial el día y hora señalados. Ahora bien, hay que actuar con cuidado, pues pueden producirse problemas.
La Sección 8ª de la Audiencia Provincial de Cádiz acaba de dictar sentencia en un procedimiento, cuya vista oral ha durado tres días, en el que se han sentado en el banquillo de los acusados un paciente, su abogado y un médico.
El supuesto delito por el que se les juzgaba era el de estafa procesal en grado de tentativa. Según el fiscal y la acusación particular, el delito se había cometido al haber planteado un pleito en demanda de indemnización por un accidente de tráfico, dándose la circunstancia de que el juez creyó que se había incrementado artificialmente la factura que se reclamaba, en perjuicio de la aseguradora demandada, pues las lesiones que se terminaron tratando eran bastante más que las que se habían diagnosticado en un primer momento en el servicio de urgencias.
La sentencia dictada, que aún no es firme, ha sido absolutoria, pero el trago que ha debido pasar el colegiado ha sido tremendo. Por eso vuelvo al principio e insisto en que cuando se ha acudir a los tribunales, lo que a nadie le hace gracia (como cuando se acude al médico, salvando las distancias), hay que tener muchísimo cuidado.
Y la semana que viene, más.