Antonio Ares Camerino
“Cada tres semanas tenía que acudir a su Centro de Salud. Esa rutina le había venido muy bien. Su vida social había sido tan reducida que se limitaba a alguna que otra conversación rutinaria sobre el tiempo y la ropa con la vecina de enfrente. Desde que se había quedado viuda -iba ya para tres años que su Paco murió de manera repentina- la soledad se había ido a vivir con ella. Todos los miércoles, cada veintiún días, tenía su tertulia a las puertas de la consulta del Sintrom. Personas de diferentes edades contaban sus vicisitudes con el INR. Todos se habían tatuado en su mente que tenía que estar lo más cercano al dos y medio. Habían interiorizado una dieta, no muy estricta pero sí algo rigurosa, con alimentos y productos a evitar. Sin saber cómo habían descubierto una vitamina llamada K, que servía para la coagulación. ¡Ojalá todo el peaje a pagar por una enfermedad fuera este! Poder tener una tertulia, seguida de desayuno, con amigas y amigos anticoagulados”.
Cada 18 de noviembre se conmemora el Día Mundial del Paciente Anticoagulado, una efeméride se realiza con el objetivo de dar la importancia que tiene esta “dolencia”.
Según la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN), cerca de un millón de personas viven anticoaguladas en España, una cifra en aumento debido al envejecimiento de la población y al incremento de los factores de riesgo.
Los pacientes anticoagulados son aquellos que toman una medicación para que la sangre no coagule con facilidad y, así, prevenir embolias cerebrales o trombosis venosas o arteriales, y otras patologías cardiovasculares. Estos fármacos dificultan la coagulación de la sangre y, de esta forma, previenen la formación de coágulos. Sólo se usan en aquellos casos en los que existe un proceso anormal de la coagulación de la sangre que provoca un alto riesgo de trombosis.
¿QUIÉN TIENE QUE TOMAR ANTICOAGULANTES ORALES?
Pacientes que hayan sufrido una trombosis o una embolia para prevenir que se repita.
Personas que aun no habiendo sufrido trombosis o embolia presentan alguna situación que les hace tener riesgo de padecerlas como: válvulas enfermas en el corazón para evitar que sufran una embolia, válvulas artificiales para evitar que se obstruyan, personas con el corazón muy dilatado para que no les dé una embolia, personas con trastornos del ritmo cardiaco para que no sufran una embolia y aquellas que padezcan defectos congénitos en la sangre que les hagan más propensas a sufrir trombosis.
Las recomendaciones para los pacientes anticoagulados no son complejas pero sí deben ser estrictas:
- Tomar el medicamento siempre a la misma hora, lejos de las comidas y seguir la dosis exacta indicada por el médico.
- No tomar ningún medicamento sin haber consultado antes a su médico.
- Evitar el alcohol.
- Ante la presencia de vómitos, diarrea o fiebre, consultar al médico por si es necesario realizar controles adicionales.
- Acudir al control ante la presencia de efectos secundarios como hemorragia nasal, sangre en orina o heces, heces negras y pastosas, esputos con sangre o hematomas espontáneos.
- Llevar encima algún tipo de identificación que indique que está bajo tratamiento con anticoagulantes.
- Evitar deportes de contacto.
- Informar que sigue un tratamiento anticoagulante antes de someterse a una extracción dental, a una intervención quirúrgica o en caso de sufrir un accidente.
- No utilizar inyecciones intramusculares.
- En caso de embarazo o sospecha del mismo, contactar con médico.
- Para medir la rapidez de coagulación en la sangre es necesario realizar una prueba INR (Razón Normalizada Internacional por sus siglas en inglés), término adoptado por la Organización Mundial de la Salud.
En la última década se han comercializado fármacos anticoagulantes que suponen una alternativa más efectiva y más segura para aquellos pacientes que padecen de fibrilación auricular. Las Guías de Práctica Clínica de las sociedades de cardiología europeas y americanas consideran como primera opción terapéutica la administración de este tipo de fármacos.
Un mal control del paciente anticoagulado se traduce en 32.000 muertes al año, un 2% más de mortalidad que entre aquellos con control adecuado. Los pacientes reclaman a las administraciones sanitarias mayor atención en este asunto.
Hay evidencias de que el control del paciente anticoagulado es mejorable.
El 50% de los pacientes anticoagulados está mal controlado y el 32% de los que toman anticoagulantes abandona el tratamiento.
Estos datos confirman la necesidad de aportar soluciones efectivas que ayuden a garantizar la seguridad de estos pacientes. “El buen control de la anticoagulación es posible, pero exige la implicación de todos: pacientes, profesionales sanitarios y administraciones sanitarias”, se subraya desde la FEASAN.
El incumplimiento terapéutico, las barreras burocráticas, la implantación de sistemas de autocontrol y la formación de los profesionales sanitarios serían los elementos fundamentales para conseguir un control adecuado, ello siempre con el consenso de las Comunidades Autónomas y del Ministerio de Sanidad.
BIBLIOGRAFÍA
Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN)
https://www.aa-hh.org/events/dia-mundial-paciente-anticoagulado/ Asociación Andaluza de Hematología y Hemoterapia