Antonio Jesús Bellón Alcántara. Doctor y Académico Correspondiente de Medicina. Especialista en Medicina Interna y Aparato Digestivo. Miembro de la Asociación Española para el Estudio del Hígado. Y la inestimable colaboración de Pepe, miembro de Alcohólicos Anónimos.
Para intentar comprender la verdadera problemática del alcoholismo y del paciente alcohólico, es conveniente en primer lugar revisar algunos conceptos filosóficos sobre la verdad. Para la teoría perspectivista del conocimiento, defendida por Ortega y Gasset, la verdad es un prisma de infinitas caras, cada una de las cuales desvela un aspecto nuevo y complementario de la realidad. Ésta, según Ortega, no es una sino múltiple, ya que ofrece muchas facetas y cada “espectador” la contempla desde una perspectiva distinta.
Enfocado así el tema del alcoholismo y del paciente alcohólico, comprenderemos mucho mejor cómo la perspectiva y, por tanto, el concepto que se tenga acerca de este gran problema es muy diferente según la persona que lo contemple: el propio paciente, su pareja, sus hijos, sus familiares más cercanos, sus amistades, sus vecinos, sus compañeros de trabajo, su psicólogo o psiquiatra, su hepatólogo…Cada uno de ellos se creará su propia verdad porque cada uno la contempla desde su punto de vista, desde su propia perspectiva.
El título de este artículo Días de vino y rosas hace alusión a la estupenda película homónima estadounidense Days of wine and roses dirigida por Blake Edwards en 1962, e interpretada magistralmente por Jack Lemmon y Lee Remick. A mi juicio, es una película realista, didáctica, terapéutica y, hasta cierto punto, esperanzadora.
En el film destaca el papel fundamental de Alcohólicos Anónimos, una comunidad internacional de ayuda mutua conformada por alcohólicos en recuperación y fundada en 1935 por William Griffith Wilson y Robert Holbrook Smith, iniciando sus primeras reuniones en Akron, Ohio (EE.UU.).
Freud, en su obra El malestar en la cultura afirma que el ser humano siempre está motivado a buscar la felicidad y a tratar de evitar el displacer, definiendo como “quitapenas” todas aquellas sustancias que le permitan escapar del mismo. Una de estas sustancias es el alcohol, el cual permite al individuo evadir momentáneamente la realidad adversa que le abruma.
En España se producen anualmente unas 20.000 muertes relacionadas con el consumo excesivo de alcohol. En mayo de 1993 inicié un estudio prospectivo sobre la cirrosis hepática e incluí en el mismo a 100 pacientes cirróticos, 52 eran varones y 48 mujeres. La edad media de los enfermos en el momento del diagnóstico era de 60,85 años. El alcohol fue la primera causa de la cirrosis en los varones (23/52; 44,2%) y la sexta etiología en las mujeres (2/48; 4,2%). Han pasado 30 años desde aquel estudio; es muy probable que si volviera a repetirlo en la actualidad el porcentaje de mujeres afectas de cirrosis enólica sería significativamente mayor. En otro estudio que realizamos en 1997 sobre el hepatocarcinoma en 34 pacientes, 25 varones y 9 mujeres, con una edad media de 64,29 años, el tumor asentó sobre una cirrosis alcohólica en el 20,6% de los enfermos.
Aunque mueren más varones que mujeres por el consumo de alcohol, un reciente estudio publicado en JAMA Network Open constata que la diferencia se está reduciendo. En EE.UU. las muertes relacionadas con el alcohol se mantuvieron estables para ambos sexos hasta 2007; a partir de 2018, las muertes de mujeres comenzaron a aumentar un 15% anual, frente a un aumento del 12,5% para los varones.
Numerosos estudios han mostrado que la hepatopatía alcohólica aparece en las mujeres con menos años de consumo de alcohol y con un consumo diario más bajo que en los varones.
Existen diversas razones que pueden explicar estas diferencias entre ambos sexos, pero nos interesa destacar la siguiente: el hígado es el principal órgano responsable del metabolismo del etanol, el cual se metaboliza sobre todo por la enzima alcohol deshidrogenasa; pues bien, la actividad de esta enzima es significativamente menor en la mujer que en el varón. Este hecho implica que el efecto tóxico del etanol sea más acusado en el caso de la mujer.