Antonio Ares Camerino
El último libro del divulgador inglés Bill Bryson, titulado “El Cuerpo Humano: guía para ocupantes”, combina la fascinación con lo extraordinario y lo maravilloso con lo inexplicable de nuestro continente y contenido. 37 billones de células, todas ellas en conexión. A lo largo de la vida damos más de 200 millones de pasos, segregamos más de 90.000 libros de saliva, nuestros riñones filtran a diario más de 180 litros de agua, o lo que es el equivalente a una bañera llena. Nuestros músculos y tendones soportan cargas y realizan movimientos imposibles de superar por cualquier máquina diseñada exprofeso. Y pasamos durmiendo un tercio de nuestra vida, el equivalente, en el mejor de los casos, a casi 30 años.
El viernes anterior al equinoccio de primavera se celebra el Día Mundial del Sueño, una fecha de gran relevancia para lo que podemos considerar una de las partes fundamentales de nuestras vidas.
La calidad de nuestro sueño influye de manera determinante en la calidad de nuestra vida. La mayoría de las personas no logran descansar la cantidad de horas que se requieren para tener un sueño reparador. Si la media de horas necesarias se considera alrededor de ocho, las necesidades pueden variar según las personas y la edad. Desde pasarnos el día durmiendo cuando somos recién nacidos a tener un sueño frágil y fragmentado, a deshoras y de mala calidad cuando entramos en la edad provecta.
Se calcula que entre el 20% y el 48 % de la población adulta sufre dificultad para iniciar o mantener el sueño. En España se estima que más de cuatro millones de personas sufren algún tipo de trastorno del sueño, crónico y en muchos casos grave.
El sueño cumple un papel fundamental en el equilibrio de nuestro metabolismo, en nuestro sistema inmunológico, en nuestro estado de ánimo, en nuestra memoria y en nuestra capacidad de aprendizaje. Nuestro cuerpo adquiere su plenitud de crecimiento gracias a que crecemos mientras dormimos el número de horas suficiente en la infancia y adolescencia. No dormir las horas suficientes conlleva a que surjan complicaciones endocrinas, metabólicas, psicológicas, inmunológicas y psicomotoras. El mal sueño puede ser un factor desencadenante de trastornos de tipo neurológico como la demencia, el Parkinson o enfermedades neuromusculares.
España, en líneas generales, es un país que duerme poco. Los horarios laborales, la conciliación de la vida familiar y el ocio están reñidos con el cumplimiento de unas medidas higiénicas acordes con un sueño saludable. El ocio, tanto el que realizamos fuera de casa como el que a diario podemos disfrutar de puertas a dentro, sobrepasa con creces lo que podemos considerar como hábitos de sueño sano. El “Prime Time” de las principales cadenas de televisión va más allá de lo que podríamos considerar como saludable. A la mañana siguiente, el despertar remolón no pierde comba y nos lleva en volandas al lugar de trabajo al clarear el día pero con falta de sueño.
La Fundación World Sleep Society considera que un buen sueño es uno de los pilares esenciales para tener una buena salud. Para ello ha propuesto algunos consejos útiles:
- Los trastornos del sueño, pueden prevenirse y tratarse. No son un problema menor que nos podamos autogestionar y mucho menos automedicar, por ello es recomendable consultar con un especialista.
- Un sueño de calidad está determinado por la cantidad de horas adecuadas que dedicamos al descanso. Ello nos dará fuerza y energía para que nuestra salud no se vea afectada. Tenemos que establecer nuestro horario de sueño y cumplirlo de manera regular.
- Es importante que el sueño sea profundo e ininterrumpido para que sea reparador.
- Usar ropa cómoda y fresca para dormir, y asegurarse de que la habitación tiene una temperatura agradable.
- Si es de siesta evite que ésta sea larga.
- Evite comer o hacer ejercicio por lo menos tres horas antes de acostarse.
- Evite la ingesta de bebidas como café, té, chocolate o alcohol al menos seis horas antes de irse a descansar.
- Evite el uso de dispositivos electrónicos (TV, ordenadores, teléfonos móviles, tables) por lo menos una hora antes de acostarse, y sobre todo no haga uso de ellos en la cama.
- Evite al máximo el ruido y la luz de la habitación
- Reserve la habitación pare el sueño (Y para el sexo). No utilice el dormitorio como espacio de trabajo o como zona de esparcimiento.
El lema de este año “Better sleep, better life, better planet”
¡A la cama, que ya es hora!
BIBLIOGRAFÍA