Antonio Jesús Bellón Alcántara, Doctor y Académico Correspondiente de Medicina Especialista en Medicina Interna y Aparato Digestivo Miembro de la Asociación Española para el Estudio del Hígado .
<< Hoy se hace más necesario que nunca el equilibrio entre la tecnología y la práctica humana del arte de curar, lo que Erich Fromm en su obra La revolución de la esperanza denomina tecnología humanizada. Por ello, bienvenidos sean todos los avances tecnológicos que nos permitan diagnosticar y tratar más y mejor a nuestros enfermos, a condición de que no supongan un menoscabo de la relación humana entre el paciente y su médico >>.
Comienzo el presente artículo con este destacado de la Introducción de mi libro Reflexiones sobre la Medicina, el enfermo y el médico, que se publicó recientemente en la revista Medicina Gaditana por gentileza del Colegio de Médicos de Cádiz. Cuando lo escribí en 2018 no podía imaginar que, sólo cinco años después, la Inteligencia Artificial (IA) fuera a ser ya una realidad. ¡Pues ya la tenemos aquí y ha venido para quedarse! Y ya han surgido las primeras voces de alarma acerca de los potenciales peligros que entraña la IA. Paradójicamente, han sido unos 350 de los mayores investigadores y ejecutivos de IA a nivel global los que firmaron el 30 de mayo de 2023 una declaración alertando de la necesidad de controlar la IA a fin de evitar posibles daños colaterales graves, tales como destruir empleos de forma masiva o generar desinformación. Y lanzaron una dura advertencia: <<Mitigar el riesgo de extinción por la IA debería ser una prioridad mundial junto con otros riesgos a escala social, como las pandemias y la guerra nuclear>>. Entre los firmantes de la declaración se encontraban Geoffrey Hinton, Yoshua Bengio y Demis Hassabis. Los tres son considerados como los padres de la IA y fueron reconocidos en 2022 con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Otro firmante destacado es Sam Altman, quien ha señalado que la IA debería tratarse <<con el mismo cuidado>> que el armamento atómico y abogó por la creación de un organismo internacional encargado de su control.
Esperemos que nunca se cumplan tan funestos vaticinios y confiemos en que el homo sapiens sapiens sea capaz de manejar, controlar y regular adecuadamente lo que él mismo ha creado.
Muy recientemente, la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), de la cual soy miembro desde hace muchos años, ha puesto a disposición de sus socios la LiverAI, inteligencia artificial aplicada fundamentalmente al hígado. Según el Dr. Turnes, de la AEEH, el objetivo de la misma es que cuando interactuemos con ella nos genere respuestas, no una simple recopilación de datos. Y este hecho, según él, es precisamente lo que diferencia a la AEEH de cualquier otra sociedad científica en el mundo que, hasta la fecha, no pueden ofrecer a sus socios lo que la AEEH sí está haciendo ya a día de hoy.
LiverAI es un asistente de IA desarrollado por la AEEH de la que existen dos versiones: LiverAI Turbo que utiliza la tecnología GPT3.5 y LiverAI Advanced que utiliza la tecnología GPT4, la cual es más avanzada y sofisticada. Aunque es un poco más “lenta” que la Turbo, su capacidad para comprender y procesar el lenguaje natural de manera más profunda la convierte en una herramienta más inteligente y eficaz.
Los asistentes de IA pueden ser muy útiles en Medicina para análisis de datos, traducción de idiomas, generación de resúmenes, clasificación y organización de datos, simulaciones y modelización, predicción y toma de decisiones, optimización de procesos, dietas y ejercicios personalizados…
En cuanto a sus limitaciones, es necesario tener en cuenta que dicha IA no está conectada a Internet, lo que significa que no puede acceder a información en tiempo real, y su capacidad para analizar y procesar información se limita a aquella que ha sido establecida previamente en sus algoritmos y bases de datos. Los datos que utiliza LiverAI para proporcionar información son actualizados hasta el año 2021, por lo que es posible que no tenga información más reciente. La IA de la AEEH puede ayudar a los usuarios a encontrar información relevante sobre el hígado y las enfermedades hepáticas, pero siempre es importante tener en cuenta sus limitaciones y confiar en la supervisión humana para garantizar la precisión y fiabilidad de la información. El límite máximo para cada conversación es de aproximadamente 1500 palabras; si el texto excede este límite podría afectar a la calidad de la respuesta.
En cuanto pude disponer de esta nueva herramienta que la AEEH ponía a mi disposición, me decidí a probarla. Para ello, utilicé casos clínicos reales de mis pacientes, ya resueltos anteriormente, para así poder comprobar su funcionamiento y, sobre todo, su verdadera utilidad. A continuación exponemos el caso clínico de un varón con patología hepática en el que he interactuado con LiverAI Advanced. En todas las ocasiones los tiempos de respuesta fueron inferiores a tres minutos.
Caso clínico.
