Los filósofos no se ponen de acuerdo. Algunos son de la opinión de que el hombre es bueno por naturaleza, y que es la sociedad la que lo corrompe y hace que la maldad le aflore (Rousseau). Otros en cambio piensan que el hombre es malo naturalmente, “El hombre es un lobo para el hombre” (Homo homini lupus) (Thomas Hobbes). La mayoría mantiene la teoría de que el hombre no es bueno ni malo, que es la sociedad la que se encarga de hacerle saber lo que es el bien y el mal (Kant). Aquí prevalece el Derecho Natural, ese que no precisa de normas ni de leyes, que es el dictado de la conciencia y el sentirse parte de un todo lo que nos marca el bien y el mal. Para muchos el bien es el orden total, la paz y el sosiego interior, y el mal el caos, el desorden, la tragedia interna.
La expresión máxima del mal se traduce en violencia. Cada vez más la sociedad actual utiliza la violencia como elemento cotidiano en las relaciones personales, grupales o sociales. Con frecuencia los violentos copan los titulares de los medios de comunicación. El anonimato cobarde del que se esconde en las redes sociales ha puesto de manifiesto una violencia que sólo deja heridas en el alma. La bondad está siempre escondida, en un segundo plano.
Con el objetivo de instruir a los escolares en la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no violencia y la paz, en el año 1964, por iniciativa del profesor español Llorenc Vidal, se instituyó el Día Escolar de la No Violencia y la Paz (DENIP), coincidiendo con la conmemoración de la muerte violenta de Mahatma Gandhi el 30 de enero de 1948.
Todos los esfuerzos que se realicen por conseguir erradicar la violencia en todos los ámbitos de la vida serán estériles si no somos educados en lograr el bien común. Las formas de violencia cambian, se hacen sutiles, perversas, tóxicas, siniestras, retorcidas, sibilinas. Las guerras ya no tienen frentes, no existen los campos de batalla y las antiguas trincheras están llenas de un mortal cieno.
Para hacer el mal sólo hace falta querer hacer daño. La violencia sin sentido solo genera terror. Sus nuevas formas han encontrado en el miedo pavoroso y paralizador a su principal aliado.
Decía el Papa Francisco en unas declaraciones que “estamos ante la III Guerra Mundial a pedacitos”. Pedacitos de terror cuyas víctimas están indefensas. Pedacitos de miedo que se expanden como una mancha gris que nos hace perder libertad. Pedacitos de pánico que nos atenazan y nos hacen desconfiar del otro. Los lobos solitarios atrincherados están al acecho.
La No Violencia y la Paz nos harán más libres.