Antonio Ares Camerino
Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. 12 de Junio 2021.
«Todos sabían que la convocatoria había sido a través del Servicio Público de Salud, pero no llegaban a entender que no se hubiese realizado por grupos de edad. A las puertas del Centro de Vacunación, a cielo abierto, habían citado a personas de entre 50 y 90 años. Cada uno estaba en su cola, pero en los prolegómenos del pinchazo las tertulias estaban garantizadas. Eso sí, con mascarillas, guardando la distancia de seguridad y las manos impregnadas de gel hidroalcohólico. Todos hablaban de las bondades de nuestro Sistema Sanitario y de la entrega de sus profesionales. Algunos añadieron también entre los logros alcanzados la universalidad y la gratuidad de nuestro Sistema Educativo. Las personas cincuentonas reconocieron que la educación obligatoria había sido todo un hito sin precedentes. Las sesentonas opinaban que, aunque no era obligatoria en su época, casi todas habían podido completar sus estudios de primaria, algunos incluso los de secundaria; y había incluso quien había llegado a la Universidad Pública. Las ochentonas se acordaban de cuando tuvieron que abandonar el colegio para ponerse a trabajar a edades tempranas. La señora Juana decía que con apenas doce años empezó a trabajar en un taller de costura. Primero repartiendo por las casas de la clientela la ropa a medida y después como experta sastra de uniformes de marina. El señor Dionisio recordaba que, sin alcanzar aún la altura del mostrador, empezó a trabajar en la tienda de ultramarinos de la familia. Allí manejaba sacos de muchos kilos y tenía un horario de principio a fin. Por aquel entonces el trabajo infantil, para ayudar al sustento de la familia, era una auténtica necesidad. El derecho a la educación, y a tener una infancia y adolescencia acordes con un desarrollo personal pleno, se veía cercenado por el trabajo desde temprana edad. Tener hijos era sinónimo de mano de obra y soporte familiar».
En julio de 2019 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas decidió dedicar 2021 como el Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil.
El Convenio nº 182 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre las Peores formas de Trabajo Infantil, tiene lugar en un momento en el que la crisis de la Covid-19 amenaza con retroceder años en los avances para afrontar el problema. Para el día Mundial de este año se promueve una “Semana de Acción” en torno al 12 de junio.
Uno de cada 10 de todos los niños y niñas del mundo están en situación de trabajo infantil. Desde el año 2000 se está produciendo una disminución de la infancia que es explotada, en edades que para la misma sólo son pertinentes la educación y el derecho a unos cuidados acordes con la edad. En los últimos años se ha producido una importante desaceleración de dicho logro. Muchos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y Agenda 2030 van en la línea de acabar con esta lacra de explotación, y casi esclavitud, de los más débiles. Erradicación de la pobreza, Salud y Bienestar, Educación de calidad, Promoción de la igualdad de Género, entre otros.
En los países pobres uno de cada cuatro niños y niñas de entre 5 y 17 años de edad realizan trabajos perjudiciales para su salud y su desarrollo. En África 72 millones de niños y niñas realizan trabajo infantil en situaciones de casi explotación. En Asia y la Zona de Pacífico son más de 60 millones y en América Latina superan los 40 millones. Este trabajo infantil se concentra en la agricultura, pesca y ganadería con un 71%, el 17% en el sector servicios y el 12% en la industria, principalmente en la minería. La precariedad de las condiciones de trabajo, el silencio cómplice de una sociedad que mira hacia otro lado y el abandono son la entrada a la explotación y a los abusos sexuales. Imágenes de niños trabajadores en minas de oro de Perú, manos infantiles cosiendo balones en Asia, niñas de corta edad recogiendo flores de jazmines a la luz de la luna en Egipto, niñas rarámuri en la Sierra de Chihuahua de Méjico recogiendo chiles, vertederos de las megalópolis de Brasil donde pululan niños y niñas hurgando entre montañas de basura, son sólo algunos de los ejemplos que deberían hacer sonrojar a esta humanidad del siglo XXI.
En este asunto vital para el futuro de la humanidad no cabe aplicar la propiedad conmutativa de la multiplicación. No es lo mismo Menuda mano de Obra, que Mano de Obra Menuda.
BIBLIOGRAFÍA
www.comerciojusto.org Guía didáctica: Trabajando la infancia. Comercio Justo y Explotación Infantil.
www.unicef.es Hacia una generación libre de trabajo infantil