LA MEDICINA SOCIAL
Antonio Ares Camerino
El modelo que concibe al ser humano como una unidad biopsicosocial emerge frente al modelo biologicista que considera al ser humano como un simple ser vivo. Nadie cuestiona la importancia que adquieren las relaciones humanas y los comportamientos en las diferentes maneras de enfermar, y lo que es más importante aún, en el llamado “emponderamiento” (la capacidad personal de asumir habilidades y responsabilidades para resolver problemas, la capacidad de autogestión de los conflictos). Todo ello hace que no existan ni enfermedades ni enfermos, sino situaciones patológicas que se afrontan y resuelven de muy diversas maneras.
La Medicina Social puede ser considerada como una forma de ejercer la medicina que asume contenidos, competencias y recursos de las ciencias sociales. Esta forma de entenderla se ocupa del binomio salud-enfermedad, pero no de una forma individualizada sino atendiendo a la persona como sujeto perteneciente a un grupo social.
Los que se consideran padres de la Medicina Social son Sidney y Emily Kark. En la década de los 40 y 50 del siglo XX iniciaron una práctica pionera en la medicina, uniendo los paradigmas clásicos de la atención clínica individualizada y las novedades de la salud pública, que por aquel entonces cumplía con la encomiendas de la recién creada Organización Mundial de la Salud (OMS). Ellos establecieron como fundamental que a la hora de enfermar y de sanar a la persona la debemos considerar inmersa en una comunidad, en un grupo al que tendrá que recurrir. La provisión de cuidados en las etapas fundamentales de la vida, la infancia y la senectud, depende de la red de apoyo social con que cuente la comunidad.
Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en las que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen. El Sistema de Salud, a veces sobrevalorado, también influye, pero en menor medida. Estos determinantes son los que explican la mayor parte de las desigualdades e iniquidades en salud. Éstas diferencias, injustas y evitables, ponen en jaque muchas de las políticas sanitarias establecidas por gobiernos liberales, donde la salud, y todo lo que rodea a su provisión, se convierten en elementos regulados por los mercados.
En 1974 el Ministro canadiense de Salud M Lalonde elaboró un informe donde se atribuían a los factores relacionados con los estilos de vida y el medio ambiente la mayor responsabilidad encuanto al nivel de salud de un individuo o de una comunidad, dejando en un segundo nivel a los elementos relacionados con la genética y los sistemas de salud.
En 1983 se acuño el término APOC (Atención Primaria Orientada a la Comunidad) y se definió como “una forma práctica de la medicina, la enfermería y del resto de las ciencias de la salud enfocada a la atención de las personas que se sienten sanas o enfermas, o que se encuentran en riesgo de enfermar, mientras que también está enfocada en la promoción de la salud de la comunidad como un todo o cualquiera de sus grupos”.
La Medicina Social juega un papel importante en la integración de todos los determinantes sociales de la salud. El primer informe sobre Desigualdades y Salud en Andalucía elaborado por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Andalucía publicado en 2008 concluía que para acabar con estas desigualdades que tanto perjudican es preciso conocer mejor las desigualdades en salud para poder desarrollar políticas más eficientes de equidad en el sistema sanitario. Por otro lado es necesario visibilizar públicamente el enorme beneficio en salud que supondría la reducción de las desigualdades y desarrollar liderazgo político para avanzar en esa línea.
Todas las políticas públicas y privadas deben ser evaluadas en cuanto a su impacto en la salud de la comunidad, de no ser así las desigualdades pueden que se acrecienten.
En estos momentos de una medicina altamente tecnificada y con políticas de recortes que van a provocar una reorientación de nuestro sistema público de salud apostar por un modelo basado en la medicina social puede servir para conseguir un sistema sanitario más eficiente y que reporte mayor grado de bienestar a la comunidad.