Pregunta: Varón de 61 años afecto de hepatopatía crónica avanzada compensada por VHC, genotipo 4, con alta carga viral. Presenta una lesión ocupante de espacio de 11 mm en el lóbulo hepático derecho, sugestiva de hemangioma en la ecografía y de posible hemangioma atípico en la RM. La alfa fetoproteína se encuentra ligeramente elevada (10,6). Pauta de actuación recomendada.
Respuesta de LiverAI: <<La situación clínica descrita presenta un paciente con hepatopatía crónica avanzada por VHC, genotipo 4 y una lesión hepática con características sugestivas de hemangioma atípico. La elevación leve de la alfa-fetoproteína también requiere una evaluación cuidadosa. La pauta de actuación recomendada abarca los siguientes aspectos:
1.-Control de la infección por el VHC: Sería prioritario iniciar un tratamiento antiviral para erradicar el VHC y prevenir la progresión de la enfermedad hepática. Los tratamientos de acción directa (DAA) han demostrado ser altamente efectivos en el tratamiento de la infección por VHC, incluso en pacientes con genotipo 4. La elección del tratamiento debe ser individualizada en función de las características del paciente y debe ser supervisada por un hepatólogo especializado en el manejo del VHC.
2.-Evaluación de la función hepática: Dado que el paciente padece una enfermedad hepática avanzada compensada, es fundamental realizar una evaluación de la función hepática mediante pruebas de bioquímica hepática, coagulación y albúmina, entre otros parámetros. Además, es importante realizar una evaluación no invasiva del grado de fibrosis hepática (p.e., elastografía por transitorio -léase elastografía de transición- o FibroScan) para determinar el grado de cirrosis y el riesgo de descompensación.
3.-Caracterización de la lesión hepática: Aunque la ecografía y la resonancia magnética sugieren un posible hemangioma atípico, es importante descartar otras posibles etiologías, como el carcinoma hepatocelular (HCC), especialmente en el contexto de enfermedad hepática crónica avanzada y alfa-fetoproteína elevada. Este proceso podría incluir la realización de estudios de imagen adicionales, como una tomografía computarizada con triple fase o una biopsia de la lesión hepática guiada por imagen si fuera necesario.
4.-Seguimiento a corto y largo plazo: El paciente debe ser seguido de cerca para monitorizar la evolución de su enfermedad hepática y la posible lesión hepática. Se debe realizar un seguimiento de los marcadores tumorales (como la alfa-fetoproteína) y de la función hepática. Además, se debe realizar un seguimiento periódico con ecografía cada 6 meses como mínimo para el cribado de HCC y el seguimiento de la lesión hepática, ajustando el plan de manejo según los resultados obtenidos y la evolución clínica del paciente.
5.-Vacunación y prevención de infecciones: En el contexto de la pandemia de COVID-19, el paciente debe ser considerado como un individuo de alto riesgo y se debe ofrecer la vacunación contra el SARS-CoV-2. Además, se deben aplicar otras medidas preventivas como la vacunación contra la hepatitis A y B (léase si no estuviera inmunizado), el neumococo y la gripe.
Cabe destacar que estas recomendaciones son de carácter general y que la decisión final sobre el enfoque terapéutico y de seguimiento debe tomarse en el contexto individual del paciente, preferentemente en conjunto con un hepatólogo experto en el manejo de la infección por VHC y enfermedades hepáticas avanzadas. >>
Comentarios del autor al caso clínico: La problemática principal, a mi juicio, de este paciente era la lesión ocupante de espacio (LOE) de 11 mm que presentaba en el lóbulo hepático derecho. Aunque el hemangioma sugerido en la ecografía y el TAC es un tumor benigno muy frecuente, sin embargo, la presencia de una LOE en un hígado cirrótico debe ser considerada un hepatocarcinoma, mientras no se demuestre lo contrario. Por ello, no consideramos suficientemente resolutiva la información de la ecografía y de la RM y recurrimos a la realización de una ecografía hepática con contraste (Sonovue), cuyo diagnóstico fue el siguiente: Comportamiento de lesión focal hiperecogénica en segmento VII hepático compatible con lesión benigna tipo angioma.
Como ya he comentado anteriormente, la consulta a LiverAI la hice a posteriori, una vez diagnosticado y tratado el paciente, a fin de probar la precisión y utilidad de dicho asistente de IA. Por ello, me produjo cierta extrañeza que LiverAI no hubiera mencionado en el punto 3 la posible realización de una ecografía con contraste (aunque sí un TAC con triple fase), por lo que volví a preguntar al asistente:
Pregunta: ¿Sería interesante realizar una ecografía hepática con contraste?
