Es curioso ver como este espécimen de nuestra fauna ibérica contacta conmigo algo más que antes. Tal vez, puede que el estar en temas de gestión, sea una especie de reclamo, o es que yo estoy algo más susceptible a su detección.
He hecho esta referencia y paralelismo de estas personas tan molestas acordándome de lo que en la Biblia se describe, pues son todos los antiguos ángeles que fueron desterrados del cielo tras coalinearse con Satanás en sus tretas y malas acciones. Fueron los responsables por tanto de sus malas decisiones.
A todos seguro que se nos viene a la mente no pocos casos. No es más que esta persona que tras pasar un tiempo con un cargo, nombramiento o designación, es cesado o apartado de esas funciones y que se indigna por ello y se lamenta de forma continua por todos los lados por donde pulula. No es capaz de asimilar cómo es posible que se le haya apartado de ese puesto que estaba especialmente pensado para él y no otro…
Es fiel seguidor del sistema de selección por oposición a dedo conocido; un sistema de números clausus restringidos a su unidad. Un día se le señalo con consecuencias positivas, y en otro malogrado momento le enseñó por dónde se salía de esa poltrona tan mágica para él.
Son típicamente seres complejos de necesidad, que nunca integraron neurológicamente que andaban de paso por el puesto y que su vida se ha convertido en un continuo vagar por el lugar que no le gusta, y mucho menos se merecen. Pululan de continuo por un sistema piramidal que les es altamente resbaloso, pues por mucho que lo intentar escalar, no paran de resbalar, por mucho que intenten ascender por todos sus lados.
Su modo de abordaje a sus preciadas presas suele ser muy taimado y gamusino. Suele tantear el terreno en el que se va aproximando y finalmente, te suelen dar un consejo, que por supuesto, no se le ha solicitado. Al fin y al cabo, debes darte cuenta que son un recurso que no está bien utilizado y te brindan la “posibilidad” de que le reconozcas su valía…
Este “ente”, es una realidad en todos los niveles asistenciales de la sanidad, como en la sociedad en general. No se limita al lugar donde te encuentres, sino que vayas por donde vayas, te puedes encontrar con algún caso por muy raro que lo creas.
Otro detalle que les caracteriza es volcarse en las redes sociales. A poco que te fijes, ves que ya tienen esquilmados muchos lugares por donde anda. Son netamente cansinos con su situación, por lo que solo les queda en muchas ocasiones las redes sociales por donde poder clamar sus males e intentar captar algunos adeptos que le apoyen en su intento de solventar su inmerecida situación. Y a veces incluso llegan a conseguirlo y montar estructuras de cierta entidad incluso. Incautos no faltan, y encantadores de serpientes como estos tampoco…
Llama la atención la transfiguración que pueden realizar en caso que les lleves la contraria o minimices su versión del maleficio al que se le haya sometido. Es una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Desde ese momento, ya pasarás a su grupo de proscritos.
No es más que una especie de paternalismo espurio mal llevado. Toma a los que los rodean como seres indefensos que dependen de su persona y sobre todo, precisamos que siga ostentando su puesto previo: algo prioritario. Son ese tipo de personas que, un buen amigo me dijo, debería de ostentar un cargo o nombramiento por muy ridículo fuera. En su trabajo tuvieron un caso de estos y lo hicieron responsable de la supervisión de los ceniceros de la gran superficie donde trabajaba. Estuvo todo bien controlado hasta la entrada en vigor de la ley contra el tabaco.
No son más que la personificación de la cosificación. Se ven como una simple cosa que no tiene razón de ser tras la pérdida de su chapa en su pundonor. Supone un auténtico cataclismo social especialmente en épocas de grandes cambios políticos. Vamos, más bien, se puede denominar una época de plaga social.
Pero el gran problema de esta realidad social, no es más que la inexistencia de personas que se dignen a pararle y ponerles los pies en el suelo. Son raros los que se atreven a tener que lidiar con ellos y aguantar sus coletazos por el resto de sus vidas.
Dios me libre de ser yo el que les intente frenear en sus acciones…
Dr. Manuel Mª Ortega Marlasca.