Respuesta de LiverAI: <<En el caso de un paciente con hepatopatía crónica avanzada compensada por VHC y una lesión ocupante de espacio en el hígado, es fundamental determinar la naturaleza de esta lesión para guiar el manejo clínico. La ecografía y la resonancia magnética son herramientas de diagnóstico útiles, pero pueden no proporcionar información definitiva en algunos casos. La ecografía hepática con contraste podría ser útil para caracterizar mejor la lesión hepática en este escenario clínico. El uso del contraste, como el microburbuja de sulfuro de gas perfluorocarbonado, mejora la detección y caracterización de lesiones focales hepáticas al proporcionar imágenes en tiempo real de la perfusión y la vascularización de la lesión. Esto puede ayudar a diferenciar entre lesiones benignas, como hemangiomas, y lesiones malignas, como el carcinoma hepatocelular.>>
Comentario del autor: Como podemos observar, LiverAI no entra a comparar la sensibilidad y especificidad de la ecografía con contraste respecto al TAC con triple fase, en esta situación concreta pero, en mi opinión, el planteamiento que ha realizado sobre este caso ha sido acertado y preciso. No obstante, queremos intentar resolver la cuestión siguiente: Ante una LOE ocupante de espacio en el hígado, ¿Cuál sería la técnica de imagen más resolutiva? Para ello, preguntamos de nuevo a LiverAI.
Pregunta: Comparativa entre ecografía, ecografía con contraste, TAC con triple fase y RM en el diagnóstico diferencial de lesiones benignas y malignas del hígado.
Respuesta de LiverAI: <<Las principales técnicas de imagen utilizadas para el diagnóstico de lesiones hepáticas son la ecografía, la ecografía con contraste, la tomografía computarizada (TAC) con triple fase y la resonancia magnética (RM). Cada una de estas técnicas tiene fortalezas y limitaciones únicas en el diagnóstico de lesiones hepáticas benignas y malignas, y la elección de la técnica adecuada depende de varios fectores, incluyendo la sospecha clínica y la disponibilidad de cada método en el centro médico.
La ecografía es una técnica de imagen no invasiva y ampliamente disponible, que se utiliza comúnmente para el diagnóstico de las lesiones hepáticas. Las lesiones hepáticas se pueden identificar por su apariencia ecográfica, como su tamaño, forma, borde y características del tejido. En general, la ecografía es menos sensible para detectar lesiones pequeñas o aquellas que están ubicadas detrás del gas intestinal.
La ecografía con contraste es una técnica de imagen que utiliza agentes de contraste para mejorar la visualización de las lesiones hepáticas. Los agentes de contraste se inyectan por vía intravenosa y mejoran la visualización de las lesiones mediante el realce del contraste entre el tejido hepático normal y el tejido lesionado. La ecografía con contraste es útil para la diferenciación entre lesiones hepáticas benignas y malignas, y puede ser especialmente útil para la identificación de lesiones pequeñas.
La TAC con triple fase es una técnica de imagen que utiliza una serie de imágenes para evaluar el hígado en tres fases diferentes: la fase arterial, la fase portal y la fase tardía. En la fase arterial, se inyecta un medio de contraste intravenoso para identificar el realce arterial de las lesiones hepáticas. En la fase portal, se evalúa el realce de las venas hepáticas y la perfusión del tejido hepático. En la fase tardía, se evalúa el realce tardío de las lesiones. La TAC con triple fase es útil para la identificación de lesiones hepáticas y para la diferenciación entre lesiones hepáticas benignas y malignas.
La resonancia magnética es una técnica de imagen no invasiva que utiliza campos magnéticos y ondas de radio para generar imágenes detalladas del tejido hepático. La resonancia magnética proporciona una excelente resolución anatómica, lo que permite la identificación de lesiones hepáticas pequeñas y la diferenciación entre lesiones hepáticas benignas y malignas. Además, la resonancia magnética puede ser útil en la evaluación de las características de las lesiones, como la composición del tejido, el grado de vascularización y la presencia de necrosis.
En resumen, cada técnica de imagen tiene fortalezas y limitaciones únicas en el diagnóstico de lesiones hepáticas benignas y malignas. La elección de la técnica adecuada depende de varios factores, como la sospecha clínica y la disponibilidad de cada método en el centro médico. En general, la ecografía con contraste y la resonancia magnética son técnicas de imagen útiles para la identificación y diferenciación de lesiones hepáticas benignas y malignas.>>
Para finalizar, y tras haber interactuado ya en varias ocasiones con un asistente de IA como es LiverAI, en mi opinión, la IA es una herramienta muy prometedora y con un enorme potencial en Medicina. Hace unos días hemos podido conocer la noticia de que un grupo de investigadores de EE.UU. y Canadá han desarrollado en tiempo récord, mediante la IA, un antibiótico al que han denominado Abaucina, capaz de destruir la bacteria Acinetobacter baumannii, una de las tres superbacterias a las que la OMS califica como amenaza crítica ya que es resistente a casi todos los antibióticos.
Es responsabilidad de toda la humanidad hacer de la Inteligencia Artificial un uso adecuado y racional para que no suponga amenaza alguna a la propia existencia de la vida en nuestro planeta.